El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, instó ayer a EEUU a «abandonar sus planes irresponsables» en Venezuela, al tiempo que advertía de que una intervención armada tendría «consecuencias catastróficas, en respuesta a la «campaña sin precedentes» de Washington para derrocar al legítimo presidente venezolano, Nicolás Maduro. Lavrov recibió ayer en Moscú a su homólogo bolivariano, Jorge Arreaza, a quien volvió a transmitir su apoyo, y resaltó que los contactos entre Moscú y Caracas son una «prueba de la solidez de hermandad» entre sus pueblos y del propósito de sus líderes de fortalecer su relación estratégica.

Lavrov indicó que Washington apunta no solo contra Venezuela, sino que busca «reformatear políticamente» América Latina, lo que es una «total falta de respeto» hacia sus pueblos.

Arreaza agradeció a Moscú su apoyo y, tras citar el intento de golpe de Estado del martes, advirtió de que «nada ni nadie logrará que la soberanía nacional de Venezuela sea doblegada».

Al término del encuentro, Lavrov dijo que »con nuestros socios venezolanos coincidimos en que todo empleo de la fuerza sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU puede tener consecuencias catastróficas para toda la seguridad internacional». «Confío en que los analistas que, seguramente, todavía quedan en Washington, calculen las consecuencias de acciones temerarias», subrayó al comentar las declaraciones realizadas el sábado su secretario de Estado, Mike Pompeo, acerca de que Washington no descarta una intervención militar.

Reunión en Finlandia

Lavrov y Pompeo abordarán la crisis en Venezuela durante el encuentro que tienen previsto mantener hoy en Rovianemi, en Finlandia al margen de la reunión den Consejo Ártico.

Pompeo confirmó que mantendrá «conversaciones» sobre la presencia rusa en Venezuela Lavrov, con quien se reunirá «en unos días». «El objetivo es muy claro –dijo–. Nosotros deseamos que los iraníes, los rusos y los cubanos se vayan».

«Sin los cubanos –añadió–, no sería posible que él (Maduro) permaneciera en el poder, forman un cordón de seguridad» alrededor de Maduro, que «ya no confía en su Ejército».