Las labores del Instituto Navarro de la Memoria, del Banco de ADN público del Gobierno de Nafarroa y de la empresa pública Nasertic han permitido la identificación de Claudio Doroteo Diéguez Loza, cuyos restos fueron recuperados en 2016 en la sima de Otsoportillo. El Ejecutivo foral ha indicado que la identificación de este vecino de Etxarri Aranatz se ha hecho gracias a la coincidencia entre las muestras extraídas y la muestra genética cedida por su hija, Concha Diéguez.

Según diversos testimonios, a finales de los años cincuenta, durante la realización de unas obras en la antigua N-I, aparecieron unos restos humanos de los que no se conocía con certeza su paradero. Esta identificación del laboratorio genético de Nasertic abre paso a una hipótesis que hasta la fecha no se había contemplado, que alguien decidió recogerlos y trasladarlos a Otsoportillo, «influido por el valor simbólico de esa sima como lugar de asesinato pero también de inhumación de víctimas de 1936».

«Este caso va a permitir repensar algunas hipótesis de trabajo», ha reconocido el Gobierno de Nafarroa, que ha instado a familiares de víctimas a aportar sus muestras al banco de ADN, «por difíciles que puedan resultar sus casos». Son 244 los expedientes abiertos, pero son muchas más las víctimas que todavía no han sido localizadas. Todavía hay restos óseos procedentes de exhumaciones que no ha sido posible identificar porque no está en el laboratorio la muestra que lo permita.

Lo mataron en Sorozarreta

Claudio Doroteo Diéguez Loza, nacido el 30 de octubre de 1900, casado y con cuatro hijos, trabajaba como fogonero en el ferrocarril y estaba vinculado a la CNT. Fue detenido el 13 de setiembre de 1936 en Miranda de Ebro, donde estaba trabajando, y enviado a Altsasu. Según un testimonio recibido por la familia, aquella misma noche fue conducido al paraje de Sorozarreta, donde fue ejecutado y abandonado su cuerpo, aunque unos vecinos lo enterraron en el lugar.

«Como la inmensa mayoría de las víctimas de la represión en Navarra, Claudio Doroteo Diéguez fue asesinado únicamente por sus ideas políticas y su actividad sindical. De hecho, no figura entre los cientos de habitantes de la Sakana que marcharon huyendo de represalias, por lo que probablemente no temía por su vida», ha destacado el Ejecutivo.