El Gobierno PSOE-Unidas Podemos, inédito desde la II República española, ya es realidad. Al filo de las 14.30 Pedro Sánchez ha sido investido tras tres jornadas de investidura absolutamente broncas por la furia de la derecha.
Después de un nuevo debate crispado, en la votación no ha habido las sorpresas que se temían dadas las enormes presiones públicas y privadas. Sánchez ha sumado 167 fotos a favor (PSOE, UP, PNV, Más País y diputados sueltos como BNG y Teruel Existe) frente a 165 en contra (PP, Vox, Cs, Navarra Suma, JxCat y CUP), aunque lo auténticamente determinante han sido las abstenciones de ERC y EH Bildu, que dan luz verde al líder del PSOE.
Su intención es que el Gobierno se ponga en marcha y empieza a trabajar esta misma semana.
Sánchez: «Se llama democracia»
«Es inaceptable que una situación así se prolongue un día más en este país», ha afirmado Pedro Sánchez en la intervencion que ha abierto la sesión definitiva de la investidura, incidiendo en el bloqueo producido desde abril pasado.
«La España que quiere avanzar» y «la España que bloquea» han sido confrontadas por Sánchez en esta intervención. Ha indicado incluso que introducirá reformas para que estas situaciones de bloqueo puedan ser resueltas en el futuro.
«Se llama democracia», ha subrayado Sánchez tras recordar que la mayoría progresista ha sido reiterada por la ciudadanía en las últimas elecciones estatales.
«Tengan un poco de nivel democrático», ha añadido mirando a las derechas cuando, como ocurrió sábado y domingo, han interrumpido sus palabras con gritos. Por ejemplo, al citar unas Manuel Azaña. «Sí, Manuel Azaña, presidente de la República», ha subrayado.
De cara al futuro, «pueden seguir en el berrinche o aceptar el resultado. Les recomiendo lo segundo, no les compensa el berrinche. Van a contagiar a sus votantes una crispación que no tiene razón de ser».
Ha insistido en pedir que no se fomente el desencuentro, «porque eso también es patriotismo», y que se supere este clima «tóxico».
En la defensa de su propuesta de gobierno, Sánchez ha abundado por otra España diferente a la planteada por las derecha, en la que «no se ilegalicen partidos ni se cierren medios de comunicación».
Desde el PSOE, la portavoz Adriana Lastra ha incidido en la gravedad de lo ocurrido estos días dentro y fuera del Congreso: «Este matonismo no se había visto en nuestro país en 40 años. Pero aquí hay 167 valientes, 167 personas dignas».
Casado, entre gritos de «Viva el Rey»
Pablo Casado, líder del PP, ha abierto su discurso elogiando la figura de «nuestro rey», según ha dicho en desagravio por las afirmaciones hechas el domingo por Mertxe Aizpurua (EH Bildu).
También ha evocado a «las víctimas del franquismo que fueron ultrajadas ese día en el Congreso». Y ha dicho en un discurso de tono muy alto, en la línea del pronunciado el sábado, que «aquí solo cabemos la mitad de las personas a las que ellos asesinaron».
Le ha añadido la recurrente acusación a Sánchez de negociar la investidura con un preso por sedición, en referencia a Oriol Junqueras. «Usted lleva la unidad nacional a la sala de despiece», ha dicho Casado.
«Usted es el ultra», ha espetado al candidato a La Moncloa, antes de asegurar que la Constitución «no es un candado, sino la llave de la convivencia».
Casado sí ha arrancado aseveraciones positivas desde los bancos de la mayoría cuando ha resumido que lo escuchado estos días en el Congreso «da miedo». Pues sí.
Por su parte, Santiago Abascal (Vox) ha preferido aprovechar el enorme altavoz mediático del Congreso hoy para lanzar sus soflamas uniendo criminalidad sexual e inmmigración en vez de centrarse en la investidura. Solo al final se ha referido a ello: «Este es un Gobierno ilegítimo, basado en la mentira y en el fraude». «La compañía aseguradora del golpe de Estado que ustedes están dando se llama ETA», ha concluido.
Tanto o más agresivo con Sánchez ha sido Carlos García Adanero (Navarra Suma), evocando a los dos miembros de UPN a los que mató ETA y asegurando a Pedro Sánchez que «yo no voy a callar eso» ni tampoco le va a «perdonar».
Esteban (PNV) recuerda que el Rey propuso a Sánchez
«Abochornado» se ha declarado Aitor Esteban por el desarrollo de esta investidura en el Congreso, aunque lo ha considerado «premeditado». Ha avanzado que en las proclamas de las derechas favor del Rey («torpe defensa») hay un objetivo de declarar el Gobierno PSOE-UP como «ilegítimo» y enfrentar el poder monárquico con el ejecutivo, buscando una primacía del primero «que no es así».
En este punto, el portavoz del PNV ha apuntado que en la lógica del PP y Vox Felipe VI bien podía haber designado candidato a Casado, Abascal o Arrimadas pero ha optado por «el felón», en alusión a Pedro Sánchez.
Esteban ha defendido poner ya en marcha el Gobierno, añadiendo que «casi nadie entendería que nos viéramos abocados a nuevas elecciones. Hacen falta nuevas recetas, este gobierno debería hacer las cosas de manera diferente. Va a haber dificultades, reticencias y trabas, pero confío en que la política la hagan los políticos y que este gobierno respete los acuerdos. Lo verdaderamente difícil empieza mañana. Es la única salida y merece la pena intentarlo».
Matute: «Nuestros derechos no caben en vuestras leyes»
Tras él ha intervenido Oskar Matute en representación de EH Bildu. Ha arrancado con una frase de Angela Davis: «No vamos a aceptar lo que no podemos cambiar, sino a cambiar lo que no podemos aceptar».
Con esa filosofía ha planteado la abstención de su grupo, recordando a numerosos colectivos en lucha o a las víctimas todavía sin reconocimiento ni reparación: «Hoy no es el final de nada, sino la continuación de todo. Nuestros derechos no caben en vuestras leyes».
«Ni nos vencieron ni nos domesticaron», ha recordado a las derechas, de nuevo enervadas frente a EH Bildu. Toda la bancada de Vox ha abandonado la Cámara al tomar la palabra Matute y en la tribuna Adolfo Suárez Illana (PP) ha vuelto a ponerse de espaldas, por lo que el diputado abertzale ha ironizado con que algunos se portan como «el jurado de ‘La Voz’».
Iglesias: «Nos atacarán por lo que somos»
Pablo Iglesias (Unidas Podemos) ha comenzando leyendo un mensaje de Rosa Lluch para PP y Vox: «Basta ya de usar nuestro dolor para su beneficio». Lluch suena como ministra.
No ha eludido la alusión a la monarquía, dado que las derecha se han abrazado a ella en la sesión. Les ha pedido que sean «inteligentes» porque lo peor que le puede pasar a Felipe de Borbón hoy o a su padre Juan Carlos ayer es aparecer unido exclusivamente a las derechas.
«El próximo gobierno va a defender sus lenguas, sus instituciones y su libertad para emocionarse con los símbolos que quieran», ha dicho Iglesias a catalanes y vascos. Y ha acabado dirigiéndose al candidato: «Pedro, no nos van a atacar por lo que hagamos, sino por lo que somos. Ten la mayor firmeza democrática».
Basssa (ERC): «Ustedes también son verdugos»
Por parte de ERC, ha destacado la decisión de colocar como portavoz hoy a Montse Bassa, hermana de la exconseller Dolors Bassa, encarcelada por el «procés». Con la voz entrecortada, ha explicado que el 6 de enero este año ha sido muy diferente porque «nos han robado» estar con ella. «No sé si se hacen idea del dolor, la rabia y la impotencia que han generado en nuestras familias –ha señalado–. Y no solo los jueces, también ustedes son verdugos», ha espetado a los representantes del Congreso.
«Personalmente me importa un comino la gobernabilidad de España. La indignación me haría votar que no, pero sabe, señor Sánchez, cuando visito a Dolors y los demás siempre sonríen a mi rabia, y me recuerdan que nosotros creemos en el diálogo y queremos construir una República independiente desde la cordialidad con España. No somos como ellos. Si queremos resolver el conflicto político, necesitamos esta empatía. Desde la gestión de la rabia y un gran escepticismo, hoy votamos abstención y reivindicamos su libertad y la nulidad de la sentencia». En algún momento de su intervención se han escuchado gritos de «golpista».
Las portavoces de JxCat y CUP, Laura Borràs y Mireia Vehí, se han reafirmado en el no poniendo énfasis en la represión, aunque trasladando a la vez a Pedro Sánchez la invitación a probar con hechos que es posible desactivarla.