En virtud de la orden ministerial dictada el sábado, día 25, los menores de 14 años pueden salir con uno de sus progenitores durante una hora. ¿Pero qué pasa con aquellos que viven en centros o pisos tutelados? Save the Children ha instado por carta al ministro de Sanidad, Salvador Illa, a permitir la salida de los adolescentes que están en esta situación y atender las necesidades y realidades de estos menores.
En concreto, le insta a «dictar una nueva orden o instrucción por la que se establezcan unos criterios interpretativos mínimos para que las comunidades autónomas puedan regular también las salidas de niños, niñas y adolescentes tutelados».
Según cifras de la ONG, en la CAV hay alrededor 2.140 niños, niñas y adolescentes tutelados por los sistemas de protección de las Diputaciones Forales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa.
Considera «esencial« unos criterios «flexibles» de interpretación de la orden ministerial del 25 de abril que permita a las comunidades adaptar las medidas recogidas en dicha orden a la realidad de los centros de protección.
«Si se lleva a cabo una interpretación demasiado estricta se podría producir la discriminación de niños, niñas y adolescentes, quienes ya vivían con anterioridad al confinamiento en una situación de gran vulnerabilidad», subraya Catalina Perazzo, directora de Sensibilización y Políticas de Infancia de Save the Children.
Alerta también de «la situación crítica en la que se encuentran muchos de estos centros, con un limitado acceso a medidas de protección, con dificultad para adaptarse a las necesidades tecnológicas que permitan seguir a los tutelados con su educación, así como el aumento de situaciones de tensión debidas al confinamiento, suponen una situación de necesidad a la que se debe dar respuesta».
Pide en concreto que «se permita la salida a todos los niños y niñas tutelados, inclusive los mayores de 14 años, que sean distribuidos en grupos pequeños para poder gestionar mejor la salida, que se garantice que haya un acompañante por cada grupo –preferiblemente, un adulto de referencia con el que convivan o mantengan un contacto habitual– y que se identifiquen espacios públicos cerca de los centros para realizar las salidas, tales como patios de escuelas e institutos o polideportivos que actualmente permanecen cerrados, para poder realizar actividades físicas y de ocio en estas salidas».
Asimismo, plantea la posibilidad de que, durante estas salidas, los menores puedan ver a algún miembro de sus familias, ya que en muchos casos esas visitas llevan interrumpidas desde la declaración del estado de alarma.
Y para evitar cualquier situación conflictiva que pudiera darse, considera «esencial» que se traslade información al vecindario y resto de ciudadanía respecto de esta nueva orden y sus causas.
«Estas salidas, que responden a la necesidad de atender a la salud física y emocional de estos niños y niñas, no se pueden convertir en un motivo de conflicto con las comunidades y barrios en los que se encuentran estos centros», remarca Perazzo.