El PP puede perder su joya más preciada ante una izquierda dividida
La Comunidad de Madrid pasaría a manos del PSOE, que consolida su primer lugar gracias a la división de las derechas. Carmena ganará con creces en la capital pero no tiene asegurado poder formar mayorías. Escenario abierto y para todos los gustos.
Hace 24 años que el PP conduce los destinos de la Comunidad de Madrid, con un legado manchado de corrupción, privatización de servicios públicos y personajes polémicos a su cargo, como la abanderada del neoliberalismo, Esperanza Aguirre, el antiabortista Alberto Ruiz-Gallardón, la autora de plagios, Cristina Cifuentes y el flamante tránsfuga, Angel Garrido. Pero según las encuestas, este largo ciclo posiblemente llegue a su fin, culminando un descenso que ya había comenzado hace cuatro años, cuando perdieron la capital a manos de Manuela Carmena.
La tercera región más poblada del Estado –6,5 millones de habitantes–, la segunda con mayor PIB después de Catalunya y de renta per cápita más alta bien podría caracterizarse como la joya más preciada del PP. No sólo porque su gobierno supone administrar el cuarto presupuesto del Estado (tras el central, el andaluz y el catalán), con 20,1 mil millones de euros, sino por su valor simbólico. «Hoy más que nunca, Madrid es clave, sobre todo la comunidad», explica a GARA alguien que suele caminar por los pasillos del Congreso y de Génova, quien recuerda que en 2015 ya había provocado un seísmo la pérdida del ayuntamiento de la capital y de la Generalitat valenciana, pero en ese momento se sintió menos porque estaban en Moncloa.
Pero en 2019, después de la debacle popular de las generales, «si se pierde la comunidad, esa referencia de poder, el partido se desdibuja», señala. Y añade un detalle no menor: el presidente del PP, Pablo Casado, «ha construido su victoria en las primarias sobre la base de Madrid». Sin Madrid ni Valencia, el único feudo de poder intacto que le queda a la gestión Casado es Galicia, en donde su liderazgo es a veces cuestionado por el presidente de la Xunta.
Tripartito a la carta
A diferencia de territorios como Catalunya o la CAV, donde desde hace décadas hay un abanico de varios partidos políticos con representación parlamentaria, en la comunidad de Madrid hasta el 2015 el poder se lo disputaban sólo el PP y el PSOE, con una acotada participación de Izquierda Unida y, durante un breve lapso, UPyD. Pero los tiempos han cambiado en la meseta castellana.
Hoy es seguro que el próximo domingo ingresarán seis partidos a la Asamblea y la única duda es quién tendrá un escaño más, si las izquierdas PSOE, Unidas Podemos o Más Madrid, o si las derechas, PP, Ciudadanos y Vox. El Pacma se encamina a volver a quedar fuera porque a pesar de recibir miles de votos, no logra subirse al piso del 5% mínimo exigido para un escaño (es una circunscripción única).
Tanto el CIS como los privados señalan un empate técnico entre los dos bloques y, en sintonía con lo que pasa a nivel estatal, muestran un desplome del PP y de Podemos, ambos víctimas de la fragmentación. Los populares podrían caer 19 escaños (del 35 al 21 por ciento de los votos), y los morados unos 14 asientos menos (del 18% al 9%). La extrema derecha de Vox irrumpe –hace cuatro años había obtenido 1,2%– y podría alcanzar el 10% de los votos (aunque nadie descarta que sean más, ya que en las generales obtuvo 13,8%).
La otra fuerza nueva será la de Más Madrid, liderada por Iñigo Errejón, quien obtendría alrededor del 12% de los votos, ganando el duelo de las izquierdas con sus excompañeros de partido, el cual decidió abandonar este invierno para montar una confluencia más personalista, sin la marca Podemos, en la que él decida todo junto a Carmena.
El crecimiento de la marca del puño y la rosa no sería tan pronunciado como en otras regiones y los socialistas, liderados por el exministro Angel Gabilondo, obtendrían según las mejores proyecciones sólo entre 3 y 4 puntos más que en 2015, lo que se traduce en hasta cinco escaños más. De todas formas, el descalabro del PP hace que el PSOE logre el primer puesto en unas autonómicas madrileñas por primera vez en 24 años.
«No podemos encerrarnos, vamos a pasar así del bipartidismo al ‘bibloquismo’», dijo Gabilondo el pasado domingo, durante el debate de candidatos en Telemadrid, cuando fue arrinconado por Isabel Serra (Podemos) para que explicite su negativa a pactar con Cs. La respuesta del exministro fue ambigua y se limitó a recordar que los naranjas ya adelantaron su negativa a investir a nada que no sea ellos mismos o PP. Pero dejó abierta la puerta porque desde Ferraz la directiva es primero buscar gobiernos en solitario en todos los casos, aunque ello implique rogarle una abstención a los de Rivera (como ya hizo Moncloa la semana pasada).
La única certeza del próximo domingo es que ganará el PSOE y el juego está abierto para el resto. Ignacio Aguado (Cs) podría concretar el sorpasso al PP que aún no muestran las encuestas pero que sí ocurrió a nivel regional en las generales (Rivera tuvo más votos que Casado), mientras que Errejón y Serra registran una diferencia dentro del margen de error, y habrá que ver en las urnas qué pesa más: si el tirón de Carmena o la marca Podemos. Por las dudas, Errejón se ha encargado que el rostro de la alcaldesa aparezca en la papeleta de Más Madrid.
Un párrafo especial merece la candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso, segunda en las encuestas y quien ha demostrado en campaña ser una máquina de producir frases extravagantes. Al estilo Trump, es la contendiente que más títulos en prensa ha conseguido gracias a afirmaciones como «un día los madrileños se irán de vacaciones y al volver Podemos habrá dado la casa a sus amigos okupas», o cuando dijo que las mujeres deben empezar a «emprender a la semana de haber parido». Lo cierto es que esta ex viceconsejera de Justicia es doctoranda en comunicación política, tiene una estrategia muy definida a base de golpes de efecto y se jacta de ser una orgullosa heredera de Esperanza Aguirre.
Las derechas, con menos probabilidades de sumar mayoría que el tripartito de izquierdas, deberían repetir sí o sí el Pacto de San Telmo que los llevó a la Junta de Andalucía en caso de querer gobernar. La incógnita en ese caso sería qué exigencias pone Vox y cuáles está dispuesta a asumir Rivera, porque Sevilla no es Madrid y el costo político ante su electorado se presupone mayor.
La capital puede volver al PP
La alcaldesa Manuela Carmena ganará las elecciones y por amplio margen, pero eso no le alcanzaría para ser reelecta en el cargo. Más Madrid, la confluencia que sustituyó al Ahora Madrid que obtuvo el segundo lugar en 2015 y fue investido gracias a los votos del PSOE, esta vez podría no repetir la misma suerte. Si bien superaría el 30% de los votos y pasaría de los 20 a los 22 escaños, la suma con los ediles socialistas (unos 11) le otorgan una mayoría muy ajustada, dentro del margen de error.
Uno de los motivos es que la confluencia Madrid en Pie Municipialistas, conformada por Izquierda Unida y Anticapitalistas y que lleva como alcaldable a Carlos Sánchez-Mato, se presentan en solitario por haber sido echados del gobierno municipal en 2017. Si bien no obtendrían representación por no superar el umbral del 5%, en los hechos serían decenas de miles de votos perdidos que no aportan a la mayoría progresista, favoreciendo al bloque de derechas.
El candidato del PP, José Luis Martínez Almeida, lograría 15 escaños (nueve menos que los que obtuvo Aguirre en 2015), seguido de cerca por Begoña Villacís (Cs), que alcanzaría 11, y por último Vox, entre tres y cuatro, por lo que, si se cumplen sus proyecciones más favorables y el nivel de participación perjudica a las izquierdas, la oposición a Carmena podría sumar un escaño más.
Por ahora, desde Más Madrid son optimistas y creen que podrán alcanzar los 29 ediles necesarios para investir a Carmena por otros cuatro años más. Pero no pierden de vista el resultado de las generales: aquel domingo, el PP, Ciudadanos y Vox obtuvieron casi 180.000 votos más en la capital que la suma de PSOE y Podemos.
Sobre los morados, ocurre una particularidad, y es que su marca electoral no aparecerá en la disputa por la alcaldía, ya que no alcanzaron un acuerdo con Carmena pero para evitar una fragmentación fratricida, han decidido apoyar tanto a Más Madrid como a Madrid en Pie, aunque los guiños para este último fueron notables.
La incógnita hasta el domingo persistirá en Madrid y todos los escenarios son posibles. Puede haber cambio de gobierno tanto en ayuntamiento como en la comunidad, o no. O puede haber un giro histórico y que por primera vez desde los 90, las izquierdas se hagan con los dos gobiernos más emblemáticos del españolismo.