Con la nominación de María Chivite como presidenta navarra, la derecha queda por segunda vez consecutiva fuera del Gobierno navarro, algo que no ocurría desde los años 80, cuando el PSN lideró dos gobiernos consecutivos (1983 y 1987).

La novedad ahora es que lo hará de la mano de otras fuerzas progresistas y abertzales: Geroa Bai y Podemos integrarán el Ejecutivo e I-E lo apoyará desde fuera. Este impulso progresista, de hecho, llega alimentado por las abstenciones de EH Bildu, que han sido determinantes para esta designación. UPN gobernó Nafarroa casi ininterrumpidamente desde 1991 hasta 2015, pero ahora no le ha servido siquiera aliarse con PP y Ciudadanos en Navarra Suma.

La designación de Chivite se ha consumado esta tarde en el Parlamento en la segunda votación, por mayoría simple. Ha recibido 23 votos a favor (los 11 del PSN, 9 de Geroa Bai, 2 de Podemos y el de I-E); 5 abstenciones (de EH Bildu); y 22 votos en contra (los 2 restantes de EH Bildu y los 20 de Navarra Suma). No ha habido sorpresas, por tanto.

Chivite se convierte además en la tercer mujer consecutiva al frente del Gobierno navarro, tras Yolanda Barcina (2011-15) y Uxue Barkos (2015-19). Resulta relevante que pertenezcan a tres fuerzas distintas: UPN, Geroa Bai y PSN respectivamente.

Desde 1996 no había un representante del PSN al frente del Ejecutivo navarro. Fue Javier Otano, que dimitió y puso fin al efímero tripartito con CDN y EA al conocerse que había titulado una cuenta bancaria en Suiza. A partir de este momento, Miguel Sanz (UPN) fue presidente durante quince años ininterrumpidos y pasó el testigo a Yolanda Barcina en 2011. El vuelco se materializó en 2015 y ahora emerge otra fórmula que deja igualmente fuera a la derecha.