Si ellas paran en todo, a ellos les toca organizarse para sostener la vida
Asamblea mixta en Lakua para preparar el 8M. Ellas son las que están llamadas a la huelga feminista. ¿Y ellos? ¿Cómo se hace? La respuesta no es otra que si ellas paran en todo lo que hacen, alguien tiene que tomar las riendas de ese trabajo que sostiene la vida y la salida puede ser personal o colectiva. Siempre transformadora.
10.00 horas del último día de febrero, sede del Gobierno de Lakua en Gasteiz. A falta de una semana para la huelga feminista, esta de ayer en las oficinas del Ejecutivo es una de las asambleas mixtas convocadas por LAB. En pueblos y comarcas se están celebrando encuentros como este para preparar el paro del próximo viernes. Son asambleas mixtas, dirigidas a mujeres y hombres y tienen una razón de ser: son las mujeres las que están llamadas a parar el 8M, pero los hombres también están concernidos y emplazados a tener un papel determinante en el paro.
Como explicaron ayer, la cuestión no es tanto parar el sistema productivo sino visibilizar qué ocurre si las mujeres paran en todo, quién se encarga y cómo de los cuidados que por norma asumen ellas y por los que no cobran, o de forma muy precaria en términos de salario, condiciones laborales y reconocimiento social, cuando lo hacen profesionalmente. Ellas están llamadas a parar, ellos a cubrir ese espacio que ellas abandonan. Solo pararse a pensarlo y debatir cómo asumir esas tareas es ya un avance que seguramente no se produciría de otra manera que parando y haciéndolo en todos los ámbitos, laboral, personal, consumo.
Maite Barreña, del secretariado feminista de LAB, y Ainhoa Güelmes, delegada de la central en Lakua, están al frente de la asamblea, a la que van sumándose empleadas y empleados de de la Administración pública. Ellas son más de una veintena, ellos no llegan a la decena.
La histórica imagen de Dolores Ibarruri conversando con Fidel Castro es una de las que preside el salón de actos. También hay fotografías de Angela Davis, Hannah Arendt o Josephine Baker, entre otras. La asamblea arranca con una presentación de la huelga, y una precisión: «es el Movimiento Feminista el que llama a la huelga, y este es quien debe tener todo el protagonismo». Y otra idea, no se trata solo de adherirse a la huelga, sino de llevar sus reivindicaciones al mundo laboral y «reivindicar una forma integral de entender la vida, porque el mercado ha apartado tanto la vida que ya no somos capaces de ver y de valorar todo lo que hay que hacer para sostenerla».
Esto de no solo apoyar sino llevar a la práctica esa transformación del mundo que plantea le Movimiento Feminista también fue muy subrayado entre trabajadoras de una Administración acostumbradas a ejecutivos que manejan muy bien la imagen que proyectan mientras los planes de igualdad están guardados en cajones sin ninguna aplicación efectiva.
Pensar cómo organizarse
Como en la mayoría de las asambleas la miga del debate llega en el turno de preguntas y, en este caso, sobre cómo se hace esta huelga, la práctica. Como subrayaron Güelmes y Barreña, el mensaje que está lanzando el feminismo es irrefutable, imparable e imprescindible para avanzar. Lo más difícil de cualquier huelga es garantizar el derecho a la misma y en ese espacio, muchas mujeres lo tendrán difícil, pero «las que tenemos mejores condiciones podemos ayudar», apuntó Barreña.
La otra duda que apareció entre las preguntas es cómo se hace una huelga feminista, «con quién dejamos a hijas, hijos... la ikastola...». No hay una respuesta modelo, funcionan mejor los ejemplos para mostrar las alternativas. «En mi caso mi compañero y otro amigo han cogido media jornada cada uno para ocuparse de los hijos e hijas, de unos 13», es una de la respuestas. Hay lugares en los que gazte asanbladas y otros colectivos se han organizado para poder encargarse del cuidado de las y los pequeños y en esta fórmula, da igual el parentesco. Parejas, amigos y familiares pueden involucrarse y echar una mano. También funciona lo de los hombres se coloquen en la situación de tener que pensar cómo organizarse, crear redes y formas de cuidado.
Si la idea es transformar el mundo, el fin de la huelga es crear las condiciones para ponerse en situaciones que de otra manera no se producirían y ante ellas, como quiere evidenciar el paro, las salidas no son solo personales, «tienen que ser colectivas».
«No hace falta llegar a extremos» y no todas las mujeres podrán hacer huelga pero podrán llevar el brazalete lila, explicó Barreña que en respuesta a una de las preguntas explicó que efectivamente habrá mujeres que querrán acudir con hijas pequeñas a las movilizaciones, «ellas se sienten sujeto».
Entre ellos, alguien vio muchas similitudes entre la lucha feminista y la política lingüística, en eso de programas y planificaciones de aplicación real cero, ante los que no hay otra vía que seguir en la lucha.