¿El primer vasco en jugar la Copa Libertadores?
El guipuzcoano Iker Hernández, excanterano de la Real Sociedad, jugó 65 minutos en el encuentro que su club boliviano San José y el histórico Flamengo disputaron anoche en la Copa Libertadores, con victoria carioca por 0-1. ¿Se trata, acaso, del primer futbolista vasco en participar en este histórico torneo sudamericano con más de medio siglo de historia? Veamos.
De Urnieta a Bolivia, forjado en la cantera de Zubieta, fugaz debutante con los realistas de la mano de David Moyes, pasos esporádicos por Barakaldo, Bilbao Athletic, Burgos, recaló en setiembre del año pasado en el modesto Den Bosch de la segunda neerlandesa, para en enero liarse la manta a la cabeza, a sus 24 años, hacia el altiplano boliviano, al Bolívar. Primero, cedido luego en un visto y no visto al San José Oruro. «Será el tercer vasco en jugar en la liga profesional boliviana», me avisó el periodista local Ricardo Bajo y, ojo, más singular aún puede ser el primero en disputar un torneo tan histórico como la Copa Libertadores sudamericana.
En 2016 arribó al fútbol boliviano el guardameta mutrikuarra Jon Andoni Azpillaga, para enrolarse en las filas del Nacional de Potosí, donde permaneció solo una temporada. Antes, el pionero fue el donostiarra Ander Letamendia, sin experiencia futbolística previa que no le impidió aventurarse allá en 1998 a vestir la remera del Chaco Petrolero, aprovechando su presencia en el país como cooperante del Gobierno de Lakua. El tercero ha sido Iker Hernández, que anoche disputó como titular 65 minutos en el enfrentamiento de la fase de grupos de la Libertadores que midió en el estadio Jesús Bermúdez al San José y al histórico Flamengo carioca, con 0-1 final.
¿Ha sido, entonces, el jugador de Urnieta, sin saberlo, el primer vasco en disputar esta histórica competición? Teniendo en cuenta que la primera edición con este nombre en honor a los líderes de las guerras de independencia hispanoamericanas y brasileña fue en 1965, la empresa parecía complicada.
Lo cierto es que la presencia de jugadores vascos en el balompié de América del Sur con posterioridad a los Zubieta, Lángara, Iraragorri, Blasco o Cilaurren, no daría ni para un episodio piloto de los Teletubbies. Pero hete ahí que un chivatazo de Luis Javier Bravo, miembro del Centro de Investigaciones de Historia y Estadística del Fútbol Español, nos pone sobre la pista de un nombre: Juan Manuel Basurko Ulacia, un mutrikuarra al que se recuerda con devoción en el Barcelona Sporting Club ecuatoriano, protagonista de la recordada como ‘Hazaña de la Plata’, precisamente, en la Copa Libertadores.
Su historia arranca en 1944, año de su nacimiento, sus pinitos futboleros en el equipo del pueblo, se decantó por el sacerdocio en lugar de dejarse tentar por la Real Sociedad y su posterior misión envangélica le llevó a Ecuador, a donde llegó en 1969, con 25 años. Sus cualidades goleadoras para matar el gusanillo –misa por la mañana, romperedes por la tarde– llegaron a oídos de un club profesional del país, que lo fichó con permiso de las autoridades eclesiáticas. Esas mismas dotes rematadoras le llevaron, por sorpresa, a recalar en uno de los grandes del país, el Barcelona de Guayaquil en 1971, que andaba corto de plata y necesitaba refuerzos a cero coste. «Pedí un delantero centro, no un cura», se quejó el entonces técnico brasileño Otto Viera.
Dejar su parroquia, viajar a Guayaquil, complicado jugar al inicio, añoranza de sus feligreses, hasta que su debut en la Libertadores, ante el Emelec también ecuatoriano, se saldó con el primer gol del ‘padrecito’ vasco. Lo que no sabía es lo que Dios le había reservado, un asiento en primera fila nada menos que ante el Estudiantes de La Plata argentino del gran Osvaldo Zubeldía –de ascendencia guipuzcoana– y la ‘Bruja’ Verón, al que ganaron en la ida de semifinales con un solitario gol del propio Basurko, lo que derivó en un hito no solo para su club sino para todo el país, derrotar al vigente tricampeón, invicto en su estadio y considerado entonces uno de los mejores del mundo. Fue un 29 de abril de 1971. Aquella victoria festejada por cientos de miles de ecuatorianos en las calles fue bautizada como la ‘Hazaña de la Plata’ y el cura futbolista se ganó el apodo del ‘Padre de los botines benditos’, tal y como un locutor de radio le bendijo tras su gol.
No acabó la temporada, sus obligaciones pastorales le tiraban a tal punto que colgó las botas, aunque años después, de regreso a su Gipuzkoa natal, lo que colgó fueron los hábitos, se casó, tuvo dos hijos, se dedicó a la docencia –Filosofía– en Donostia y Hondarribia, hasta su fallecimiento en 2014. El diario ‘‘El Universo’’ recogió la noticia, tildando a Basurko de «ídolo de Barcelona», y el propio club de Guayaquil, en su web, expresó su pésame: «Todos los que hacemos Barcelona Sporting Club enviamos nuestro más sentido pésame a la familia Basurko-Ulazia, por la partida de esta gran persona que le regalo una alegría inolvidable a todo el pueblo barcelonista que lo recordará por siempre».
En 1996 sus excompañeros de hazaña le llamaron para conmemorar el 25 aniversario de aquel hito que se sigue recordando en Ecuador con el paso de los años. Al cura goleador, y vasco. El primero en jugar la Libertadores.
Hoy, otro vasco, aunque nacido en Venezuela, el exrojiblanco Fernando Amorebieta, tiene la oportunidad de inscribir también su nombre en la Libertadores, si tiene minutos con el Cerro Porteño paraguayo en su cruce con el Atlético Mineiro.