Paso a paso, de la Barrerilla al puente Colgante, Korrika se rejuvenece
Del puerto de la Barrerilla al puente Colgante, Korrika vivió ayer una intensa jornada, en la que la carrera se rejuveneció paso a paso fortaleciendo el espíritu euskaltzale de miles de personas.
Bomberos, pensionistas, deportistas, músicos, familiares de represaliados, estudiantes, feministas, trabajadores de diversas empresas, dantzaris, representantes políticos, sindicales e institucionales, así como un sinfín de componentes del rico movimiento social, se sumaron a Korrika, pero sobre todo jóvenes. Desde Urduña hasta Getxo, al cierre de esta edición, fueron miles y miles los euskaltzales que se volcaron con la carrera popular, aportando desde la diversidad a un objetivo común.
Difícil de establecer un kilómetro destacado, porque todos lo fueron por Aiaraldea, Hego Uribe, Txorierri y Uribe Kosta. Desde los cubiertos de madrugada en el descenso del puerto de la Barrerilla por decenas de urduñutarras, que fueron cientos en el casco urbano de la única ciudad de Bizkaia, al esfuerzo titánico de Haliffa, en Laudio, animado por sus compañeras de ikastola a superar las barreras de su ceguera, como lo hicieron luego los basauritarras Juantxu y Mari Jose, de Irrintzi, con sus vehículos adaptados, al igual que Mikele en Larrabetzu y otros también en Basauri, Derio, Sondika o Astrabudua.
No hay obstáculo para que Korrika avance e impregne de su espíritu a un niño a bordo de su sillita corriendo por Erandio Goikoa empujado por su madre o un veterano deriotarra ondeando orgulloso el testigo, sin olvidar al «spiderman», al que finalmente flaquearon las fuerzas tras varios kilómetros en cabeza rodeado de chavales.
Entre los hitos de la jornada, que fueron muchos, el paso por Laudio, donde sus habitantes se volcaron, al igual que en Amurrio, Araia, Arakaldo, Arrankudiaga-Zollo, Ugao y Arrigorriaga, donde la marea, principalmente de estudiantes, era de dimensión destacada. Muchos nervios en los arcenes para incorporarse a la marcha, ansiedad superada por consignas como «hemen gaude euskararen alde», «klika klika klika hemen dator Korrika», «tipi tapa tipi tapa Korrika» o «bat, bi eta hiru salto».
50 años de Ariz Ikastola
Basauri marcó la nota de la matinal recorriendo Hego Uribe, donde la lluvia se quiso sumar entre gritos de «euria ere euskararen alde», aunque pugnó con el sol. Muy emotivo el kilómetro de Ariz Ikastola, que celebra medio siglo de vida, donde dos expresidentes, una trabajadora, un profesor, una alumna y una madre compartieron testigo representando a quienes pusieron una semilla para la recuperación de la lengua en el pueblo.
Cuesta arriba y cuesta abajo, los y las basauritarras pasaron el testigo a sus vecinos de Etxebarri, donde un grupo de bomberos tomó el relevo camino de Galdakao, más tarde en Derio y Leioa tuvieron nuevos gestos con la carrera popular, haciendo sonar sus sirenas y formando un arco de agua. Galdakao no se quedó atrás en brindar un caluroso recibimiento, al igual que Usansolo, donde trabajadores del hospital mostraron también su compromiso euskaltzale y en el límite de Hego Uribe, en Erletxe, Bolintxu Euskaltegia puso la nota colorida y festiva.
Larrabetzu, Lezama, Zamudio, Derio, Loiu y Sondika mantuvieron el pulso camino del bullicioso Erandio, más tranquilo en Goikoa pero que se volcó en Altzaga, al igual que Astrabudua. Leioa también marcó su impronta, con el numeroso movimiento asociativo, cultural y deportivo. No faltó el paso por el campus de la UPV-EHU, donde la rectora Nekane Balluerka y su equipo corrieron.
La intensidad se aminoró camino de Laukiz para cobrar fuerza en Urduliz con las trabajadores del hospital, Plentzia, Gorliz, Barrika, Sopela y Berango, preámbulo a la entrada en Getxo por Andra Mari. En Algorta, Korrika mostró sus mejores galas y se desparramó por sus calles en una tarde-noche memorable, al igual que en Erromo en dirección a Areeta, donde a través de la pasarela del Puente Colgante, a 50 metros sobre las aguas del Ibaizabal a manos de representantes municipales de Getxo y Portugalete, el testigo traspasó la Ría para ser acogida con fervor por los jarrilleros y luego por los santurtziarras. Mucho esfuerzo compartido para que Bizkaia sea cada día más euskaldun y parece que cada Korrika que pasa así lo es.