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BILBO

Cientos de miles de jóvenes piden acciones y no palabrería

Desde Nueva Zelanda hasta Canadá, pasando por Asia, Europa y África, más de un millón de jóvenes de todo el mundo, en más de 1.800 ciudades de un centenar de países secundaron ayer la huelga estudiantil y participaron en las movilizaciones para exigir a los responsables políticos menos palabras vacías y más acción para luchar de manera urgente y eficaz contra el cambio climático con medidas de amplio alcance en el ámbito del transporte, la agricultura y las infraestructuras.

Las protestas más multitudinarias tuvieron lugar en Sidney, Berlín, París, Bruselas, Londres, Madrid, Santiago de Chile y Montreal –donde se congregaron en torno a 150.000 jóvenes–. Pero el movimiento tocó los cinco continentes, aunque solo reuniera a un puñado de personas en Laponia, Mauricio, Vanuatu o en Nueva Delhi.

«No hay planeta B», «El tiempo se acaba», «Vuelve a hacer verde la Tierra», «Todos con Greta para salvar el planeta» o «Vosotros destruís nuestro futuro» han sido algunos de los lemas que se han repetido en las multitudinarias protestas en Australia, Hong Kong, Uganda, Bélgica o EEUU.

La juventud mundial se ha unido al movimiento Fridays for climate, inspirado en la adolescente sueca Greta Thunberg que cada viernes hace huelga para exigir acción para frenar el calentamiento global y ha sido propuesta para el Premio Nobel de la Paz 2019.

«Queremos un futuro»

«Estamos ante una crisis existencial, la más grande que ha afrontado nunca la Humanidad», insistió Thunberg en Estocolmo, donde sostuvo que los jóvenes no han contribuido a esta crisis, sino que nacieron en este mundo y que «tendrán que vivir con ella toda sus vidas, así como sus hijos y nietos». Pero advirtió de que «no vamos a aceptarlo. Hacemos huelga porque queremos un futuro y vamos a continuar».

En Berlín se oía «Cambiad la política, no el clima», en las calles de Viena se coreaba «Mejor un cambio humano que el cambio climático» y en el puente de los Scalzi de Venecia los jóvenes colgaron una enorme pancarta donde se leía: «Estamos aún a tiempo». Los jóvenes eslovenos llevaron al Gobierno una lista de demandas concretas, como un presupuesto más verde, el cierre de una central termoeléctrica y una disminución del 40% de las emisiones de gases de combustión en el transporte hasta 2040.

En Nueva Delhi, una de las ciudades más contaminadas del planeta, una joven llamada Raza explicó a Efe: «Estamos aquí para crear conciencia sobre el cambio climático. (…) Es nuestra responsabilidad mantener la Tierra limpia». «Hoy no hemos ido al colegio, porque el colegio puede esperar, pero el cambio climático no», decía una impulsora de la protesta en Estambul, Atlas Sarrafoglu, de 11 años.

Las exigencias de avanzar en la lucha contra el cambio climático resonaron también en países de África, como Kenia, Sudáfrica, Mauricio o Uganda, aquejado de un aumento de corrimientos de tierra e inundaciones, en los que no hubo un llamamiento generalizado a la huelga pero sí marchas.

En Nairobi, los manifestantes acudieron al bosque de Karura, uno de los pulmones de la ciudad y el único bosque indígena en el corazón de una ciudad.

En Sudáfrica, la nación más industrializada del continente, los manifestantes reclamaron cambios urgentes en la política energética local ya que es el decimocuarto mayor emisor de dióxido de carbono del mundo.

En Sidney, Bangkok, Hong Kong o Tokio, miles de jóvenes tomaron las calles al grito de «si vosotros no actuáis como adultos, lo haremos nosotros».