Pablo GONZÁLEZ

Un actor, un oligarca y la de siempre: Ucrania elige presidente sin claro favorito

Vladimir Zelenskiy, Petro Poroshenko y Yulia Timoshenko encabezan las encuestas de las presidenciales cuya primera vuelta se celebra este domingo. Pronósticos poco claros, el cansancio de la clase política y denuncias de un posible fraude marcan estos comicios.

Un total de 29,8 millones de ucranianos están llamados a las urnas para elegir al que será su presidente los próximos 5 años. Del total de 39 candidatos registrados para estas elecciones, récord en Ucrania, tres son considerados favoritos destacados para estar en segunda vuelta, ya que ninguno parece será capaz de alcanzar hoy más de la mitad de los votos. Son el actor Vladimir Zelenskiy, el oligarca y actual presidente Petro Poroshenko y la ex primera ministra Yulia Timoshenko.

Zelenskiy es el principal favorito, al menos en la primera vuelta. Este humorista, actor y productor es la única cara nueva que tiene opciones de victoria. El showman ha hecho una campaña atípica, no se ha presentado a ningún debate televisado y se ha apoyado sobre todo en su popularidad personal. No ha presentado ninguna propuesta novedosa y parte de las que ha hecho no tienen que ver con la labor presidencial y son potestad del Parlamento y Gobierno, como la reforma médica que quiere realizar.

Tras él tiene al oligarca Igor Kolomoiskiy, uno de los principales rivales de Poroshenko. Kolomoiskiy ha apostado por explotar al máximo el carisma popular de su activo mediático, ya que el oligarca es accionista mayoritario del canal 1+1, donde trabaja y donde se emiten la mayoría de los trabajos de Zelenskiy. Entre un 25 y un 30% de los votos en la primera vuelta serán para él. Su mayor problema es la volatilidad de su electorado, propenso a cambiar de opinión en el último momento si se da cualquier clase de circunstancias, como actividad militar en el Donbass, disturbios o algún escándalo de última hora.

Lucha entre oligarcas

El actual presidente ucraniano Poroshenko es el segundo favorito. En un sprint final ha conseguido unos pronósticos del 15 al 20% de los votos. Tiene de su lado a todo el aparato administrativo, con las consiguientes posibilidades de irregularidades a su favor. Su mandato es bastante discutible y si bien le ofrece un núcleo electoral bastante estable, tiene también muchas promesas incumplidas que le restan simpatizantes. Ha estabilizado el país en unos momentos muy difíciles en 2014 y 2015, pero a partir de allí ni ha parado la guerra, ni ha erradicado la corrupción, ni siquiera ha vendido sus propios negocios, promesa que fue uno de los puntos principales en su campaña electoral en las elecciones de 2014.

La tercera en discordia, y la única mujer favorita, la sempiterna de la política ucraniana Yulia Timoshenko. Fue figura clave de la oposición en varios periodos, e incluso primera ministra de 2007 a 2010. Era la principal favorita hace unos meses, pero el haber empezado a hacer campaña electoral mucho antes incluso de que esta empezara de manera oficial le ha penalizado al final. Falta de ideas nuevas y con problemas de financiación en su partido, se le pronostica en torno al 12-15% de los votos. Teóricamente podrá luchar por la segunda vuelta, pero lo va a tener difícil.

El resto de candidatos son o bien candidatos técnicos, es decir están para arañar votos a otros rivales, o bien no tienen opciones reales. Entre ellos destaca el considerado prorruso Yuri Boiko, las encuestas le dan aproximadamente un 10% de los votos, el exmilitar Gritsenko, con 7-8%, y el populista Lyashko con un 5%. Todos ellos hacen más campaña de cara a situarse para las parlamentarias de otoño que para la presidencia.

Sospechas de fraude

De la propia campaña destaca la ausencia de grandes debates televisados, la ausencia de ideas novedosas en las promesas electorales y los fantasmas de fraude en torno a los comicios. Todos los candidatos favoritos prometen acercar Ucrania a la UE y OTAN, mejorar la situación económica y devolver el control sobre Crimea y Donbass para Kiev. Eso sí, en ningún caso los planes son demasiado elaborados ni van más allá del eslogan. Destacaría quizás la reunión del candidato Boiko con el primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, algo que le aportará votos, pero probablemente no le permitirá aspirar a la segunda vuelta.

Mucho más realistas son las sospechas de posible fraude. Así, a mediados de febrero, y con los comicios ya convocados, la Comisión Electoral Central eliminó de sus registros más de 5 millones y medio de votantes sin dar demasiadas explicaciones. Así, los que podrán votar pasaron de 35,5 millones a 29,8 millones. Algo que sería un escándalo mayúsculo en un país de la UE apenas ha trascendido en Ucrania.

Otro punto a tener en cuentas son los candidatos técnicos. Hay uno por ejemplo que se llama Yuri Timoshenko, con la esperanza que cierto número de personas que vayan a votar a Yulia Timoshenko, se equivoquen de casilla al no haber foto en las papeletas. Están muchos otros métodos, como las clásicas compras de votos o de comisiones de recuento en las provincias. Poroshenko se juega el todo por el todo en estas elecciones y pocos tienen duda de que hará todo lo posible para mantenerse en el poder.