Jornada dura la vivida este martes por Manu Cabacas y Fina Liceranzu en la segunda sesión del juicio que se ha desarrollado en la Sección Primera de la Audiencia de Bizkaia. Los testimonios aportados por varios de los testigos –especialmente de Laia Caballer, la joven que auxilió a Iñigo Cabacas cuando fue herido de muerte– han hecho saltar las lágrimas de varios de los familiares de la víctima presentes en la sala. Padre y madre han vivido momentos díficiles a lo largo de las cerca de cuatro horas de declaraciones de diez testigos solicitados por la acusación particular.
A la conclusión de la sesión, en el exterior del Palacio de Justicia de Bilbo, los progenitores de Iñigo Cabacas han atendido a los numerosos medios de comunicación presentes. Fina Liceranzu ha desvelado que la víspera, dos de los acusados –quien era oficial en aquel tiempo, Juan José de Pablo, y el suboficial Tomás González Corral– se le acercaron en la puerta de acceso para pedirles perdón. Le dijeron que «aquello no tenía que haber pasado, que a ellos les ordenaron [cargar] y que ellos también tienen hijos».
Liceranzu ha dicho que ella les contestó: «Sí, vivos –en referencia a los hijos de los ertzainas–, el mío está en el cementerio». Ante la respuesta, ambos acusados le respondieron que «lo sentían».
«Nos ha dolido mucho»
La madre de Iñigo Cabacas ha reconocido que ha pasado momentos díficiles cuando Laia Caballer ha rememorado cómo vio que su hijo cayó al suelo herido «y la Ertzaintza no dejaba que fueran a ayudarle ni a atenderle, ni nada». «Les pegaban a ellos y no querían que nadie asistiera a Iñigo. Eso me ha dolido mucho. Encima de matarlo..., nos ha dolido mucho», ha subrayado.
Antes, ha tomado la palabra Manu Cabacas, que al final de la sesión de este martes se ha derrumbado después de haber estado apoyando a su esposa a lo largo de la mañana. El padre de Iñigo Cabacas ha dicho que «ha roto a llorar, muy cobarde yo, pero me habría gustado que las mismas lágrimas que he echado yo, que hubieran estado ellos a ver si las echaban también con todo lo que dicen algunos». Lo cierto es que el tribunal ha excusado a los seis agentes de la Ertzaintza de estar presentes en todas las sesiones del juicio.
«Ayer [en la primera sesión] salí riendo porque aquello que había sido una película de ficción. Hoy he visto la real y me he venido un poco abajo. No he podido mantener el dolor que he sentido oyendo a los testigos», ha manifestado. Ha incidido en la situación creada por la Policía autonómica en el callejón de María Díaz de Haro atestado de gente festejando el triunfo del Athletic ante el Schalke 04. «Fue una batalla campal», ha incidido.
«Por mucho que intenten tapar la realidad, esta ha quedado clara», ha remarcado.