Mikel Insausti

‘Madre oscura’: Tu vecina puede ser una bruja

Simbología mileraria para representar a la mitología que no muere. (NAIZ)
Simbología mileraria para representar a la mitología que no muere. (NAIZ)

MADRE OSCURA
EEUU. 2019. 95’. Tít. Orig.: “The Wretched”. Dir. y Guion: Brett Pierce y Drew T. Pierce. Prod.: Ed Polgardy y Chang Tseng. Int.: John-Paul Howard, Piper Curda, Jamison Jones, Aie Tesfai, Kevin Bigley, Zarah Mahler. Fot.: Conor Murphy. Mús.: Devin Burrows. Mont.: Terry Yates. Dir. Art.: Davi Davis. Vest.: Laura Cristina Ortiz.


Los hermanos Pierce debutaron con la película de terror zombi ‘Deadheads’ (2011), y con su segundo largometraje, ‘The Wretched’ (2019), ya apuntan más alto, a pesar de que se mantienen dentro del cine de bajo presupuesto y sin salir del género que han mamado desde la infancia, por ser hijos del mago de los efectos especiales Bart Pierce, que trabajó para Sam Raimi en la influyente ‘The Evil Dead’ (1981). Y sin salir de su Michigan natal se las han ingeniado para que su nueva película luzca como si realmente hubiera costado más, a fin de que sirva de muestra de sus posibilidades en cuanto un gran estudio de Hollywood se decida a contratarlos, algo que sin duda está al caer.


El título original, que en algunos lugares han traducido como ‘el miserable’, resulta más ambiguo que ‘Madre oscura’, que sí entra de lleno en la temática de la película, relativa a la pervivencia de una mitología milenaria que asocia el mal a la mujer a través de la brujería. Lo que se pretende es darle la vuelta a la normalidad y sacar a relucir la parte más negativa del ser humano, por lo que la maternidad en su vertiente cruel es utilizada como amenaza o justificación del miedo. De esta forma se trasladan al tiempo presente antiguas maldiciones, con lo que la vecina de al lago puede ser en realidad una bruja.


Lo cierto es que ficcionalmente cualquiera puede serlo, pues el argumento se refiere a entes sobrenaturales que tienen la capacidad de poseer a las personas y llevarse a los menores de la casa. El estilo de los Pierce es aquí deliberadamente ochentero, con permiso de Spielberg, y así se encarga de remarcarlo un prólogo que se remonta a dicha década. El adolescente protagonista ejerce de curioso observador en la tradición de títulos como ‘Noche de miedo’ (1985), ‘La tutora’ (1990) o ‘Disturbia’ (2007), por citar algunos ejemplos.