Feministas e integrantes del movimiento social han reiterado su apoyo a Sara Majarenas y su hija Izar, incidiendo en su reivindicacación de un «juicio justo», «porque queremos construir vidas y ciudades libres de agresiones». En su opinión, lo que rodea a ese caso es un claro ejemplo de la desprotección hacia las víctimas de la violencia machista y su revictimización.

«Cuando se perpetró la agresión no se garantizaron los derechos básicos de ni la madre ni de la hija. Aunque Izar se encontraba entre la vida y la muerte, tuvieron que pasar 24 días para que Sara pudiese estar un día entero con su hija, y durante ese tiempo se le quitó la custodia de su hija. Posteriormente y hasta el momento en que Sara recuperó la libertad, han sido múltiples las conculcaciones», han rememorado.

Consideran que la decisión del juez de poner en libertad al agresor dos años después supone condenar a la madre y a la hija «a vivir con miedo». «A tener que llevar un dispositivo telemático durante 24 horas, a tener que ir con protección policial, ...y a tener que vivir con la creciente tensión que este tipo de situaciones genera (durante estos meses en varias ocasiones se ha perdido la señal del agresor, habiéndose tenido que activar un protocolo especial para estos casos)», han añadido.

Ante el cercano juicio, tienen «miedo a la decisión que adopte la justicia» y «a ser juzgada». «Son muchas las que habiendo sido víctimas de la violencia machista, habiendo acudido al sistema judicial actual, no pueden vivir libremente, viven con miedo o se sienten desprotegidas», han explicado.

Red de apoyo

En ese contexto, han anunciado la puesta en marcha de una dinámica para responder a la falta de apoyo que muchas mujeres sufren, para superar estas situaciones y construir de forma comunitaria una red de apoyo.

«Somos conscientes que para revertir la situación se requieren de cambios de fondo, pero vamos a dar un paso en aquello que podemos comenzar a hacer», han explicado, apostillando que en los próximos meses darán más detalles al respecto.