IÑIGO GARCIA ODIAGA

Apilar para crecer

El estudio Mei Architects es el responsable del proyecto de remodelación y rehabilitación de un antiguo almacén portuario de casi 100 años de antigüedad, en el barrio de Katendrecht. Sobre esa nave industrial abandonada se asienta un complejo de más de 200 viviendas tipo loft, que ayudarán a transformar el puerto de la ciudad de Rotterdam, en los Países Bajos, en un área urbana. La ciudad de Rotterdam lleva trabajando desde el año 2007 en un plan urbanístico para modernizar y transformar el distrito del puerto.

El nuevo proyecto respeta la composición original del almacén como una pieza prismática y maciza. Sobre ese almacén original se levanta un nuevo volumen de nueve plantas de altura destinado a las viviendas, que hace gala de un cerramiento acristalado que le otorga una gran transparencia.

El potente voladizo de la nueva pieza y su flotabilidad respecto de la antigua construcción, generan una dicotomía y un contraste muy marcados, acentuado por el uso de una estructura de hormigón en la pieza contemporánea, frente al uso del acero en la original.

El edificio ha sido bautizado como el Fenix I, ya que el almacén antiguo se conocía como Fenix, y fue construido en 1922 para la Holland American Line. Además de su renovación y rehabilitación, llama la atención su extenso programa de usos mixtos, que incluye además de las viviendas, oficinas y grandes espacios culturales entre los que destaca un circo.

Esa enorme pieza maciza de hormigón podría haber quedado marcada por una tremenda pesadez, pero gracias a un cerramiento permeable de vidrio hacia el exterior y de madera en el patio interior, construye un proyecto con una sensación de especial ligereza y flexibilidad.

Además, el uso del vidrio en el cerramiento de las viviendas permite una gran permeabilidad de estas, con una marcada conexión interior-exterior, que abre esos espacios domésticos a la ciudad de Rotterdam. Por otro lado, la estructura queda a la vista, mostrando cómo el volumen horizontal que contiene las viviendas se conecta al almacén original generando un nuevo conjunto homogéneo y articulado.

Fusión. Mediante el uso de una inmensa mesa, una nueva plataforma desde donde crecen las viviendas de aproximadamente un millón de kilos, se pudo preservar al máximo el edificio histórico y se creó un espacio para las empresas locales. Muchos de esos negocios ya se encontraban en la zona como la Fenix Food Factory, el Conny Janssen Danst, Codarts y el Circo Rotjeknor. Una galería pública atraviesa el edificio y conecta el lado de la ciudad con el muelle. Sobre la azotea del almacén histórico, ahora rehabilitado, se ha creado un patio comunitario, un espacio público que sirve de acceso a los portales y galerías de comunicación que permiten acceder a las viviendas. Lo existente se ha fusionado con el nuevo edificio, dando como resultado un bloque con cierto aire monumental, casi titánico y de una fuerte presencia icónica.

El proyecto se inició cuando la propuesta de Mei Architects sedujo al jurado del concurso internacional convocado, gracias a la robusta construcción de hormigón, que posibilita esta atrevida intervención moderna. Pero también gracias a la audacia de construir un híbrido, un edificio que condensa diversas actividades que van desde lo residencial, hasta el ocio, pasando por lo productivo. En definitiva una combinación exitosa de vida, trabajo, cultura y servicios. La forma escalonada del nuevo volumen hace que el edificio parezca menos colosal hacia el vecindario cercano, pero que se muestre en toda su magnitud hacia el paisaje abierto del puerto, donde entra en resonancia con las grandes infraestructuras navales e industriales.

Además del carácter del Fenix I y de su acertada lectura de la escala de los edificios circundantes, hay que destacar la innovadora construcción de la estructura de hormigón y las diferentes capas de tiempo que se han hecho visibles, gracias a la independencia de las distintas piezas y edades que lo componen.

Con un programa de usos mixto de 45.000 m2 y una construcción monumental que, por otro lado mantiene la memoria del lugar, Rotterdam ha ganado un edificio atrevido que pretende establecerse como un modelo para futuras intervenciones. Un proyecto que hace de la idea de apilar, un método, un sistema para desde el respeto permitir el crecimiento de la ciudad.