Convocados por el colectivo Memoria Gara, los participantes en la cadena humana han unido sus manos y han rodeado el edificio en cuya valla perimetral se ha colocado también un mural con obras gráficas de diez artistas que se ha ido completando con las anotaciones y dibujos de los ciudadanos que han querido.

El objetivo de esta acción es reclamar al Obispado que convierta esta iglesia, «lugar donde tuvieron lugar los trágicos sucesos, en un centro para la memoria y los derechos humanos».

Al concluir la cadena humana se ha leído un manifiesto en el que una portavoz de Memoria Gara ha recordado que el 3 de marzo de 1976 está «grabado con sangre en esta ciudad» y, por ello, la iglesia de San Francisco debe acoger «un proyecto relacionado con la memoria de las víctimas de la masacre que, a su vez, sirva para desarrollar otras políticas de memoria y derechos humanos».

Han criticado que el obispo, Juan Carlos Elizalde, «ni siquiera quiere reunirse» con los promotores de esta idea, que han advertido que no desistirán «en una reivindicación justa que cuenta con un amplio apoyo social».

Han incidido en que «con voluntad de diálogo se puede responder a esta demanda ciudadana y encontrar otra ubicación para la exposición de belenes que acoge en la actualidad».