La investidura fallida de Pedro Sánchez en el Congreso ha abierto un «stand by» en el que vuelven a barajarse todas las cartas, y que puede prolongarse durante todo este mes de agosto. El líder del PSOE inicia hoy una ronda de partidos que se suma a otras con movimientos sociales, y cuyo objetivo parece ser incrementar la presión sobre Podemos para que acepte un acuerdo de legislatura, sin coalición de Gobierno. En caso contrario, le esgrime las urnas como amenaza, dado que las encuestas del CIS le están dando perspectivas de voto por encima del 40% y la posición de Podemos es delicada.

En este contexto, llamó la atención que el domingo el Rey español (presentado como árbitro de la situación, aunque obviamente no lo sea) dijera que «sería mejor» encontrar una fórmula de gobierno antes de tener que volver a convocar elecciones en noviembre. Sea una maniobra concertada o casual, el caso es que el PP se ha apresurado a coger ese guante: su número dos, Teodoro García Egea, ha dicho hoy lunes que están dispuestos a abordar dar vía libre a otro candidato que no sea Pedro Sánchez, una persona «de consenso» frente al ahora presidente en funciones, «que no es de fiar».

Así, se ha preguntado por qué tiene que ser Sánchez el candidato si no ha logrado reunir el apoyo suficiente del arco parlamentario para ser presidente al solo obtener el voto a favor de sus 123 diputados y el del parlamentario nacional del PRC.

En esta declaración ambiguamente calculada, el PP sondea la opción de un nuevo candidato que no sea del PSOE, pero tampoco parece descartar que se someta a votación otro representante de este partido que no sea Pedro Sánchez.

Entre los motivos de desconfianza, García Egea ha incluido el de la investidura el viernes de María Chivite (PSN) como presidenta navarra con la abstención de EH Bildu.