Hoy en día gracias al desarrollo tecnológico de los efectos por ordenador se puede hacer cine fantástico sin necesidad de grandes presupuestos, como esta producción polaca que ha costado 1.200.000 euros. Pero para la salida al mercado internacional no basta con una utilización funcional del CGI, sino que también se introducen otros elementos foráneos, y en la ópera prima de Tomasz Szafranski abundan los clichés culturales importados de Hollywood, como que el roquero de turno tenga que ser un ‘impersonator’ de Elvis, o que los seres venidos de otra dimensión se parezcan a los cenobitas de Clive Barker en el clásico terrorífico ‘Hellriser’ (1987).

Esos seres de otros mundos aquí se denominan de forma, tampoco nada original, Cazadores de Cabezas, y proceden de un universo denominado en el título original Oblivio, término que desaparece en la denominación anglosajona para su lanzamiento en el extranjero. La pareja protagónica infantil son la niña Izka y el niño Franek, quienes al poner en marcha un misterioso gramófono traen a la tierra a Eddie, pero también a sus perseguidores, con lo que la aventura, que incluye el vuelo sin motor, está servida.