Soledad Galiana

Éxito apoyado en estrategia de izquierdas y errores conservadores

Sinn Féin ha tomado la iniciativa para la formación de Gobierno tras su victoria en las elecciones generales irlandesas. Los republicanos ya han iniciado contactos con la izquierda y el centro izquierda irlandés, verdes e independientes, mientras que los conservadores siguen ponderando si negociaran con Sinn Féin.

Los resultados de las elecciones generales sitúa a Sinn Féin (SF) en el centro de la formación de Gobierno. El partido de Mary Lou McDonald no solo ha conseguido el mayor número de primera preferencias en las elecciones (24,5%), también ha empatado en el número de escaños con Fianna Fáil (FF) con 37 diputados, aunque estos últimos añaden uno más, ya que el presidente de la cámara baja del parlamento irlandés (Dáil) es reelegido automáticamente.

Fine Gael (FG), el partido en el Gobierno durante los últimos nueve años, ha conseguido tan solo 35 escaños y ha perdido en el camino a algunos de los ministros.

El declive en el voto de los partidos conservadores irlandeses ha alcanzado un nuevo record con este 43,1 % (comparado con el 49,8 % del año 2016) pero esa ha sido la tendencia en los últimos años, acelerada en estas últimas elecciones por la emergencia de la izquierda en Irlanda propulsada desde Sinn Féin, con unos resultados inesperados hasta para el mismo partido republicano.

Sinn Féin llegaba lastimado a estas generales después de que en las elecciones europeas y locales de 2019 perdiera a dos de sus tres eurodiputados y un tercio de sus concejales. Los augurios de cara a estas elecciones no eran muy positivos y se especulaba con la pérdida de algunos de sus 23 escaños.

Sin embargo, las encuestas a una semana de la cita con las urnas del sábado ya mostraba una emergencia de Sinn Féin, con el partido republicano empatado con las formaciones conservadoras FG y FF.

El portavoz de vivienda y diputado de SF, Eoin O’Broin, explicaba que la estrategia de los republicanos en estas elecciones fue la de centrarse en un mensaje positivo que mostrará que existían alternativas a las políticas de los dos partidos conservadores para solucionar las cuestiones prioritarias para los electores: la crisis de la vivienda y la sanidad.

Los errores en las campañas de Fine Gael y Fianna Fáil favorecieron a Sinn Féin. Fine Gael quiso centrarse en el Brexit, mientras que Fianna Fáil se postulaba como la única alternativa a Fine Gael.

Para el electorado, el Brexit no era una prioridad en estas elecciones (solo un 1% del electorado lo consideraba importante), mientras que el apoyo pactado de Fianna Fáil al Gobierno de Fine Gael desdibujaba las diferencias entre las dos formaciones políticas. Otros factores que jugaron un papel esencial en las elecciones, como el intento del Gobierno de Fine Gael de conmemorar el centenario del cuerpo policial RIC (que ejerció su actividad durante la ocupación británica) y por extensión a los llamados Black and Tans, responsables de masacres y atrocidades a principios del siglo XX, incluyendo el incendio de la ciudad de Cork. Esta conmemoración, planeada para el 17 de enero, fue cancelada debido al clamor popular en su contra. El día de inicio de la campaña electoral, un hombre resulto herido cuando una excavadora intentaba retirar la tienda de campaña en la que se encontraba durmiendo en el centro de la ciudad. Las semanas anteriores a la cita electoral se vivieron manifestaciones de agricultores, profesores de secundaria y de preescolar. Tanto Fine Gael como Fianna Fáil evitaron en su campaña electoral referirse a estas cuestiones, mientras que los candidatos de Sinn Féin se unían a las manifestaciones contra las políticas del gobierno.

Quizás la clave para el electorado fue la decisión por parte de los canales nacionales de televisión, el privado Virgin Media y el público RTÉ de excluir a la presidenta de Sinn Féin, Mary Lou McDonald, de los debates entre el líder de Fianna Fáil, Michéal Martin, y Fine Gael, Leo Varadkar.

Su ausencia en el primer debate entre Martin y Varadkar fue tan comentada como la similitud entre las políticas de ambos partidos. Cuatro días después, las encuestas presentaban a Sinn Féin empatado en porcentaje de voto con FF y FG. Y al día siguiente, una nueva encuesta ponía a los republicanos a la cabeza con un 24%. Fue entonces cuando McDonald recibió la invitación para participar en el debate en la televisión pública. Durante este encuentro con Martin y Varadkar, McDonald salió vencedora en las redes sociales ante lo que los ciudadanos percibían como sesgos por parte de los moderadores.

Y llegado el día de la votación, fue la estrategia del voto la que no solo puso a Sinn Féin por delante, sino que arrastró en su subida a otros partidos de izquierda, social demócratas y a los verdes.

Tres días antes de las elecciones, en las redes sociales surgió una iniciativa para maximizar el voto de la izquierda, asegurándose que todos los candidatos de los partidos de izquierdas recibieran transferencia de votos en las papeletas.

La estrategia funcionó. Las transferencias de Sinn Féin aseguraron la elección de candidatos de Solidarity-PBP, Laboristas, Social Demócratas, Verdes e independientes de izquierda, exactamente los partidos con los que los republicanos quieren formar gobierno.

Y precisamente esa es la tarea más dura, y a la que ahora se enfrenta Sinn Féin. Pearse Doherty, el portavoz de Finanzas, está a cargo del equipo negociador que ya ha iniciado contactos con los partidos minoritarios y diputados independientes, mientras que Fianna Fáil y Fine Gael lamentan el haber descartado entrar en un gobierno de coalición con los republicanos antes de las elecciones.

En Fianna Fáil ya se han oido voces que favorecen una coalición con Sinn Féin, pero el partido se encuentra muy dividido, ya que muchos temen una alianza que pueda mermar su base electoral.

Exactamente, ese es el mismo problema que Sinn Féin encuentra en la izquierda, donde laboristas, social demócratas y Solidarity-PBP temen que una coalición con SF les haga irrelevantes a los ojos del electorado, que podría optar por obviarles para votar directamente por el partido republicano.

Finalmente, están los Verdes, cuyas políticas sociales y medioambientales distan mucho de las propuestas de Sinn Féin. El partido verde irlandés es de tintes conservadores y consideran que la política fiscal de imposición de nuevos impuestos es la mejor opción para combatir el cambio climático, algo a lo que los republicanos se oponen.

Otra opción es que Verdes, FF y FG decidan combinar fuerzas y formar Gobierno, a sabiendas de lo que conllevaría: la revuelta de sus bases y un más que seguro castigo del electorado.