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Ongi Etorri Errefuxiatuak clama por el Open Arms ante la Subdelegación en Bizkaia

Ongi Etorri Errefuxiatuak ha llevado hasta la Subdelegación del Gobierno español en Bilbo su denuncia por la inacción estatal y europea en el caso del Open Arms y otros similares. Ha reivindicado a Euskal Herria como tierra de acogida y ha pedido a Lakua que incremente su presión.

Protesta de Ongi Etorri Errefuxiatuak esta mañana en Bilbo. (Monika DEL VALLE | FOKU)
Protesta de Ongi Etorri Errefuxiatuak esta mañana en Bilbo. (Monika DEL VALLE | FOKU)

Ongi Etorri Errefuxiatuak ha defendido hoy la acogida de refugiados en las ciudades vascas y ha denunciado situaciones como la que sufren actualmente 121 personas migrantes en el Open Arms con una concentración ante la Subdelegación del Gobierno español en Bilbo.

Una cincuentena de personas se han concentrado ahí con pancartas que llevaban lemas como "Salvar vidas es una obligación" y entonando lemas como "No son muertes, son asesinatos".

La representante de esta organización María Luisa Menéndez ha denunciado la actitud de Italia y Malta que han impedido que el Open Arms desembarque a las 121 personas a bordo, pero también la inacción del Estado español. Y ha reclamado al Gobierno de Lakua que presione para que haya una salida.

«Pedimos a las instituciones, también al Gobierno Vasco, que presionen al Gobierno español y éste a la Comisión europea para que el rescate sea una obligación», ha señalado Ongi Etorri Errefuxiatuak, para añadir que no se trata de una cuestión «de compasión o pena, sino de derechos y justicia».

«En el Mediterráneo no solo se está jugando con la salud física u mental de las 121 personas que escapan de travesías del horror, también se está reconfigurando quienes son sujetos de derechos y quienes quedan fuera de la categoría de seres humanos», ha señalado.

Yendo más allá del caso del Open Arms, ha indicado que «cada vez están criminalizando más la solidaridad, y un ejemplo de ello es Carola Rackette (capitana del barco Sea Watch), que la están juzgando tras haber entrado a la fuerza en un puerto después de estar dos semanas con gente en el barco».