La segunda vuelta arranca para el Eibar este domingo en Balaídos (18.30) con la necesidad de que mantenga sus buenas costumbres a domicilio, como hace con las malas en Ipurua. Dos derrotas consecutivas, Levante y Atlético, tienen a los azulgranas pegados al abismo del descenso, lo que les obliga a sumar puntos. Cuanto antes, los máximos posibles e independientemente del rival.
Lo que sí puede hacer la identidad del rival es medir la calidad de los puntos en juego. Los de mañana son importantísmos porque se compiten con un Celta que sin Iago Aspas –recuperado, ha entrado en la convocatoria, pero podría no forzar– ha vuelto a perder fuelle. Ahora tienen cuatro puntos más que los armeros y se encuentran en ese momento en el que el próximo par de resultados pueden pueden decidir el objetivo por el que pelearán en la segunda vuelta. Es decir, que el Eibar tiene que ganar para asegurarse otro rival directo. Además, con todo tan apretado, hay que empezar a pensar en el golaverage; y el partido de Ipurua acabó en tablas (0-0).
Si el Celta tiene la duda de Aspas, el Eibar viaja con las ausencias de Arbilla y Kevin. El navarro vio la quinta amarilla contra el Atlético y el lateral arrastra problemas musculares que le han impedido entrenar hoy. Eso puede provocar que Bigas repita en el lateral zurdo, con Burgos acompañando esta vez a Paulo, o que regrese al centro de la defensa y que Soares entre en el once. El que sí viaja es Bryan Gil, totalmente recuperado y que, salvo sorpresa, regresará al once inicial.
José Luis Mendilibar espera, sobre todo, que su equipo no cometa los errores que tan caro ha pagado en los últimos partidos. «Por juego no estamos tan mal», –ha asegurado–. En todos los partidos hemos tenido opciones de ganar, pero no lo hacemos. Los errores que cometemos los estamos pagando muy caros. Están claros los errores que cometemos. Tenemos que tener la concentración suficiente para que, por ejemplo, no nos pillen las espaldas en un despeje. Casi todos los últimos goles vienen de jugadas nuestras de ataques. Conocemos el problema y espero solucionarlo».
Del Celta, un equipo «completamente diferente» a su último rival, ha destacado que no se le puede «dejar jugar. Si entran al partido con el balón, combinan bien y te hacen correr mucho detrás de ellos. No podemos dejarles que cojan esa comodidad con el balón porque nos harán daño».