Habemus horizonte. Al sur del Bidasoa es una hoja de ruta sin calendario concreto, al norte tiene marcadas unas fechas que habrá que ver si se acaban cumpliendo, pero en ambos casos dibujan un horizonte. No es poco, la conciencia del futuro es uno de los rasgos que nos distingue como humanos. Así es desde hace dos millones de años, cuando a un Australopithecus agachado en la orilla de un río se le ocurrió guardarse un guijarro para fabricar después un hacha rudimentaria. Lo explica Jacob Bronowski en un libro maravilloso, “El ascenso del hombre”, al que el nombre no hace justicia.
No sabemos si a partir del sábado empezaremos a salir a la calle como ciudadanos del siglo XXI o cual Australopithecus recién salidos de la cueva. Pero lo cierto es que podremos salir. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, lo reiteró tras un larguísimo Consejo de Ministros: a partir del 2 de mayo toda la ciudadanía podrá salir a pasear con las personas con las que convive o a hacer deporte. Dos días después, el lunes, empezará lo que Sánchez llamó como «plan para la transición hacia una nueva normalidad».
En el Estado francés, donde el confinamiento ha sido más liviano, quieren correr más, y a partir del 11 de mayo abrirán escuelas. La circulación será libre en un radio de 100 kilómetros y podrán abrir tiendas, pero la hostelería tendrá que esperar a la decisión que se tome a finales de mayo, aunque en el horizonte, el primer ministro, Édouard Philippe, situó el 2 de julio.
Los jefes de gobierno español y francés detallaron ayer sus respectivas hojas de ruta, pero optaron por estrategias diferentes. Eso sí, ambos eligieron una fórmula territorial asimétrica pero centralista: el ritmo de la desescalada variará según la evolución de cada departamento o provincia, pero la decisión sobre los pasos a dar siempre se tomará en las capitales. Es decir, Erronkari estará obligada a seguir el ritmo de Iruñea, que será decidido en Madrid.
Philippe fijó el pistoletazo de salida el 11 de mayo, pero dejó numerosos aspectos sin detallar, y avanzó que será el 7 de mayo cuando se concreten los ritmos para cada departamento. Algunos países han hecho hojas de ruta con calendarios concretos a dos meses vista, algo que el primer ministro francés ayer evitó, aunque sí que se ató a un 11 de mayo todavía lejano.
Consciente de lo volátil de la situación, en un momento en el que está por observarse el efecto del regreso a las actividades no esenciales hace dos semanas, Sánchez optó en Madrid por no dar fechas más allá de las del próximo fin de semana. A cambio, ofreció una hoja de ruta por fases mucho más detallada que la francesa. Un movimiento inteligente, dada la cruda realidad, admitida ayer por el inquilino de la Moncloa: «Puede haber retrocesos».
Serán un total de cuatro fases que se aplicarán a ritmos diferentes según las provincias, aunque el punto de partida será el mismo –excepto para algunas islas, que empezarán este lunes ya con el segundo escalón–. La fase 0 arrancará el próximo lunes con la apertura de «pequeños resquicios de actividad económica», como la apertura de restaurantes que hagan comida para llevar. Si no se rompe nada –está por ver–, el 11 de mayo, Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa podrán abrir los pequeños comercios, así como las terrazas, que podrán tener una ocupación de un 30%. Será la fase 1.
Revisión bisemanal
Siguiendo las recomendaciones de la OMS, cada dos semanas se valorará la situación de cada territorio y Madrid –siempre Madrid– decidirá si una provincia puede dar el paso a la siguiente fase. Es decir, si todo fuese sobre ruedas, el 26 de mayo Hego Euskal Herria entraría en la fase 2, en la que se contempla abrir los espacios interiores de los locales de restauración con un aforo de un 30%. También equipamientos culturales con un aforo máximo de 50 personas cuando sean interiores, y de 400, cuando sean exteriores, siempre que se pueda mantener la distancia de seguridad de dos metros. La última fase implicará la flexibilización de la movilidad general, así como la ampliación del aforo de los comercios al 50%, entre otras medidas.
Para decidir sobre los pasos adelante o atrás, Sánchez anunció que se basarán en cuatro marcadores: las capacidades del sistema sanitario, la situación epidemiológica, la implantación de medidas de seguridad y los datos de movilidad. Serán marcadores públicos que todos podrán consultar, añadió.
Herrialdes cerrados
Las medidas concretas que se impondrán en cada fase serán detalladas en futuras órdenes del Gobierno español, pero ayer Sánchez avanzó que su aplicación asimétrica por provincias implicará que la movilidad quede restringida al interior de cada provincia. Es decir, no nos podremos desplazar entre herrialdes si no es por fuerza mayor. Para garantizar que así sea, Sánchez dijo que seguirá pidiendo prórrogas del estado de alarma cada dos semanas; un recordatorio de que la situación de excepcionalidad se mantendrá vigente durante este tiempo.
No será hasta superar estas cuatro fases –a finales de junio si todo fuese sobre ruedas– cuando la movilidad quedará restituida. Habremos entrado en lo que Sánchez ayer llamó «nueva normalidad», en la que imperará el distanciamiento físico y las medidas de higiene, a la espera de una vacuna o de un tratamiento efectivo.
En este ámbito, las noticias esperanzadoras se mezclan con las decepciones sobre prometedores proyectos que caen. Entre los primeros, ayer la catalana Grifols anunció que para julio podrá tener a punto un tratamiento novedoso. Veremos. Del mismo modo, “The New York Times” aseguraba ayer que un proyecto de vacuna elaborado en Oxford ha tenido resultados positivos en monos y preparan ya ensayos clínicos de entidad.
El día anterior, la revista “Science” se hacía eco de otro ensayo exitoso con primates en China, mientas en “The Wall Street Journal” el exdirector de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EEUU Scott Gottlieb elevaba la obtención de la vacuna a cuestión de Estado. Hay más que vidas humanas en juego.
Cuestiones pendientes
A la espera de la vacuna, hay más incógnitas abiertas. Aunque el plan de Sánchez fue mucho más detallado que el de Philippe, el primer ministro galo entró en varios asuntos que el español ni siguiera mencionó. Por ejemplo, Sánchez aseguró que será «recomendable» utilizar mascarillas, pero no se refirió a las dificultades para conseguirlas, mientras Philippe prometió que estarán a la venta en oficinas de Correos, y que se repartirán cinco millones entre personas sin recursos.
También prometió –habrá que ver si cumple–, 700.000 test a la semana, mientras Sánchez se limitaba a hacer de Nekane Murga y a inventar que son el quinto país que más test han hecho. Es mentira. Sánchez tampoco habló apenas de la capacitación de la Atención Primaria a la hora de detectar y trazar nuevos casos de Covid-19.
Finalmente, y conviene no olvidarlo porque un día nos despertaremos con un susto en los móviles, el Gobierno francés decidió ayer posponer la decisión sobre el uso de una aplicación móvil para controlar a los infectados y buscar a los contactos. La decisión requerirá «un debate y voto específico», añadió Philippe. Al sur de los Pirineos, este delicado debate en el que hay que conjugar salud pública y derechos fundamentales brilla por su ausencia.
Estado español
Fase 0
Situación actual. El 2 de mayo se podrá salir a pasear o hacer deporte. A partir del 4, podrán abrir algunos pequeños comercios.
Fase 1
Si no hay sobresaltos, empieza el 11 de mayo. Se abren más comercios, así como restaurantes con comida para llevar y alojamientos turísticos, con restricciones.
Fase 2
Se autoriza la apertura de más actividades, como restaurantes y locales con el aforo limitado a un 30%, así como grandes superficies comerciales.
Fase 3
Se abren todas las actividades, pero con limitaciones de aforo en bares, discotecas, museos, espectáculos culturales... Cincuenta personas en interiores y cuatrocientas en exteriores.
Estado francés
11 de mayo
Reabren escuelas y tiendas, y se permite la movilidad en un radio de 100 kilómetros.
A determinar
Por departamentos, se decidirá sobre hostelería, playas y otros eventos y actividades.