La planta de Tratamiento Mecánico Biológico (TMB) de Zubieta, incluida en el complejo en que albergará la incineradora, comenzará a recibir residuos el mes que viene. Así lo confirmó ayer el presidente del Consorcio de Residuos de Gipuzkoa (GHK) y diputado foral de Medio Ambiente, José Ignacio Asensio, que compareció ante los medios de comunicación tras visitar las obras de las segunda fase del denominado Complejo Medioambiental de Gipuzkoa (CMG-2).

Las obras de esta infraestructura, que consta de una planta de biometanización y otra de maduración de escorias, han supuesto una inversión de 15 millones de euros y están ejecutadas al 50%. «Marchan según lo previsto y se llevar a cabo en paralelo a la primera fase», señaló Asensio, que confía en que ambas finalicen en verano. En este sentido, indicó que la estructura del primer digestor de la planta de biometanización está ejecutada al 97%, y la del segundo al 35%. De las 46.000 toneladas de residuos de materia orgánica que se recogen en Gipuzkoa, según los datos de 2018, unas 12.000 toneladas serán enviadas a Epele para compostaje y las 44.000 toneladas restantes serán biometanizadas. Esta cantidad coincide con las toneladas de escorias que se prevé tratar en la planta de valorización de escorias, cuya estructura ya está finalizada. En la instalación se desarrollarán distintos procesos para transformar las escorias en áridos reciclados destinados a obra pública.

En cuanto a la primera fase del complejo (CMG-1), Asensio apuntó que las obras «marchan también según el calendario previsto, habiendo alcanzado ya el 80% de ejecución total». Y manifestó que la previsión es cumplir con los plazos contemplados en el proyecto, lo que implica que la instalación al completo esté en funcionamiento, tras el periodo de pruebas, en octubre de este año. El diputado indicó que el CMG «tendrá unos servicios integrales para valorizar el cien por cien de los residuos urbanos».

Quemar lo que no se recicle

Asensio no mencionó, sin embargo, que el Plan de Gestión de Residuos de Gipuzkoa (Pigrug 2019-2030) tiene por objeto «maximizar la prevención, optimizar al máximo la recogida selectiva, avanzar al máximo en el compostaje y la biometanización de la materia orgánica, y valorizar la totalidad de los residuos no reciclables», de lo que se desprende que la Diputación pretende quemar todo aquello que no se recicle.

Eso significa que, a partir del segundo semestre de este año acabarán en la incineradora de Zubieta, más de la mitad de los residuos generados en el herrialde, ya que los datos de 2017 revelan que la tasa de reciclaje se sitúa en el 48,87%, cerca del objetivo europeo, establecido en el 50% para 2020, pero lejos de la meta marcada en el Pigrug de cara al 2030, cuando la Ejecutivo foral, formado por PNV y PSE, dice que espera reciclar el 70% de los residuos.