Fernando Alonso Abad ha quedado libre finalmente tras casi un cuarto de siglo en cárceles españolas. Después una larga pelea legal dentro de la dinámica de EPPK, ha conseguido la libertad condicional y ya no tendrá que pernoctar en prisión.

Alonso fue detenido en agosto de 1996 por la Guardia Civil junto a Andoni Murga Zenarruzabetia, ambos periodistas de ‘Egin’, acusados de pertenencia a ETA. Se les impuso una condena muy larga por un único atentado sin víctimas contra una empresa, dado que esta acusación se sumó a las de pertenencia y tenencia de armas y explosivos.

Alonso es natural de Sestao, aunque en el momento del arresto vivía en Hernani. Murga sigue agotando la condena, actualmente en Zuera (Zaragoza).

Desde entonces, un cautiverio de 24 años y dos meses, transcurrido en su práctica totalidad muy lejos de Euskal Herria: Villena (Alacant), Mansilla (León) y A Lama (Pontevedra). Los dos últimos años ha estado encerrado en Villabona (Asturias). Si bien se le concedió el tercer grado ya en abril, el traslado a Martutene que debía conllevar no se materializó inicialmente con la excusa del covid-19, por lo que pasó aún casi tres meses en una especie de limbo en el CIS de Villabona.

Este última etapa de cautiverio ha transcurido en el CIS de Martutene, por el que han pasado también en este tiempo Jagoba Codo o Sebas Etxaniz. Ahora, como a Codo o antes a Gorka Fraile, se le ha aprobado el tercer grado y no deberá dormir en la cárcel.

Desde prisión, en todos estos años Alonso ha publicado varios libros en diferentes géneros: ensayo, novela, cuentos... como ‘Por qué luchamos los vascos’, ‘El repartidor de sueños’ o ‘Al margen de la izquierda’.