El dirigente del PNV Koldo Mediavilla ha publicado un artículo en su blog en el que señala que «casualmente, quienes proponen la eliminación de toda la actividad industrial son quienes defienden un cambio de modelo económico. Sindicatos y partidos instalados en la confrontación, que reclaman el cierre total de la actividad productiva para, a renglón seguido, exigir de las autoridades gubernamentales el amparo, la protección y el subsidio si fuera preciso, de todo el personal parado. Demagogos reivindicativos que solo hablan de ‘derechos’ y jamás de ‘deberes’».
Se pregunta si hay que «¿parar los abastecimientos? ¿Evitar el suministro de gas, de electricidad, de agua? ¿Detener las obras, los trabajos públicos? ¿También en el vertedero de Zaldibar? ¿Desactivarlo todo?».
Y se responde que «todo no. Suspender cualquier acción, salvo la de la Diputación Permanente del Parlamento donde los apóstoles de la progresía mal entendida pretenden incentivar semanalmente el control al Gobierno. O en las Juntas Generales donde los partidos de la oposición siguen reclamando comisiones permanentes en las que marcar el paso de los ejecutivos forales durante la crisis. Hay que tener poca vergüenza para exigir una cosa y la contraria según interese. ¡Cuánta irresponsabilidad gratuita!».
Mediavilla hace su particular visión de la historia al señalar que «en momentos más duros que los actuales, al filo de la finalización de la guerra en Euskadi, cuando el ejército sublevado procedía a ocupar el núcleo resistente vizcaino, las autoridades republicanas debatieron sobre la necesidad de eliminar cualquier vestigio productivo que pudiera ser utilizado por los franquistas. Eso significaba dinamitar toda la industria que había mantenido la actividad, el empleo y el crecimiento de Euskadi. Afortunadamente, la propuesta de “tierra quemada” promovida por la legitimidad republicana no prosperó».
No solo no hace autocrítica sobre su gestión ante la cantidad de casos y fallecimientos que se dan en la CAV, una tasa de las más altas del mundo, sino que atribuye al PNV el progreso de la sociedad vasca: «Hubo dirigentes, vascos nacionalistas, que tuvieron la virtud de comprender que tras la guerra, tras la ocupación y la represión, allí había un pueblo, hombres y mujeres que tendrían que seguir viviendo, que tendrían que continuar adelante con su infausto porvenir. No sin injustas críticas, aquellos dirigentes políticos tuvieron la clarividencia de ofrecer a las generaciones que aquí se quedaban, la posibilidad de seguir resistiendo. Y las industrias continuaron en pie. Gracias a aquella decisión, la sociedad vasca, a pesar de todas las penalidades, sobrevivió. Salió adelante. Como saldrá ahora. Con el esfuerzo mancomunado de quienes deseen continuar. Reconstruyendo lo derribado y posibilitando un nuevo país para las generaciones venideras».
Mediavilla y su blog son el modo usado habitualmente por el PNV para trasladar su discurso más duro sobre los asuntos más polémicos.
En ueste largo escrito titulado “Eutsi gogor” muestra «su apoyo incondicional» al personal sanitario de Osakidetza y recuerda que hace tres años por una bacteria estuvo 28 días en la UCI. Obvia sin embargo que los médicos y enfermeros también demandan, junto a muchos científicos y expertos, el parón de la actividad no esencial, ante la gravedad de la situación que padecen para evitar que aumente el número de contagios y fallecimientos.
Además de criticar a los partidos políticos y a los sindicatos, también censura a profesionales de ETB: «No entiendo tampoco el interés informativo de una extubación, emitida en el Teleberri como un evento memorable. La lucha contra la enfermedad no necesita de espectáculo. Ni de morbo. No se necesita meter una cámara en una Unidad de Cuidados Intensivos para dejar constancia del dramatismo de una pandemia, de una calamidad como la que vivimos».