El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha pronunciado esta noche un largo discurso que no ha servido para resolver muchas de las incógnitas que rodean la crisis abierta por el coronavirus.

Lejos de avanzar medidas que sirvan para combatir la pandemia, el inquilino de la Moncloa ha defendido el confinamiento como única herramienta para luchar contra el Covid-19, y ha alertado de que «llegarán tiempos muy duros».

Ha puesto todas sus esperanzas en la creación de una vacuna para «vencer» al coronavirus, aunque ha reconocido que puede tardar meses en llegar; y ha pedido «valentía» a la ciudadanía ante una «ola que va poner al límite todas nuestras capacidades».

Asimismo, ha rehusado responder a las criticas recibidas durante estos días por parte del president catalán, Quim Torra, y por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. «Si alguien polemiza, no les quepa duda, nosotros conciliaremos», ha apuntado, y ha interpelado a la «unidad» tras poner en valor al Ejército y a las FSE.

Una nueva cacerolada

Al igual que ocurrió el pasado miércoles durante el discurso de Felipe de Borbón, esta noche también se ha podido escuchar el ruido de las cacerolas en pueblos y ciudades. Una muestra del enfado vigente en una sociedad que no sabe cuando finalizará el confinamiento.