Francia y Corea del Sur dan inicio hoy en el Parque de los Príncipes (21.00; Gol y TF1) al Mundial. Una cita que, en su octava edición, llega con vocación de ser más grande que nunca. En el césped, con selecciones que han crecido exponencialmente estos cuatro años –y la previsión del Grupo de Estudio Técnico de la FIFA, que augura «el Mundial más rápido de la historia»– y a su alrededor: ya se han vendido casi un millón de entradas y la organización espera superar los 1’3 millones de espectadores de 2015 y alcanzar los mil millones de espectadores a lo largo y ancho del mundo.
Será un mes de competición, 52 partidos repartidos en nueve ciudades –Paris que acogerá el partido inaugural, Lyon que se reserva las dos semifinales y la final, Grenoble, Le Havre, Montpellier, Niza, Reims, Rennes y Valenciennes– y 552 futbolistas repartidas entre las 24 mejores selecciones del mundo. No se echan en falta demasiadas en esta lista –posiblemente Dinamarca, subcampeona europea, aunque tampoco estuvo en los dos anteriores Mundiales–, aunque sí en la de jugadoras. Sobre todo las de Ada Hegerberg y Pernille Harder, dos de las mejores jugadoras del mundo, que seguirán el torneo por televisión por motivos bien distintos.
Por cuestiones de edad, el aficionado tampoco podrá disfrutar de Sawa, Wambach, Abily, Mittag, Hope Solo, Schelin o Behringer. Pero que haya calma. La lista de estrellas es extensa y la de mitos tampoco se queda corta. Marta con sus seis Balones de Oro, su compatriota Formia que batirá el récord absoluto con su séptimo Mundial, los 181 goles de Sinclair (a tres del récord histórico de Wambach), las ocho «centenarias» estadounidenses, las seis Champions de Bouhaddi, Renard y Le Sommer... Mucho nombre propio y también mucha candidata a unir el suyo a la lista. Desde una Miedema en su mejor momento hasta una Kerr que quiere trasladar a la selección el inmaculado rendimiento que enlaza año tras año en W-League y NWSL, pasando por las debutantes Shaw, Oberdorf, Huitema, Guijarro o, por qué no, Nahikari García, una de las tres vascas en el torneo, junto a Irene Paredes y Mariasun Quiñones.
Buena parte de ellas comparten vestuario en las selecciones llamadas a copar las posiciones de honor. Encabezadas por la tricampeona Estados Unidos, que defiende título. Es, sin duda, la más fiable, aunque unas cuantas quieren discutir que sea la mejor. Lo dice abiertamente Inglaterra, bronce en Canadá y en plena «edad de oro». Lo desea Francia, siempre con mejor imagen que resultados y que cruza los dedos ante su gran cita. Lo acaricia Holanda, clasificada en la repesca, sí, pero vigente campeona de Europa, con una generación de jugadoras extraordinarias y un grupo muy trabajado. Lo sabe Japón, que ya derrotó a las estadounidenses en la final hace ocho años y ha agrupado a sus campeonas absolutas, sub17 y sub20 para buscar su segundo título. Y se ilusiona Alemania, con una nueva generación de futbolistas con la que quiere dar por zanjada su fase de transición para coronarse de nuevo entre las mejores.
Habrá que esperar al siete de julio para saber cuál de ellas, o de las 19 selecciones restantes, tiene razón.
Cuatro millones para el campeón
Sin entrar en comparaciones, odiosas siempre y muy dolorosas en algunos casos, el Mundial de Francia será el que más dinero reparta entre las selecciones participantes. Hasta el punto de que se ha triplicado el dinero invertido por la FIFA hace cuatro años en Canadá.
Entonces se repartieron quince millones en premios, dos de ellos para la selección campeona. Esta vez serán treinta y cuatro, respectivamente. A lo que hay que añadir otro montante de veinte millones de euros que la FIFA ha repartido entre las Federaciones para la preparación de sus equipos (11’5 millones) y los clubes, en compensación por la cesión de sus jugadoras (8’5), algo que nunca antes había sucedido.
No será la única mejora. Tras el escándalo de Canadá, que incluso acabó con las futbolistas acudiendo a los tribunales, todos los campos serán de césped natural. Además, se utilizará el VAR por primera vez.A.U.L.