Iker BIZKARGUENAGA

Madrid busca zurcir su imagen tras la rotura del referéndum

«Proteger la reputación de España es política de Estado por primera vez». Con este encabezado, la página web de España Global describe cuál va a ser su cometido, sobre todo de cara al juicio contra el independentismo catalán. El bochorno del 1-O aún les escuece.

Excusatio non petita, accusatio manifesta es una locución latina de origen medieval que significa que todo aquel que se disculpa por una falta sin que nadie le haya pedido tal cosa se está señalando a sí mismo como autor de esa falta. Y es también lo que se le podría haber respondido a Irene Lozano cuando sostuvo que «España Global no es una oficina de propaganda». La exdiputada y dirigente de UPyD, fichada por Pedro Sánchez, se ha puesto al timón de la herramienta con la que desde Madrid pretenden contrarrestar el mensaje del independentismo catalán. No olvidan el varapalo sufrido durante el referéndum del 1 de octubre de 2017, cuando la imagen española salió malparada, casi tanto como las personas heridas por los porrazos de la Policía.

Los mandatarios españoles son conscientes de ello, y ahora, en vísperas del juicio resultante de aquel ejercicio democrático, con buena parte del liderazgo independentista catalán en el banquillo, incluidos importantes cargos institucionales, han decidido echar el resto y desplegar toda su artillería en la arena internacional. Y en funciones de ariete se ha puesto el Gobierno, que ha otorgado rango de Secretaría de Estado a la labor de defender la «reputación» española. El objetivo de España Global «es mejorar la percepción de nuestro país en el exterior y entre los propios españoles», explica la página web del Ministerio de Exteriores, cuyo titular, Josep Borrell, furibundo unionista, se ha tomado este asunto como algo personal. «El ministro es especialmente sensible», ha admitido Lozano en una entrevista con Efe.

«Está claro que nos jugamos mucho», expuso la secretaria de Estado, añadiendo que «ellos quieren desprestigiar la democracia y el Estado español todo lo que puedan, y para defender eso tiene que haber dinero, y lo va a haber por parte del Gobierno». No van a reparar en gastos. De hecho, Lozano, que al parecer ha sido también quien ha escrito el libro biográfico de Sánchez, cobrará 110.000 euros por su cargo, a diferencia del anterior responsable de la Marca España, Carlos Espinosa de los Monteros, que era Alto Comisionado y tenía rango de secretario, pero no percibía retribución económica por ello.

Vídeo promocional y réplica

Si alguien en el Ministerio de Exteriores o en el Gabinete de Sánchez ha pensado en algún momento que crear una Secretaría de Estado exclusivamente para defender que España es una democracia no le hace en verdad ningún favor a su imagen, se ha cuidado de decirlo. Porque la máquina ya ha echado a rodar. De momento, Lozano se ha reunido en Madrid con noventa embajadores, ha cursado visitas a Bruselas y Londres a finales de enero, y se ha difundido el video “This is the real Spain”, donde algunas personalidades de dentro y fuera del Estado alaban la bienaventurada democracia española, con el actor Richard Gere como invitado estelar.

La contraparte, sin embargo, no está quieta, y Òmnium Cultural difundió poco después otra grabación que, partiendo del original, muestra «la España real que no aparece en el vídeo oficial del Gobierno español». Esa réplica con la cara B del vídeo puede ser un indicativo de lo que nos espera en las próximas semanas, durante un juicio que volverá a poner a Catalunya en la agenda.

Otro ejemplo de las maniobras españolas fue lo que ocurrió hace unos días, el 1 de febrero, en la prestigiosa London School of Economics, donde se había organizado un debate sobre el futuro del independentismo catalán, con la asistencia, como ponentes, de Clara Ponsatí, consejera exiliada de Enseñanza, y doctora en Economía; Aamer Anwar, abogado y rector de la Universidad de Glasgow; y Alfred Bosch, doctor en Historia; y el historiador Paul Preston como moderador. Las presiones diplomáticas españolas lograron incluir a última hora a un cuarto orador que no aparecía en los carteles: Ignacio Torreblanca, columnista de “El Mundo” y exjefe de Opinión de “El País”.

Este se dedicó a embarrar el debate y anclarlo en el pasado, y la tensión en una sala abarrotada por casi quinientas personas fue patente, según describió en su crónica para Vilaweb el periodista Andreu Barnils, que mencionó esta frase de Anwar como una de las más aplaudidas del coloquio: «¿Imaginan ustedes que Theresa May enviase 15.000 antidisturbios desde la capital de la metrópoli si Nicola Sturgeon, presidenta de Escocia, convocase un referéndum? Si eso pasara ¡nosotros declararíamos la independencia inmediatamente!». La mayoría de los presentes no contemplaba la primera opción y sí entendió la lógica de la segunda.

Vulnerar la presunción de inocencia

En aquella entrevista con la agencia Efe, Lozano hizo especial hincapié en la necesidad de cuidar la relación con los corresponsales de prensa que trabajan en el Estado, una tarea que, dijo, «el independentismo hizo muy bien y el Gobierno no tan bien» el 1-O.

En este sentido, anunció que la propia Secretaría de España Global tendrá una portavoz oficial para «estar atendiéndoles constantemente, contándoles la información veraz y real sobre España» ya que, añadió, «el compromiso no es sólo con la reputación de España, sino también con la verdad en estos tiempos de fake news». Sin embargo, al poco de hacer estas declaraciones la responsable de España Global incurrió ella misma en aquello que denunciaba, pues lanzó una noticia falsa sin que aún haya rectificado.

Sucedió en una entrevista concedida a la BBC, donde afirmó que el proceso contra los líderes catalanes constituye un «reto» para la Justicia española, ya que «no pasa todos los días que líderes políticos que han cometido delitos vayan a juicio». Estas declaraciones causaron enorme enfado en las defensas de los independentistas encausados, pues a día de hoy no ha quedado acreditado que hayan cometido delito alguno y, por tanto, Lozano vulneró su presunción de inocencia.

En concreto, consideran que la secretaria de Estado se saltó la directiva europea 2016/343 acerca de la presunción de inocencia, que indica que mientras no se haya probado la culpabilidad de un acusado las declaraciones de las autoridades públicas no harán referencia a ellos como culpables. Una directiva que todavía no ha sido traspuesta por el Gobierno a la legislación española.

Este asunto ha llegado incluso al Senado, donde el representante de EH Bildu Jon Inarritu criticó las palabras de Lozano y reprochó a Borrell que España Global «se está dedicando a difundir bulos». El ministro, para no entrar al debate, tiró de clásico, uno de antes de que a las mentiras se les llamara fake news: todo es ETA. También los senadores.

No son originales; Franco habló de conspiración judeomasónica y tampoco hacía propaganda... This will always be the real Spain.

 

Sánchez busca refugio en el PSE y juega la carta del moderado

Las portadas de papel de los rotativos madrileños azotan un clima de tinte prebélico. Y la espantá del Gobierno español echándose atrás en un relator para Catalunya apenas si las calmó. Unas insistían en hacer campaña para la manifestación de las derechas de este mediodía y las demás afirmaban que, tras echarse atrás, el siguiente paso lógico son las elecciones. Hasta ayer, Pedro Sánchez no había dado la cara y le había hecho a Carmen Calvo ganarse el sueldo de vicepresidenta diciendo una cosa y la contraria. Su ansiada reaparición llegó en un acto menor de partido (presentación de Alfredo Retortillo como alcaldable de Barakaldo). Desde el refugio que le supone el PSE en una formación jamás apaciguada, Sánchez no entró a hablar del relator y trató de reconducir el discurso hacia la aprobación de unos presupuestos que llega esta semana (y verdadero germen de todo). Los defendió como un punto de inflexión tras siete años de tijera y recortes: más pensiones, subida del SMI y, sobre todo, avances para la mujer. De eso quería hablar Sánchez, pero no le dejaron. Los periódicos y las agencias rescataron de forma unánime sus referencias a la marcha de PP, Ciudadanos y Vox dejando en evidencia que es incapaz de marcar la agenda informativa. Sánchez se vendió como el líder de una «España en positivo», frente a quienes defienden «la España en blanco y negro». Más que fortaleza, apostó por la otra mejilla. A Casado le dijo que le insulta «porque no tiene argumentos». Contrapuso al histrionismo la moderación. «Más allá de ideologías, este es el único proyecto que representa progreso, moderación y sentido común». Idoia Mendia, por su parte, cumplió. Dijo que Sánchez no es un traidor y que el PSE está con él.Aritz INTXUSTA