Iraia OIARZABAL
AZPEITIA
Entrevue
FABIÁN MOHEDANO
IMPULSOR DEL PACTO POR LA REFORMA HORARIA EN CATALUNYA

«Debemos ir a un marco mental donde el tiempo se considere un factor de crecimiento y bienestar»

Desde 2014 Fabián Mohedano trabaja por impulsar la reforma horaria en Catalunya hacia hábitos más saludables que, a su vez, permitan conciliar la vida laboral y personal. Más de cien entidades e instituciones, entre ellas la Generalitat, han suscrito el Pacto por la Reforma Horaria que fija como objetivo para el año 2025 unos horarios más racionales. Recientemente ha visitado Euskal Herria de la mano de Elhuyar, que impulsa un proyecto sobre el uso del tiempo en Azpeitia.

En Catalunya llevan años trabajando sobre la reforma horaria. Comencemos por una introducción para no iniciados...

En 2014 un grupo de personas con una cierta experiencia en investigación, en política pública y en asociacionismo vinculado a horarios y usos del tiempo emprendimos una labor para analizar los horarios que tenemos y cuáles son los efectos que tienen, para ponerle solución. A partir de ahí hicimos un planteamiento de causas y efectos. Las causas tienen origen en el franquismo, el pluriempleo y las horas extra. En el desarrollismo, en una etapa de sueldos muy precarios, todo esto provoca ese desplazamiento de la comidas y las cenas, y por lo tanto de la reducción de una hora de sueño.

Al final nos dimos cuenta de que es principalmente un tema de salud. Las feministas pusieron sobre la mesa datos sobre el estrés femenino, agentes educativos se centraron en el rendimiento escolar y en los hábitos de alimentación de los menores, los cronobiólogos y médicos del sueño alertaron de cómo ese retraso podía tener un impacto brutal sobre las horas de descanso y cómo eso luego tiene impacto sobre posibles cánceres o enfermedades cardiovasculares… También analizamos temas de demografía: tenemos un retraso brutal entre las mujeres a la hora de ser madres y muy pocos niños. Los horarios laborales rígidos y la falta de teletrabajo también afectan.

Son, por tanto, muchos factores que sumados tienen efectos directos en nuestra salud...

Que no significa que sean factores causa-efecto únicos... Yo, cuando llegué por primera vez a la agrupación de un partido político, me di cuenta de que no había gente de mi edad. Solo había jóvenes o más mayores por el resto estaba o trabajando o cuidando niños. Te das cuenta que estos horarios también pueden ser un factor determinante en la desmovilización de la gente, porque durante una etapa de la vida tienes otras preocupaciones como el trabajo o la crianza. Evidentemente no es la única causa de desafección política pero la perspectiva de no tener un tiempo de calidad para poder ejercer tus derechos es una de ellas. Por eso digo que no es un único factor. La causa de los cánceres no son solo los horarios, pero hay un factor de riesgo.

Tenemos un planteamiento ciudadano para generar un nuevo marco mental donde el tiempo se considere un factor claro de crecimiento y bienestar. Pueden salir beneficiadas las empresas y sus trabajadores. Si la gente tiene mejores horarios está más a gusto en el trabajo, si esos horarios son flexibles la gente puede compaginar la vida personal con la vida laboral y no hay absentismo injustificado, y se puede mejorar la productividad hasta un 15%. Si además generamos marcos de confianza y de corresponsabilidad se puede apostar por modelos de teletrabajo. Es un win-win si somos capaces de tomar medidas que beneficien a todos. Lo que pasa es que tenemos una mayoría de pymes que todavía es muy temerosa de cualquier iniciativa de este tipo.

¿Por qué este temor?

Hay mucha empresa familiar, con métodos antiguos, muy presencialista…

Incide en que los efectos que los hábitos que tenemos hoy día son especialmente nocivos para las mujeres. ¿Qué lectura deberíamos hacer de ello?

Es obvio. Tenemos las mujeres más estresadas de Europa según el estudio de 2011 de Nielsen. Todos vivimos 24 horas pero no todos lo hacemos igual. Las mujeres las viven con unas cargas de responsabilidad más altas que los hombres, aparte de que en muchos casos la precariedad es mucho más alta en cuanto a lo que es la relación tiempo y salario. Incluso una buena práctica que hay en otros países como es la media jornada, que permite compaginar cosas, en este país es sinónimo de precariedad. Porque una cosa es el horario que dice tu contrato, otra el que trabajas y otra el que realmente acabas cobrando. Pueden ser tres cosas diferentes. Esto influye especialmente a las mujeres y sobre todo en relación a la brecha salarial que, aunque es un tema que se escapa de lo que estamos hablando, tiene una relación directa porque al final las mujeres deben trabajar muchos más días para conseguir el mismo salario.

La cuestión demográfica también está unida a las mujeres, es decir, ¿cómo te planteas tener hijos si realmente no tienes una red de protección social y luego los horarios son infernales para poderlo compaginar? Esto al final también influye sobre el estrés sicosocial de las mujeres.

En este punto deberíamos hablar del tiempo como factor de desigualdad también en cuanto a clase social. Imagínate una persona super rica a la que le hacen todo y tiene todo el tiempo del mundo para hacer lo que quiera. En el otro extremo tienes a otra persona que no tiene trabajo, no tiene nada, y fíjate que tiene el mismo tiempo. Si fuéramos a los del medio, que son la mayoría, encontramos por una lado a los que trabajan mucho pero cobran muy bien, con lo cual se proveen de servicios y cuando llegan a casa tienen todo hecho. Pero luego tenemos a la gente que trabaja mucho y que gana 600, 800 o 1.100 euros. Esta gente cuando llega a casa tiene que hacerlo todo. Fíjate la diferencia que hay entre estos cuatro perfiles. Si arregláramos los horarios de manera que las jornadas fueran más compactas y ordenadas, permitiendo que todo pasara entre las nueve de la mañana y las cinco de la tarde, las personas que tienen más dificultad porque no tienen salarios altos tendrían mejores condiciones.

¿Cree que somos realmente conscientes de los efectos que pueden tener nuestras rutinas?

Lo único que somos capaces de decir a los adolescentes desorientados es: ‘cuando seas mayor te darás cuenta del tiempo que has perdido’. No hay realmente una educación en el tiempo. Cuando no hay planificación, al final acabas siendo irrespetuoso no solo contigo mismo sino con los demás. Por ejemplo, el factor de la puntualidad. Hay muchos elementos que tienen que ver con nuestro carácter, que son culturales, pero que podrían mejorarse si ya desde niños se hiciera una buena educación en la organización del tiempo de vida cotidiana.

¿Tienen una especie de decálogo de medidas que plantean para abordar este cambio?

Tenemos una serie de indicadores que nos dirán en unos años si todo este esfuerzo ha tenido sentido: si recuperamos el desayuno por la mañana; si comemos en una franja saludable de una a tres; si cenamos entre las siete y las nueve; si recuperamos esa hora de sueño; si hacemos que la tasa de flexibilidad pactada suba al menos del 5 al 40%; si subimos al 25% el teletrabajo; si dejamos de ser el país que más tarda en desplazarse al lugar de trabajo….

Parecen medidas relativamente sencillas o por lo menos factibles, pero requieren gran voluntad individual y de las organizaciones implicadas...

Yo diría que las medidas son muy sencillas pero que ponerlas en práctica requiere de una voluntad extraordinaria y de un liderazgo muy grande. Si hay esa sensibilidad, todo eso acaba repercutiendo en rendimiento y por lo tanto en beneficio. El cambio se está produciendo, pero sobre todo en empresas pequeñas que lo tienen muy claro. También algunas grandes empresas están en ello al ver que ello reporta beneficios.

También está ahí el prime-time. La televisión no parece sintonizada con esta filosofía...

Las estadísticas dicen que a las 6 de la tarde tenemos al 50% de la gente trabajadora trabajando. A las 7 tenemos un 30%. Si le añadimos que somos el quinto país del mundo que más tarda en desplazarse del trabajo a casa te encuentras con que la gente llega a las nueve o nueve y media a casa. Entonces la hora donde se sienta más gente a la televisión es las diez y media de la noche. La pregunta que yo me hago es si el prime-time es realmente así o es también una intención artificial de las grandes corporaciones de comunicación audiovisual para tener más franja de negocio. Porque la televisión en el Estado español empieza a la siete de la mañana y acaba a los dos y media de la madrugada. ¿En qué país del mundo funciona la televisión tantas horas? Es un negocio brutal, en los últimos 15 años el prime-time se ha retrasado 75 minutos.

Otra cuestión que ha entrado en juego recientemente es el cambio de huso horario. ¿Qué influencia tiene en todo esto?

Las personas tenemos una cosa que se llama el ritmo circadiano. Son mensajes cíclicos que recibe nuestro cerebro y que se convierten en decisiones que acaban convirtiéndose en segregación de determinadas sustancias como la melanina, la seratonina, etcétera. Eso se produce cada 24 horas, por lo tanto cada 24 horas tienes sueño, tienes hambre, estás más o menos productivo… Esos ritmos circadianos están totalmente vinculados a la luz. Obviamente no es lo mismo levantarte con luz que acostarte con luz. El cambio de hora de verano-invierno pretendía ajustar más la luz para conseguir un ahorro energético, pero ha saltado por los aires porque nuestro consumo en los hogares no tiene nada que ver con el que era hace 50 años. Si se pone en la balanza el escaso consumo energético que hay ahora y el factor salud, la verdad es que no compensa.

Ahora la decisión es, ¿nos quedamos en horario de verano o en horario de invierno? Hay que recordar que nosotros ya estamos en un horario que no es el nuestro, estamos en el horario digamos de Berlín y por lo tanto no es lo mismo levantarse en Donostia o Barcelona a las 8 de la mañana que hacerlo en Berlín porque allí ya hace rato que ha salido el sol. Nosotros somos partidarios de quedarnos en el horario de invierno. El horario de verano implicaría para nosotros que en invierno durante dos meses nos levantaríamos por la mañana siendo de noche. Y eso tiene dos consecuencias brutales sobre dos elementos: el rendimiento escolar y la salud.

Ha estado recientemente en Euskal Herria, en Azpeitia concretamente, donde están estudiando el uso que se hace del tiempo. ¿Qué percepción tiene de nuestros hábitos?

Podría llegar a intuirse que en Gipuzkoa los horarios están un poco mejor. Eso ya pasa, por ejemplo, en Girona en relación a Barcelona y Tarragona. Puede que influya la geografía o la cercanía con el País Vasco-francés, no lo tengo estudiado, pero sí que se percibe una diferencia con respecto a Araba o al gran Bilbao. A mi me gustaría que en Euskal Herria hubiera un proceso de generación de pactos locales por la reforma horaria que generaran una conciencia ciudadana y que acabara en un pacto nacional.