Ainara LERTXUNDI
Donostia
Entrevue
Armando CAPÓ
Director de la película ‘Agosto’

«Yo viví la crisis de los balseros y ahora estoy preparado para contarla»

Cuba, agosto de 1994. La llamada «crisis de los balseros» y el Periodo Especial. Un grupo de amigos adolescentes se ven inmersos en ambas realidades, sin llegar a comprenderlas del todo. Carlos, de 14 años, vive su primer amor mientras ve cómo amigos y familiares se tiran al mar con la intención de llegar a Miami.

El director de cine cubano Armando Capó compite con «Agosto» en la sección Horizontes Latinos. (Juan Carlos RUIZ / FOKU)
El director de cine cubano Armando Capó compite con «Agosto» en la sección Horizontes Latinos. (Juan Carlos RUIZ / FOKU)

Carlos bien podría ser el director de cine cubano Armando Capó, que con su largometraje «Agosto», una coproducción de Cuba, Costa Rica y el Estado francés, compite en la sección Horizontes Latinos.

¿Por qué elige la «crisis de los balseros» y el Periodo Especial como ejes de su película, «Agosto»?
Como el protagonista de la película, yo tenía 14 años en ese momento. Vivía en un pequeño pueblo costero, Gibara, en el oriente del país. Era un momento complicado, pero también había acabado de estudiar. Había aprobado las pruebas de Arte y me iba a estudiar a otro pueblo, a Holguín. Eso suponía escapar de la tutela de tus padres y, bueno, estaba viviendo la adolescencia, con todo lo que implica a nivel emocional, de descubrir el sexo etc. A Gibara, al ser un pueblo de mar, llegaban los balseros. La gente necesitaba las brújulas, necesitaba navegar con alguien que supiera hacerlo. El pueblo, que tenía muchos pescadores, se convirtió en una especie de balcón para los balseros. Llegaban muchos camiones, carros, carretas con balsas que se terminaban de montar en una playa cerca de mi casa o pasaban de largo para probarlas en Holguín. En Gibara pasaban los últimos días antes de irse, y eso lo recuerdo muy bien. Había mucha tensión.

¿Qué pensaba en ese momento, a sus 14 años?
No lo veía con una clara intención política ni ideológica. A los 14 años yo quería tener sexo por primera vez, estaba enamorado y no me hacían caso, necesitaba un par de zapatos para salir al parque, me interesaban mis amigos y me importaba el inicio del curso en setiembre en ora escuela y en otro lugar. En la medida en que todo eso empieza a alterar tu vida cotidiana o tu universo de relaciones –un vecino ya no está o te despiertas con miedo a que tu padre se pueda ir–, te empieza a afectar obviamente, pero hasta mucho después no tuve una conciencia clara de lo que sucedió exactamente, porque al igual que en la película, la única manera en la que llegaban las informaciones era por medio de la radio o la televisión oficial. Mis vecinos escuchaban la radio para saber si habían llegado o no la gente del pueblo.

¿Por qué contar ahora ese momento tan delicado?
Las primeras películas tienen mucho que ver con cosas que le marcan a cada uno y necesitas cerrar el círculo. Tienen mucho que ver con las necesidades que uno tiene de contar algo. ‘Agosto’ nace ese deseo de contar o vomitar algo. El proceso de la película duró casi diez años desde que empezamos a escribir el guion. En ningún momento pensé que la «crisis de los balseros» se iba a repetir y el tema de nueva va a estar vigente. Simplemente, era algo que necesitaba contar.

¿Qué secuelas ha dejado en la sociedad cubana aquel periodo?
La generación de mis padres creía en el poder de las instituciones. De mi generación en adelante hay un proceso de alejamiento o de cambio de prioridades. Secuelas, tú caminas por La Habana y es una ciudad en ruinas. Yo creo que eso es una secuela de todo eso. El país inmovilizado, familias separadas… todo esto que no solamente afecta a Cuba sino a toda América Latina. Parte de Centroamérica migra a Estados Unidos o aquí en Europa, con la migración de países africanos.

Con Donald Trump en la Casa Blanca y el endurecimiento del bloque y de la Ley Helms Burton, ¿teme que hechos similares se puedan reproducir o que vuelva a haber otro Periodo Especial?
Yo creo que Cuba, y es mi opinión muy personal, es simplemente un peón en la política estadounidense. Estados Unidos nunca estuvo tan presente en la política cubana como en los últimos momentos de Barack Obama en la Casa Blanca. Cuando te niegas la posibilidad de dialogar, de negociar o, incluso, de influir sobre el otro, te niegas también la posibilidad de transformarlo, de tener una relación que obligue a tenerte en cuenta y a crecer o a transformarse. La manera en que se desarrolló la relación con EEUU empezó a crear posibles cambios en Cuba de manera muy inteligente y sutil. Ayudó a empoderar a una parte que necesitaba esos cambios. Imagínate lo traumático que debió ser para aquellos que durante años les dijeron que el enemigo es ese que está a 50 millas y que quiere acabar con tu vida, y ver a un presidente de EEUU –por Barack Obama– paseando por las calles de La Habana, Aquello fue una oportunidad de cambio mucho más real que el tipo de política que lleva Trump. Ahora mismo, antes de venir al Festival, La Habana estaba paralizada por falta de combustible. Y tiene que ver con la política de Trump.

¿Cómo cree que será acogida esta película en Cuba?
No sé. La película se estrenó en Toronto y ahora está aquí, en el Festival de San Sebastián. Hasta ahora, el tipo de público que ha ido a verla no ha tenido ese vínculo emocional que puede tener el público cubano; se ha relacionado con la película a través de lo que siente y descubre, pero sin tener ese apego. No sé cómo será recibida, predecir algo es muy difícil.

¿Qué conversación le gustaría generar con el público cubano?
Quiero que piensen qué va hacer Carlos, qué tipo de hombre puede ser después de haber vivido todo eso. Qué tipo de sociedad somos después de haber vivido todo eso, quiénes somos. Ir al cine no necesariamente significa reírse o pasarlo bien, la película intenta al principio ser un poco más empática y poco a poco se va volviendo más gris, más oscura. Ojalá sirva para pensar sobre ello.

¿Qué cree que va a hacer Carlos?
Carlos es como yo. Si he logrado hacer películas, Carlos también logrará hacer cosas. Pero está bien pensar sobre ello.

¿Era necesario contar la «crisis de los balseros» desde una óptica cubana?
Ya hay trabajos anteriores que retratan ese momento como el documental ‘Balseros’, pero no está hecho por cubanos. Es un documento increíble pero desde Cuba no tuvimos la posibilidad de hacerlo por muchas razones. También se ha contado esta historia por cubanos pero fuera de Cuba. Yo pensé que era la oportunidad de mi generación, ahora estamos llegando al cine. Es una carrera larga. Yo viví ese momento y es ahora que estoy preparado para contarla. Esa forma de vivirlo, de sufrirlo hace falta.