Nerea GOTI
Bilbo

Colonias para romper las inercias de la pobreza

Por segundo año consecutivo, Save The Children ha puesto en marcha en Barakaldo un programa de colonias de verano destinado a niños y niñas de familias en riesgo de pobreza, una vuelta al mundo sin salir de Gurutzeta para romper inercias desde pequeños.

No hay casa con escolares por medio en la que las vacaciones de verano no provoquen un desajuste de horarios, actividades, planes… Y en esa ecuación también son relevantes los recursos para hacer frente a los cuidados, los económicos y los derivados de la red familiar y social que rodea cada unidad familiar. La oferta es amplia y diversa, pero campus deportivos, campamentos y colonias urbanas no están al alcance de todas las familias, ni en todas ellas existe la variable de una red social y familiar en la que apoyar los cuidados.

En muchos casos, las vacaciones de verano suponen que niños y niñas pasen solos en casa casi todo el verano mientras sus padres trabajan. A este respecto alerta Save The Children que son las familias monoparentales y en la CAV, de los 94.000 hogares monoparentales, el 80% están encabezados por una mujer.

En el barrio de Gurutzeta, Barakaldo, el parque de Gorostiza es un gran espacio de juego al aire libre, en el que todos los días se reúne un grupo de niños y niñas con educadoras y monitoras voluntarias. La mayoría de los menores tienen entre 7 y 10 años y cada día, entre las 9.00 y las 14.00 horas, desarrollan un programa de actividades para trabajar diversas competencias mediante el juego y la imaginación, pero hay veces en las que la programación se aparca porque la idea es que sea algo flexible, lúdico y dinámico. Hablan, juegan, trabajan valores y, sobre todo, se divierten.

Participan en los campamentos de verano que organiza Save The Children con la colaboración de BBK; una iniciativa dirigida a «familias que sufren pobreza y exclusión», que se ven obligadas a renunciar a actividades de ocio», y que se desarrolla en varios puntos del Estado. En Hego Euskal Herria, en Gasteiz y Barakaldo.

Segundo distrito con más RGI

Eliecer Azkorra es coordinadora del Centro de Recursos para la Infancia y la Adolescencia (CRIA) en este municipio vizcaino y, como explica, no es casualidad que el centro haya comenzado su andadura en esta localidad de Ezkerraldea, y más concretamente en Gurutzeta.

«Tiene que ver –según expone– con indicadores de pobreza, desempleo, exclusión social, población inmigrante… y en Barakaldo, en concreto, se hizo un diagnóstico de pobreza infantil en 2017; en 2018, con el Ayuntamiento, se hizo un mapeo de necesidades sociales». «Con todos los indicadores que hemos visto, Barakaldo es uno de los que municipios que más sobresale y dentro de Barakaldo, Cruces es un foco muy concreto», según precisa.

El proyecto atiende a factores «como la tasa de población inmigrante, el nivel formativo de los municipios de herencia industrial, que tienen un perfil que suele ser de menor cualificación, lo cual influye en todo el apoyo o acompañamiento que puedan dar a sus hijos en todo el tema de promover recursos de éxito escolar. Y en el caso de Gurutzeta, figura, además, como el tercer distrito con el porcentaje más alto de desempleo. Se evalúa, asimismo, la RGI y, en este campo, destaca como el segundo distrito con más población perceptora de la RGI».

El otro dato que subraya es el índice de familias monoparentales y el hecho de que el 90% sean mujeres solas cabeza de familia.

Una de esas mañanas en medio de la ola de calor con la que se ha despedido junio se respira algo más de frescura en el parque cercano a la presa de Gorostiza. La mayoría de los niños está jugando un partido de fútbol bastante especial, con distintas estrategias, incluida la de apartarse si el balón viene fuerte y, en cambio, no hay reproches cruzados ni dentro del equipo ni entre los contrincantes. Hay quien prefiere tumbarse, la mañana de juegos acaba de empezar y Sare (nombre ficticio) está cansada. «¿Qué te pasa? ¿No te apetece jugar?». Una educadora de Save The Children se acerca a ella, le propone unirse al grupo y mientras lo hace, le pregunta si le ha pasado algo. «En el grupo hay niños que necesitan una atención especial», explica a GARA. Diez segundos después no hay ni rastro del ‘cansancio’ que había mantenido a Sare fuera del juego.

Laura González es una de las educadoras y conoce a muchos de los niños del curso escolar. De hecho, estas son las segundas colonias en Barakaldo y llegan después de un curso en el que ya ha estado trabajando en el CRIA en coordinación con tutores, equipos directivos y servicios sociales. «Durante el curso trabajamos con escolares de Cruces, Barakaldo, Burceña, Llano... Hacemos refuerzo educativo, ellos se apuntan a determinadas horas, nos traen los deberes e intentamos reforzar las áreas en las que más ayuda necesitan», según apunta. El euskara es una de esas áreas en las que trabajan, sobre todo con los escolares de familias inmigrantes.

El día de la felicidad

Se organizan dos turnos de colonias de quince días y 24 niños y niñas inscritos en cada uno de ellos. «No suelen estar todos, mantener el compromiso de las familias es difícil en determinadas circunstancias», comenta esta educadora, que pone el acento en intentar «enganchar a las familias para conseguir que los niños puedan disfrutar de este recurso».

Las colonias están dedicadas cada año a una temática, y la del pasado fueron las superheroínas y los superhéroes. Este año giran en torno a “La vuelta al mundo”, idea que inspira las actividades que desarrollan: cada día recorren un país, hablan de interculturalidad, tienen un pasaporte en el que van indicando los países que visitan y recogen en un diario lo que han aprendido. «La idea no solo es jugar sin más, sino educar también en valores como la interculturalidad, la solidaridad». Hay días en los que plan consiste en identificar árboles, animales, recoger plásticos de los márgenes del embalse del Regato, y educar así en el cuidado del medio ambiente, pero también son colonias con un día dedicado a la felicidad, para conocer cómo se sienten felices, en los que prepararán una receta de la felicidad con botellas sensoriales; otro, a la alimentación y aprender así a comer de forma saludable...

Sobre cómo lo ven ellos, los más pequeños, destacan desde Save The Children que durante el curso y en las colonias han conseguido crear una relación de confianza mutua con las monitoras y de estas con las familias, con las que comentan cómo les ven. Están en coordinación con los equipos de educadoras sociales y centros educativos. El trabajo continúa, a partir de octubre en un espacio definido desde el que quieren ser referencia para la comunidad.

 

Barakaldo estrenará un centro en gurutzeta de apoyo educativo a la infancia y la adolescencia

Tras un año de andadura en el colegio Gurutzeta, el salto este curso a un espacio propio para el CRIA (Centro de Recursos para la Infancia y la Adolescencia) es un gran paso en un programa cuya valía reivindican, porque siempre es beneficioso para una comunidad que educadores trabajen en coordinación con centros educativos y servicios sociales y guien en procesos a niños y adolescentes. El CRIA, que seguirá gestionado por Save The Children, se emplazará junto a la Haur Eskola de Gurutzeta en la calle Bakea y abrirá sus puertas en octubre, aunque su inauguración será en noviembre, coincidiendo con el Día Universal del Niño. Alrededor del 20 de noviembre una semana de actos anunciará la apertura de este espacio que quieren convertir en referente para la comunidad.

Las colonias que organizan son un recurso de ocio accesible para todos en una sociedad en la que toda oferta de ocio representa gastos a los que no todas las familias pueden hacer frente. El centro «tiene toda la parte de refuerzo educativo, de acompañamiento y atención de familias», además del «acceso a actividades deportivas y de ejercicio físico... todo lo que tiene que ver con el desarrollo integral y lúdico de los niños y las niñas», explica Eliecer Azkorra, coordinadora del centro.

Las derivaciones que llegan de centros educativos tienen que ver con alguna dificultad educativa especial, ante casos en los que no pueden llevar el ritmo o necesitan un apoyo extra en alguna materia y sobre todo en euskara, «porque trabajamos con hijos e hijas con familias inmigrantes», según apunta. La idea es «en la parte de refuerzo educativo, intentar individualizar los recursos», con fichas personalizadas y en coordinación con tutores, centros y con servicios sociales, «para que entre todos podamos cubrir esas necesidades».

El centro trabajará, por tanto, en horario de tarde, y al frente de este espacio estarán una coordinadora, dos educadoras y dos monitores. El acceso se realiza a través de una ficha de derivación, en la que el centro educativo, una vez que ha hablado con las familias, traslada el caso. Trabajan con escolares con edades comprendidas entre 6 y 12 años, pero con la idea de entrar en las problemáticas específicas con la adolescencia, el paso a secundaria...N.G.