La recepción esta mañana en Palau de Quim Torra a los alcaldes independentistas tenía como clara referencia el acto del 27 de octubre de 2017, cuando la mañana previa a la proclamación de la República Carles Puigdemont recibió también el apoyo político y el ánimo personal del municipalismo.
Entonces fueron más de 700 primeros ediles los que acudieron al acto. Esta mañana han sido 800. De aquellos 700, más de 200 se fueron dos meses después a Bruselas para respaldar a Puigdemont en el exilio. El compromiso municipal con la independencia y contra la represión es continuo.
Entre gritos de «Lo volveremos a hacer», los alcaldes han alzado simbólicamente las varas de mando y han prometido continuar avanzando hacia la autodeterminación en un proceso que han definido como «de no retorno».
Por su parte, Torra ha indicado que «empezamos esto juntos y solo lo acabaremos juntos».
El acto tenía como motivo inmediato rechazar la sentencia del Supremo, contra la que se ha posicionado ya más del 80% de los ayuntamientos catalanes, incluido el de Barcelona. Los alcaldes han entonado lemas por la libertad de los presos durante varios minutos.
Sin Buch
La única nota que ha empañado el evento son las discrepancias en torno a la figura del conseller de Interior, Miquel Buch, tras la actitud de los Mossos frente a las protestas ciudadanas que han sucedido a la condena.
Muchos alcaldes se alinean con quienes demandan que dimita o sea cesado y así lo han reiterado en declaraciones en los pasillos. Ha resultado significativo que entre la plana mayor del Govern que ha participado en la recepción no estuviera Buch.