Aún conmocionados por la derrota histórica en las elecciones europeas, Los Republicanos (LR) han comenzado la búsqueda de un nuevo líder tras la dimisión de Laurent Wauquiez. Casi todos los comunicados y declaraciones de electos y líderes de LR hablaban de una decisión «sabia», «digna» y «valiente».

La derecha francesa se enfrenta ahora a cuestiones existenciales: qué línea adoptar para sobrevivir entre una mayoría macronista y la ultraderecha de Agrupación Nacional, cuál es la dimensión de ese espacio político y con qué líderes perseguir unos objetivos también por definir.

Wauquiez había sido elegido con comodidad en 2017 como su líder, pero también abandonado tras el desastre electoral. Su salida cierra una semana de múltiples negociaciones, desde la iniciativa lanzada por Gérard Larcher a la amenaza de creación de un segundo grupo parlamentario de LR en la Asamblea o la creación de un «comité de renovación» propuesto por algunos diputados.

A la vez, se multiplican las dimisiones de electos locales, bajo presión explícita del partido presidencial ante las elecciones municipales de 2020.

Wauquiez «ha observado las iniciativas públicas y desordenadas que pueden existir, y ha sacado la conclusión de que había demasiados prejuicios y no suficiente buena voluntad, y con la sensación de que algunos estaban dispuestos a la política de lo peor. El riesgo no es de división sino de explosión del partido. Por eso marcharse es la mejor solución, y que cada uno tome sus responsabilidades», señala su entorno.

Ahora el liderazgo de forma interina lo asume el vicepresidente delegado, Jean Leonetti. Hasta ahora no se ha presentado ningún candidato a suceder a Wauquiez, pero varios dirigentes cuentan con su propias estructuras o grupos de reflexión.

De momento, la pelota está en el tejado de Larcher. Con el objetivo de construir «un proyecto para la derecha y el centro» que «desde los territorios», reúne hoy a los líderes de los grupos parlamentarios y a los presidentes de las tres grandes asociaciones de electos.