Récord de sanaciones, número de pacientes de cuidados intensivos al mínimo durante un mes, la victoria sobre el coronavirus empieza a asomar en el sur de Europa: el primer país europeo afectado, Italia, parece estar saliendo de la fase aguda de la pandemia del COVID-19.

Al anunciar este viernes la cura de más de 2.500 pacientes en un día, «la cifra más alta desde el comienzo de la crisis», el jefe de la protección civil italiana Angelo Borrelli no ha podido ocultar su satisfacción.

Es cierto que se han sumado 575 muertes, lo que lleva el total de víctimas a casi 23.000 fallecimientos. Pero Angelo Borrelli está «seguro de que la cantidad de muertes disminuirá».

«El 3 de abril, teníamos 4.068 pacientes en cuidados intensivos, hoy un poco más de 2.800», una cifra no publicada desde el 20 de marzo, ha declarado Franco Locatelli, del Consejo Superior de Salud. Según él, «la presión sobre las instalaciones del hospital se ha aliviado claramente».

Otra señal alentadora, la estabilización del número de pacientes enumerados, apenas menos de 107.000, solo 355 más que el día anterior. En varias regiones, como Nápoles, Bolonia, Venecia, Florencia o Roma, esta cifra está disminuyendo.

Después de más de 65,000 pruebas en un solo día (otro récord), solo el 5% han sido positivas, un indicador adicional «de la efectividad de las medidas de contención tomadas para contener el contagio», según Franco Locatelli.

«Todo esto nos hace conscientes del gran trabajo realizado en los hospitales y la colaboración de los ciudadanos», ha añadido Angelo Borrelli.

Los funcionarios de salud ahora confían en que han evitado que el nuevo coronavirus se propague hacia el sur, lo que ha sido una gran preocupación debido a la frágil infraestructura de salud en estas regiones más pobres respecto al norte del país transalpino.

«Haber logrado prevenir la propagación del contagio es ahora un hecho sólidamente respaldado por las cifras», ha celebrado Franco Locatelli. «Trece regiones registran una cantidad de muertes de menos de dos cifras, y dos no registran casos fatales», ha explicado, ufano.

En su lucha contra un posible aumento del contagio, Italia ha elegido una aplicación de seguimiento de contactos, «Immuni», que se instalará en los teléfonos de forma voluntaria. Lombardía lanzará análisis de sangre el 21 de este mes.

¿Reapertura el 4 de mayo?

Si se confirman las buenas cifras, «debemos prepararnos para reabrir el 4 de mayo», ha dicho, por su parte, Atilio Fontana, el gobernador de Lombardía, el más afectado  de toda Italia con casi 12.000 muertos.

En vigor desde el 9 de marzo, las medidas estrictas de contención están vigentes hasta el 3 de mayo. Pero el primer ministro Giuseppe Conte está bajo presión de la comunidad empresarial para reiniciar cuanto antes la tercera economía europea.

«¡Algo debe cambiar en las próximas dos semanas para los niños! ¡Nuestros niños tienen derecho a jugar!», ha reclamado, además, la ministra de Familia, Elena Bonetti, durante esta semana.

El gobernador de la región de Nápoles, Vicenzo De Luca, ha advertido sobre cualquier alivio prematuro de las restricciones impuestas a 60 millones de italianos, y hasta ha avisado que está listo para «prohibir la entrada» a los residentes del Norte del país.

Como señal de que la batalla no se ha ganado aún, el baile de convoyes militares continuaba el viernes, con 30 cuerpos enviados a Novara desde Bérgamo, una ciudad mártir cuyos servicios funerarios no pueden seguir el ritmo de las muertes.

Mientras tanto, el Instituto Italiano de Estadística (INSTAT) ha dado cuenta de los datos que ha recopilado en 1.689 municipios. De ello se deduce que no se permiten sacar conclusiones nacionales, aunque el INSTAT ha observado un «exceso de mortalidad» del 20% entre el 1 de marzo y el 4 de abril en comparación con el mismo período entre 2015 y 2019.

En algunos municipios del norte de Italia, en cambio, las cifras son impresionantes: casi cinco veces más muertes en Bérgamo (382.8%), cuatro veces en Piacenza (309%), más de tres veces en Lodi (261.5%) y Brescia (203%)...

Por otro lado, más del 10% de las personas infectadas en Italia pertenecen al personal médico; dos tercios son mujeres, según el Instituto Superior de Salud (ISS).