Dabid LAZKANOITURBURU

Salvini quiere apadrinar una liga ultra para «refundar Europa»

El hombre fuerte del gobierno italiano y patrón de la xenófoba Lega, Matteo Salvini, emplazó desde Milán a la miríada de formaciones ultraderechistas a una alianza para las elecciones al Parlamento de Estrasburgo. Su objetivo, que choca con las agendas excluyentes de cada uno de los partidos, refundar &dcThree;su «sueño europeo». Nuestra pesadilla.

»Formamos parte de familias políticas distintas (...) Pero lo importante es que estamos ante la oportunidad de ampliar la comunidad, la familia. Estamos trabajando para hacer realidad un nuevo sueño europeo, aunque para algunos en Bruselas sea una pesadilla», señaló el líder de la ultraderecha italiana.

Salvini había invitado a prácticamente todo el espectro de la peligrosa, por variada, extrema derecha europea.

Tocado, junto al húngaro Viktor Orban, por la vara de medir a los líderes con proyección por Steve Bannon, el estratega que llevó en 2016 a la Casa Blanca a Donald Trump, su intención es la de erigirse como líder de un bloque que aúne a estos grupos y hacerlo desde Italia, el país que ha conquistado con su retórica xenófoba y su mantra de «primero los italianos». Los sondeos le auguran la victoria electoral con más del 30 % de votos.

Pero le va a costar más que la convocatoria de este foro, que ha tenido ausencias sonadas, como las de la líder ultraderechista francesa, Marine Le Pen –con quien Salvini se reunió en París el viernes– o el propio Orban, quien mantiene un juego a varias bandas después de haber sido apercibido pero no expulsado del Grupo Popular Europeo.

Tampoco asistieron los ultras españoles de Vox, pese a haber sido finalmente invitados.

Alemanes, daneses y fineses

Finalmente compartieron palco con Salvini el líder de Alternativa para Alemania, Jörg Meuthen, Anders Vistisen, del Partido Popular Danés, y Olli Kotro, de Verdaderos Finlandeses.

El anfitrión invitó a estos tres grupos a unirse a la Europa de las Naciones Libres (ENF) en el que están la formaciones del propio Salvini y de Le Pen.

«El objetivo es llegar a ser el primer grupo europeo. Tenemos el objetivo de ganar y cambiar Europa», afirmó en la conferencia titulada «Hacia la Europa del sentido común, el pueblo levanta la cabeza».

Por de pronto, Salvini anunció un gran mitin de campaña de la ultraderecha europea en Milán el 18 de mayo, en la que anunció que se espera la presencia de Le Pen. Preguntado por la ausencia de la líder de Rassemblement National (RN). el viceprimer ministro italiano aseguró que ha recibido el mandato «de todos los movimientos políticos que forman el ENF, incluido el RN, a este llamamiento a la unidad».

«Identidad y tradición»

Salvini reconoció «diferencias» entre los movimientos ultras pero insistió en que todos ellos se fundan «sobre las identidades y las tradiciones».

«Trabajamos para poner en el centro el trabajo, la familia, la seguridad, la protección del medio ambiente y el futuro de los jóvenes», resumió, en el más puro estilo protofascista de los años 30. Y en la misma línea discursiva que se pretende falsamente superadora de dinámicas como la lucha de clases, se dijo «cansado del debate de fascistas y comunistas, derecha e izquierda (...) No nos interesa, no les interesa a los 500 millones de ciudadanos europeos. Nosotros miramos al futuro, el debate del pasado se lo dejamos a los historiadores», sentenció.

Y puede que lo hiciera con conocimiento de causa. No en vano fue militante comunista en su juventud. Y en su madurez el eterno fascismo versión siglo XXI aflora por todos sus poros.

 

Cómo forjar una alianza desde perspectivas excluyentes

El líder del Partido Popular Danés. Anders Vistisen, señaló que «este proyecto busca defender los derechos de cada estado miembro a defender su propia via» pero advirtió de que «si dejamos que nos dividan, veremos más Bruselas y menos seguridad y el multiculturalismo y la identidad de Europa se impondrán a las identidades nacionales».

Esa paradoja-contradicción, la que busca unir a partidos con agendas patrióticas en un eje europeo que rechazan por definición, recorre las difíciles relaciones entre la miríada de grupos ultras.

Diferencias que van más allá del alineamiento de estos grupos en distintas alianzas en Estrasburgo. Así, el foso es grande entre la defensa de la economía de mercado de la AfD y el proteccionismo de la formación de Le Pen. El RN de esta última hace bandera de un laicismo que choca con el integrismo católico de la Lega y del PiS polaco, hoy en día en el poder.

Asimismo el PiS y los Verdaderos Finlandeses no soportan los elogios al inquilino del Kremlin, Vladimir Putin, que prodigan Salvini y Le Pen.

Estos dos últimos pugnan además por el liderazgo de la ultraderecha europea. La política francesa visitará en las próximas semanas a sus aliados en Eslovaquia y Rep Checa. T&hTab;odo ello sin olvidar que la política de cuotas de reparto de refugiados, que defiende el italiano, es rechazada tajantemente por los ultras del centro-este de Europa, incluido Orban. D.L.