Marcel PENA
Entrevue
Asier IÑIGO
responsable de marketing y comunicación

«Naiz Kontzertuak ha demostrado que otro modelo es posible»

Coordinador de la iniciativa NAIZ Kontzertuak, durante los dos últimos meses se ha recorrido diferentes salas de Euskal Herria para que las actuaciones fueran un éxito. Una vez finalizada esta temporada, nos explica cómo se originó y cómo ha transcurrido.

Asier Iñigo, en la Sala Totem. (Josu TORREALDAY/TAOM)
Asier Iñigo, en la Sala Totem. (Josu TORREALDAY/TAOM)

¿En qué momento se plantea poner en marcha NAIZ Kontzertuak?
NAIZ Kontzertuak nace en un contexto en el que todo está paralizado y reina la incertidumbre. Desde NAIZ queríamos devolver la solidaridad recibida para hacer frente a la deuda impuesta a GARA, así que paramos todas las campañas centradas en el pago (hemos tenido que afrontar otro desembolso de medio millón de euros en medio de esta brutal crisis) y nos propusimos apoyar a los dos sectores más golpeados por la crisis: por un lado, hostelería, pequeño comercio y empresas, a través de la publicidad; y por otro, espectáculos culturales.

De hecho, NAIZ Kontzertuak no ha sido la primera iniciativa que ha llevado a cabo NAIZ/GARA durante la pandemia.
Al inicio del confinamiento decidimos lanzar la campaña «Pausa garaia da», haciendo un llamamiento como sociedad a la reflexión, la solidaridad, el análisis… y sobre todo de prepararnos.

Los y las periodistas de esta casa redoblaron esfuerzos en ofrecer los mejores contenidos relacionados con la pandemia, con una vocación real de servicio público. En esos momentos críticos es cuando la demanda de un periodismo comprometido y responsable se hace notar… Durante esos meses NAIZ batió récords de audiencia y se suscribieron más de mil personas. También pusimos en marcha iniciativas con las que hacer más llevadero el confinamiento (Yoga, Zumba, cocina y ejercicios para los más pequeños, etc.).

¿Qué tipo de apuesta se acordó con grupos y salas?
Nos reunimos con diferentes representantes del mundo de la música para reformular NAIZ Kontzertuak. Teníamos claro que había que generar actividad, una actividad profesional. Habíamos visto muchos streaming en Instagram y otras plataformas durante el confinamiento, pero creíamos que se debía apostar por un sistema de pay per view que permitiese, por un lado, desarrollar la calidad que hemos podido ofrecer, y por otro, que afianzase el discurso que como medio hemos repetido desde que nacimos: el trabajo profesional se paga.

En Euskal Herria casi no había precedentes respecto a conciertos de pago vía streaming. ¿Creíais que iba a funcionar de esta manera en NAIZ Kontzertuak?
Estábamos convencidos de que en Euskal Herria existe una fuerza solidaria que quiere apoyar a las bandas y a sus trabajadores, y que entiende que son un pilar sociocultural fundamental. Este país no podría entenderse sin lo que las bandas han aportado durante décadas. Por tanto, era el momento de devolver a la música lo que nos ha dado. No solo a nuestro medio con el expolio, sino también a todos los movimientos sociales y políticos, y sobre todo, a nosotros mismos como personas y como comunidad.

De ahí el lema «Por nuestra música»...
La iniciativa se ha llamado «Por nuestra música» apelando a la urgencia del momento, pero no la queríamos centrar únicamente en la solidaridad, sino que también queríamos ofrecer un producto atractivo con el que reinventar la experiencia, limitada de por sí, de ver los conciertos por internet.

¿Qué despliegue técnico y humano requiere una iniciativa de este calibre?
Desde que elaboramos la propuesta hasta la fecha del primer concierto solo teníamos 2 semanas en las que tuvimos que programar a contrarreloj todos los aspectos relativos al sistema de venta de entradas, streaming, producción, plan de comunicación, etc.
Trabajamos con dos empresa de ingeniería informática, una de Euskal Herria y otra catalana, para que el pago de la entrada permitiese el desbloqueo de la página del concierto. Además había una complejidad añadida, ya que en el proceso se configuraban los sistemas de NAIZ para que se activase automáticamente una suscripción gratuita semanal a toda persona que comprase la entrada. En cuanto al servicio de streaming, lo ha proporcionado una empresa de Nueva York.

A este trabajo hay que añadir la producción de los directos.
Sí, en este caso TAOM y FOKU trabajaron todo el aspecto técnico de producción de los conciertos junto con los técnicos de cada grupo. Estética, disposición de cámaras, decorado… Con un  despliegue de 8 cámaras, una grúa, steadycams etc, para poder ofrecer cada detalle a quien lo estuviera viendo desde casa.

¿Qué dificultades ha entrañado el cambio de sala cada semana?
Cada concierto ha tenido una disposición diferente en distintas salas, por lo que todos los viernes era un pequeño reto. Hay que subrayar la sintonía que se ha creado entre los miembros de los grupos, salas y todos los trabajadores de este proyecto. Todos los grupos y salas han tenido la mejor disposición y desde NAIZ queremos agradecérselo, en nombre de todas las las empresas involucradas.

Cuando sonaron los primeros acordes del primer concierto, el de Gatibu, con todo funcionando perfectamente, fue el culmen de dos semanas bastante frenéticas.

¿Qué ha aportado a los grupos y sus 'crew' volver a los escenarios?
A algunas bandas la pandemia las pilló en plena gira o con un disco recién publicado. Gracias a NAIZ Kontzertuak, lo han podido presentar delante de sus seguidores. Además, en cada bolo han trabajado una media de 30 personas, entre personal de salas, músicos, técnicos u operadores de cámara, muchos de los cuales son autónomos.

Sabemos que esta iniciativa no va a salvar a nadie pero en cierta medida creemos que ha funcionado como una cerilla en mitad del apagón cultural, que ha permitido activar de nuevo a salas, músicos y técnicos.

¿Cómo se decidió qué grupos actuarían en NAIZ Kontzertuak?
La elección de grupos de esta temporada no ha sido fácil, ya que somos conscientes de que hay infinidad de grupos en Euskal Herria. Hemos empezado por ofrecer nuestro escenario a las bandas que participaron en el festival solidario de Illunbe, pero también se ha tenido una  sensibilidad especial con bandas que les pillo el confinamiento a punto de presentar el disco o preparando la gira.

Tenía que haber un equilibrio entre bandas de peso como Gatibu y otras que se están abriendo paso como Skabidean, diferentes estilos, géneros… Lo más importante es que en estos dos meses hemos afianzado un modelo, y, si las condiciones lo posibilitan, ello va a posibilitar ampliar NAIZ Kontzertuak a más grupos a la vuelta del verano. Lo que si podemos adelantar es que en otoño daremos en abierto todos los conciertos de esta temporada.

¿Qué les pareció a las bandas actuar «sin público»?
A decir verdad siempre ha habido algo de público. Comenzamos con  Gatibu con apenas 50 afortunados que tenían su entrada online y a los que les tocó por sorteo poder asistir a la Sala Sanagustin de Azpeitia. Era el primer concierto post-confinamiento que se hizo con público en Euskal Herria y el público estaba tan efusivo que hubo quien nos preguntó si eran figurantes los que rodeaban a la banda (risas).

¿Cómo han marcado las medidas sanitarias a NAIZ Kontzertuak?
El aforo y la disposición del público han venido marcadas por los estrictos protocolos de seguridad que hemos tenido que cumplir. Por ejemplo, en este último concierto de Skabidean en Totem, con un aforo para 1.000 personas, solo hemos podido meter 140 personas. La verdad es que la situación en la que quedan las salas es preocupante.

Aunque la evolución de la crisis también permitió alternar las entradas físicas y online.
Sí, así es. A partir del sexto concierto, con Belako, abrimos la opción de poder comprar entradas para asistir a sala. Esta opción convierte a NAIZ Kontzertuak en un modelo que puede sobrevivir a la pandemia. Ya que es realmente interesante que puedas escoger ir a ver a una banda a la misma sala o ver el mismo concierto desde el salón de tu casa en directo.

¿Cuál ha sido la aportación de los espectadores en esta experiencia solidaria?
En cada concierto la audiencia ha variado desde las 2.000 personas hasta las 3.700. Esto supone que se han vendido miles de entradas entres  suscriptores de NAIZ y público general a lo que hay que añadir el compromiso de Keler y Laboral Kutxa patrocinando la iniciativa.
Todo ello en su conjunto ha permitido generar una actividad económica durante dos meses de decenas de miles de euros que se han repartido íntegramente entre las bandas y sus 'crew', salas, oficinas y las empresas que han participado en la producción.

También hay que destacar que muchos conciertos no solo se han seguido en salas, domicilios y bares, si no que también en plazas de pueblos como Itsasondo, Larrasoaina, Etxarri-Aranatz o Lantziego se proyectaron en pantalla grande los conciertos, lo que supuso un ingreso extra para los grupos. Por ejemplo en Itsasondo se recaudaron 900 euros entre entradas y pins hechos por los más pequeños, que fueron a parar a bonos solidarios con las bandas.  Otras localidades que proyectaron los conciertos nos pidieron no hacer público el nombre por temor a afluencias.

¿Se han cumplido los objetivos marcados desde el inicio?
El mayor objetivo era que tanto músicos como espectadores quedasen satisfechos con la experiencia. En gran medida creo que lo hemos logrado. Lo que ha demostrado NAIZ Kontzertuak es que otro modelo es posible.