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Confirmado su triunfo, Biden arremete contra un Trump que sigue a lo suyo

Tras más de un mes de campaña de desprestigio del presidente saliente, Donald Trump, Joe Biden arremetió duramente contra el magnate tras ser confirmado por el Colegio Electoral. El aludido sigue a lo suyo y destituyó a su fiscal general.

Imagen de archivo de Trump y su hasta ayer fiscal general Barr. (Brendan SMIALOWSKI/AFP)
Imagen de archivo de Trump y su hasta ayer fiscal general Barr. (Brendan SMIALOWSKI/AFP)

Después de una ardua e infructuosa batalla judicial y política de más de cinco semanas, el Colegio Electoral de EEUU otorgó sin sorpresas 306 votos al ya oficialmente presidente electo, Joe  Biden y 232 al presidente saliente, Donald Trump, exactamente los mismos que arrojaron los resultados de los comicios.

Minutos después de que el estado más occidental del país -Hawái- asignase sus votos, Biden compareció para pedir a Trump que reconozca su derrota de una vez y pase página «para trabajar juntos».

Tras 37 días aguantando una verdadera ofensiva judicial ante la que se mantuvo reservado, el político demócrata se cobró venganza y arremetió con dureza contra el magnate.

«Nunca habíamos asistido a algo semejante», denunció Biden desde su feudo de Wilmington (Delaware), a propósito de la campaña de Trump. «Una posición que se ha negado a asumir la  voluntad popular, a respetar el Estado de derecho y ha rechazado el deber jurado de horar la Constitución», denunció Biden.

El presidente electo recordó que «306 votos electorales son los mismos que recibieron Donald Trump y el vicepresidente Mike Pence cuando ganaron en 2016. En ese momento, Trump calificó su ventaja en el Colegio Electoral como una victoria aplastante (…) Según sus propios estándares –agregó–, estos números representaron una clara victoria, y yo sugiero respetuosamente que también lo hacen ahora», señaló Biden tras un desenlace electoral que también ratifica la elección de la senadora Kamala Harris como la primera mujer y la primera persona negra que ocupará la vicepresidencia de EEUU cuando ambos lleguen al poder el 20 de enero.

Biden dio así por cerrada una disputa electoral sin precedentes, después de que la semana pasada el Tribunal Supremo también rechazase los intentos de Trump y sus aliados de revertir los resultados en cuatro estados. «Afortunadamente el Tribunal Supremo, de manera unánime, rechazó por completo y de inmediato estos intentos. Envió un claro mensaje al presidente Trump de que no participaría en un asalto sin precedentes a nuestra democracia», se congratuló.

La última bala de Trump

Aunque la confirmación de la victoria de Biden propina un golpe de gracia a los intentos de Trump de revertir el resultado de las elecciones, aún es posible que el mandatario saliente trate de interferir en la última fase del proceso, cuando el Congreso se reúna el 6 de enero para dar su visto bueno.

También normalmente un trámite burocrático, las dos cámaras del Congreso tienen que reunirse para poner el sello final al resultado de las elecciones, en una sesión encabezada por el actual vicepresidente estadounidense, Mike Pence, que preside el Senado.

Aunque se trata de una nueva estrategia rocambolesca con una meta muy complicada de alcanzar, los aliados de Trump ya han anunciado que seguirán en la lucha de mantenerse en el poder hasta el último momento.

Biden ha anunciado que siete senadores republicanos le han llamado para felicitarle tras la confirmación del Colegio Electoral.

Pese a alguna deserción como la del senador Paul Mitchell, de Michigan, la mayoría de los republicanos siguen alineados tras Trump en espera de las elecciones de dos asientos en Georgia –que definirán si los republicanos mantienen la mayoría–. Todo ello pese a que, como el caso Lindsey Graham, presidente de la comisión de Justicia del Senado, reconocen a regañadientes la victoria del demócrata.

Maniobra de distracción

En una de sus habituales maniobras de distracción, Trump ha anunciado la salida del Gobierno de su fiscal general, William Barr, con el que ha mantenido una tensa relación en las últimas semanas.

Barr ha sido un fiel escudero de Trump durante sus casi dos años al frente del Departamento de Justicia, pero al final del camino se le atragantó la defensa del fraude electoral infundado que el presidente le asignó.

A Trump le molestó que Barr descartase públicamente la existencia de un fraude electoral generalizado, y que no hiciese público durante la campaña electoral que el Departamento de Justicia tenía abierta una investigación contra Hunter Biden, uno de los hijos del presidente electo y una de las obsesiones de Trump.

El mandatario saliente evitó con el anuncio referirse a la confirmación por parte del Colegio Electoral de la victoria de Biden, en uno de los últimos coletazos de una Presidencia caracterizada por los despidos fulminantes a los colaboradores que le dejan de ser leales.