Dabid Lazkanoiturburu

El primer ministro Conte acepta el encargo para unir en el gobierno italiano a rivales acérrimos

El primer ministro saliente, Giuseppe Conte, ha aceptado el encargo del presidente, Sergio Matarella, para formar un gobierno con el objetivo de lograr una «Italia más justa y de vuelta a su papel en Europa» Antes tendrá que limar las asperezas entre un M5S y un PD a los que solo el miedo al ultra Matteo Salvini supera su enconada rivalidad mutua

El primer ministro italiano y aspirante a seguir en el cargo. (ANDREAS SOLARO I AFP
El primer ministro italiano y aspirante a seguir en el cargo. (ANDREAS SOLARO I AFP

El jefe del gobierno dimisionario ha aceptado el encargo «con reservas», fórmula habitual en espera de la prestación del juramento del gobierno cuya composición deberá ser validada por el presidente italiano.

No obstante, el término «con reservas» reviste aquí connotaciones bastante más que protocolarias. Y es que, tras un encuentro de una hora con un Matarella sonriente, Conte ha anunciado que quiere formar un gobierno con el Movimiento Cinco Estrellas, fundado sobre el rechazo de los viejos partidos, y el Partido Demócrata, histórica formación de centro-izquierda heredera del PCI.

El candidato a la reelección ha justificado el intento de conjugar el agua y el aceite porque «estamos en una fase muy delicada para el país y debemos salir cuanto antes de la incertidumbre política creada por la crisis del gobierno» tras el anuncio de su hasta ayer socio, el ultra Matteo Salvini, quien en pleno agosto abandonó el Ejecutivo y exigió elecciones inmediatas.

En un intento de sellar un acuerdo entre dos formaciones (M5S y PD) que se odian y se han echado todos los trastos posibles a la cabeza, Conte ha prometido trabajar por un «nuevo humanismo» hacia «un país más justo, más competitivo, más solidario y más inclusivo».

Un desiderátum que puede contentar a todos pero en el que ha incluido su apuesta por una Italia que debe asimismo «recuperar un rol de primer plano en Europa». Su apuesta no es solo, que también, una reivindicación de la propia figura de Conte, quien en la reciente cumbre del G7 ha recibido los parabienes como líder político hasta del propio Donald Trump, sino un guiño al PD, que hace de la cuestión del alineamiento con la UE un «casus belli» para sellar una coalición con una formación, el M5S, bastante euroescéptica.  

El futuro de Di Maio

Pero las desavenencias van más allá y afectan de lleno a la composición de gobierno.
Y es que pese a que el debate oficial entre ambas formaciones ha girado en torno a la continuidad o no de Conte al frente del Gobierno, el verdadero choque estriba en el futuro del líder del M5S y vicepresidente saliente, Luigi Di Maio.

Este último insiste en retener el cargo de vicepresidente y aspira a ocupar el Ministerio de Interior, desde el que el xenófobo Salvini ha logrado catapultarse en las encuestas.

El PD insiste en que la cuota del M5S está asegurada al haber levantado el veto a Conte para presidir el gobierno, y que les compete a ellos el segundo puesto en el Ejecutivo.

El primer ministro saliente y entrante no es militante del movimiento fundado por Beppe Grillo, pero es considerado cercano al M5S. No obstante, Conte, quien no olvida la tijera que sufrió a manos de la entente Di Maio–Salvini, ha avanzado que prefiere un gobierno con un solo vicepresidente, cargo que, por lógica debería reservarse al PD.

Está por ver si el líder del M5S cede, teniendo en cuenta además que fue desde el principio renuente a esta coalición.

Por si fuera poco, el acuerdo depende del refrendo la semana que viene de las bases del movimiento a través de la plataforma de internet Rousseau.

Quizás eso explique que Conte no hizo mención alguna a la cuestión inmigratoria en su discurso. Por si las moscas.

El mal perder de Salvini

«Podrán escapar del voto durante un tiempo, pero antes o después la palabra volverá a los italianos». La frase desafiante escrita anoche en sus redes sociales por Matteo Salvini, define a la perfección lo que siente en estos momentos el aún vicepresidente de Italia y ministro del Interior en funciones.

Derrotado, y como amante despechado, augura todos los males y un corto recorrido al nuevo Ejecutivo.

«Que me diga alguien, sin reírse, si el M5S y el PD pueden formar un Gobierno duradero. ¿No sería más fácil organizar una campaña electoral que dé una coalición fuerte para los próximos cinco años?», se ha preguntado.

Y no ha dudado en atribuir lo sucedido a una conspiración entre París, Berlín y Bruselas. «El presidente (Mattarella) quería un candidato a primer ministro, un programa y un equipo de Gobierno. Seguramente lo han encontrado en Biarritz», sostuvo, en alusión a la reciente cumbre del G7.

Lo que no ha desmentido Salvini, fue que, asustado al ver el giro que tomaban los acontecimientos, y en su cambio de rumbo para salvar el pellejo, que ofreció a Di Maio convertirle en primer ministro a cambio de reeditar la coalición que él mismo rompió. ser primer ministro.