Hasta la fecha la aparición de un caso daba lugar, por lo general, a una medida de aislamiento de la persona afectada y de los contactos directos. A partir de ahí, llegaban las decisiones como cierres de clase o, en casos más graves, de la escuela.
Ese esquema general ha tenido aplicaciones distintas, ya en función de ls características del centro escolar, ya por disparidad de criterios aplicada por la Agencia Regional de Salud (ARS) o la Prefectura.
Observando las actuaciones seguidas en Euskal Herria, la ARS optó así por un primer cierre en Larraine, donde la escuela local cuenta con tan solo 16 alumnos.
La ikastola de Pausu y días después la de Baigorri siguieron ese mismo esquema. También centros de la red católica como la escuela Sainte Marie de Biarritz o de la red pública francesa, caso de la escuela maternal de Quai Chaho en Baiona, optaron por cerrar las puertas tras aparecer casos de covid-19.
Sin embargo, en un centro de mayor tamaño como el de Jules Ferry, en Baiona, la decisión fue sustituir a la media docena de profesores afectados y mantener abierto el centro.
El Ayuntamiento de Baiona confirmaba el viernes su intención de asumir un servicio de acogida de alumnos reforzado, «para permitir que las familias puedan seguir acudiendo a trabajar» caso de que se suspendan las clase presenciales al aparecer casos de covid19.
Tras el brote confirmado en la escuela Aristide Briand, y la consiguiente suspensión temporal de las clases, que tuvo como segunda consecuencia el cierre del centro de aire libre de Zokoa, la Alcaldía de Ziburu daba ese mismo días el paso de organizar igualmente el servicio de acogida de alumnos.
Menos restricciones en centros de primaria
Desde el martes 22 de setiembre, martes, regirá un protocolo que aligera definitivamente las restricciones a aplicar en los centros escolares de Zuberoa, Nafarroa Behera y Lapurdi.
El nuevo plan coincide con la nueva estrategia general adoptada por el Gobierno francés de «convivencia con el virus», olvidados ya los mensajes que situaban el objetivo en «dar batalla y derrotar a la pandemia».
Ahora de lo que se trata es de que la covid19, que se extiende inexorablemente en el Hexágono desde finales de agosto, no paralice las actividades básicas.
Eso en el caso de la Educación implica que «cuando aparezca un caso de covid-19 no se optará d por cerrar la escuela», en palabras del ministro galo de Sanidad, Olivier Veran.
Por lo tanto, el protocolo hasta ahora vigente de que, una vez detectado un caso, se abordada la identificación de contactos directos y paralelamente se adoptaban medidas de aislamiento, queda en desuso. No habrá tal actuación hasta que haya «tres casos en el mismo aula con procedencia de diferentes familias».
Las nuevas reglas se apoyan en un informe emitido el 17 de setiembre por el Alto Consejo para la Salud Pública (HCSP) según el cual los-as niños-as tienen un riesgo bajo de desarrollar formas graves de la enfermedad y son poco activos a la hora de transmitir el virus».
El objetivo es claro: cerrar menos escuelas para rebajar así el número de aislamientos preventivos y aminorar al tiempo las repercusiones de esas medidas en la vida socioeconómica.
En total son menos de un centenar -de los 60.000 centros escolares existentes en el Estado francés- las escuelas que han adoptado medidas de cierre temporal debido a la covid19 desde el arranque del nuevo curso, el pasado 1 de setiembre.