Ingo NIEBEL

El hackeo masivo cuestiona al ministro de Interior alemán

Centenares de diputados, artistas y periodistas alemanes han sufrido el hackeo de sus cuentas electrónicas. Informaciones privadas, algunas mezcladas con falsedades, circulan desde el viernes por la red. Se busca a los responsables y se cuestiona a Seehofer.

Una de las víctimas del reciente hackeo masivo es el copresidente de los ecologistas Verdes, Robert Habeck. El político atrajo ayer la atención mediática al anunciar el cierre de sus cuentas en las redes sociales de Twitter y Facebook. Un anuncio que ha generado un debate sobre si se trata o no de un paso adecuado. De esa forma, Habeck ha logrado desviar la atención de su tuit en el que cuestionaba que en Turingia hubiera democracia, aunque los Verdes son el socio minoritario junto al Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) del tripartito que lidera Die Linke (la Izquierda).

De hecho, el hackeo masivo se conoció porque hace unos días un colaborador del expresidente del SPD Martin Schulz denunció ante la Policía regional de Renania del Norte Westfalia que el diputado recibía cada vez más llamadas de personas desconocidas en su número privado de teléfono móvil. El tema cobró intensidad el fin de semana después de que el presidente de la Oficina Federal de Seguridad en la Tecnología Informática (BSI), Arne Schönbohm, dijera en televisión: «A principios de diciembre ya hablamos con algunos diputados afectados por ello». Poco después, la propia BSI corrigió a su responsable, al subrayar el mismo viernes por la noche que no se tenía «ningón conocimiento» de la publicación de los datos personales a través de la cuenta de Twitter G0d (@_0rbit), ahora cerrada.

La BSI está adscrita al Ministerio Federal de Interior y su misión principal consiste ante todo en proteger de ciberataques las redes gubernamentales y la denominada «infraestructura crítica». Para ello, dispone de 950 empleados y de un presupuesto anual de 110 millones de euros. Pero la BSI afirma que no es su deber velar por la seguridad de las cuentas privadas de los diputados y que, en todo caso, les puede asesorar.

Así, las críticas por la gestión del asunto por parte de la BSI se centran en su máximo responsable, el ministro federal de Interior, el socialcristiano Horst Seehofer (CSU). El político bávaro ha anunciado que el jueves informará al Parlamento alemán de las investigaciones de la BSI y también de la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA). Indirectamente, también el servicio secreto interior BfV está involucrado al formar parte del Centro Nacional de Ciberdefensa, encabezado por la BSI. Está en cuestión está si todas estas estructuras funcionan y si Seehofer es la persona apta para dirigirlas. De hecho, el ministro dejará pronto la presidencia de su partido y algunas voces sugieren que también debería dimitir de su cargo en el Ejecutivo. Para asegurarse el puesto en el gabinete de Angela Merkel, sus policías y expertos tendrán que dar pronto con el o los responsables del hackeo masivo.

La BKA registró ayer el apartamento de un joven de 19 años al que interrogó en calidad de testigo. En el pasado, los servicios de seguridad alemanes han responsabilizado a personas y grupos rusos, a los que vinculan con los servicios de Inteligencia de Moscú, por el robo de gran cantidad de datos de los servidores del Bundestag. Por eso, los rusos forman parte de los «sospechosos habituales», seguidos por los chinos. Nadie se atreve a mirar hacia el oeste, a Reino Unido o EEUU, que tienen agencias de Inteligencia capaces de hacer tipo de acciones y con cierto interés en causar problemas a Alemania por las tensas relaciones actuales. En 2013, Merkel expulsó al representante de la CIA en Berlín por el espionaje estadounidense al que le sometieron a ella y a otras destacadas personalidades e instituciones alemanas.

Llama la atención que entre los afectados por el último hackeo masivo no parece hallarse ningún diputado de la xenófoba Alternativa para Alemania (AfD) y que los datos robados se han difundido sobre todo en plataformas cercanas a la Nueva Derecha.

La prensa ha tenido acceso a este material. El director del diario sensacionalista “Bild”, Julian Reichelt, ha señalado que «a pesar de todo es parte de nuestra profesión revisar y analizar el material por si hay indicios de actos delictivos».