Jokin Aperribay ha comparecido en las instalaciones del estadio de Anoeta en proceso de renovación, con una obra completada al 50%, que comenzó hace un año y que aún durará otro más, pero que permitirá a la Real disputar en un semirrenovado Anoeta el sábado su primer partido liguero como local ante el Barcelona, tras jugar como visitante sus anteriores tres encuentros frente al Villarreal, el Leganés y el Eibar.

«Por fin estrenamos la temporada en casa, –hasta ahora– no habíamos podido hacerlo. Hemos tenido que jugar tres partidos fuera, lo que desde el inicio de temporada ha sido casi un mes. La afición aún no ha podido tener contacto directo con el equipo», ha descrito la situación Aperribay, antes de desvelar que, cuando se le planteó al club la posibilidad de disputar fuera alguno de sus primeros partidos como local, la directiva tuvo «muy claro» que, después de todo esto, «mejor en casa con alguna incomodidad que fuera» sin ellas.

El presidente realista ha insistido en que acudir a un campo foráneo «era una solución que no podía ser» tras el «tremendo esfuerzo que se ha hecho este verano» para poder jugar en casa frente al Barcelona en Anoeta, un campo que ha descrito como «completamente diferente» si se contrastan las imágenes de las instalaciones del final de la pasada Liga y las que han podido tomar esta misma mañana los reporteros gráficos, con un precioso césped completamente asentado en el terreno de juego.

Si bien el aspecto de la parte exterior del campo aún es el de una zona en período de obras –con una gran grúa en la zona sureste, el fondo norte (el próximo en ser derruido) totalmente vallado, y la cobertura azul que caracterizará al estadio a medio instalar–, el interior cuenta ya con todo lo imprescindible para la disputa de un partido de fútbol.

Es precisamente esta parte interior la que permite más que entrever lo que será el futuro Anoeta: un estadio sin pistas de atletismo, con una playa de gradas pegada al terreno de juego, al estilo de los mejores campos británicos, y una cobertura proporcionada por una enorme cercha que garantiza el ambiente de las más modernas instalaciones europeas.

Unas condiciones que, como ha comentado Aperribay, harán del partido ante el Barça, el próximo sábado, «un día muy especial», porque, tras 25 años, una generación que no pudo ver jugar a la Real en el vetusto campo de Atotxa podrá disfrutar del juego de su equipo sin el obstáculo de unas pistas de atletismo, además de coincidir en el tiempo con el homenaje de retirada que se tributará a Imanol Agirretxe, quien recibirá la insignia de oro y brillantes del club y que marcará «simbólicamente» el primer gol del nuevo Anoeta, en los prolegómenos del encuentro ante el conjunto catalán.

Grada «Aitor Zabaleta»

La inauguración de la grada de animación «Aitor Zabaleta», que lleva el nombre del aficionado realista asesinado por seguidores del Atlético de Madrid, será un aliciente más que permitirá a los aficionados sobrellevar con menor molestia las incomodidades de un estadio aún en obras con un aforo aún reducido a 28.995 personas, de las cerca de 40.000 plazas que contará en un futuro, lo que impedirá sacar a la venta ninguna entrada para este partido y para el que el Barcelona tan solo recibirá unas decenas de localidades.

Aperribay ha insistido además en que la seguridad en este encuentro está «garantizada al 100%», si bien se recomienda a los socios acudir con antelación al estadio, que abrirá sus puertas dos horas antes del choque y en el que más de 120 voluntarios ayudarán a los aficionados a encontrar sus localidades y familiarizarse con su nuevo estadio que cuenta también con importantes mejoras de accesibilidad y adaptaciones para personas discapacitadas,

Un Anoeta renovado que, según ha comentado Aperribay, permitirá al club dar un «salto» de calidad para situarse a la altura de los equipos europeos con los que la Real quiere «estar» para ser «más fuerte» y «mejor» de lo que es.