A media tarde las cosas han dado un giro inesperado que no entraba en las quinielas, que hablaban de una absolución cantada: el Senado pospondía el fallo y llamaba a nuevos testigos en el segundo "impeachment" contra el expresidente Trump. La propuesta, que ha contado con el voto favorable de varios senadores republicanos, se ha tomado tras salir a la luz nuevos detalles sobre una llamada del expresidente al líder de la minoría republicana del Congreso, Kevin McCarthy, el mismo día del asalto al Capitolio.

Pero finalmente nada de eso ha ocurrido. Las presiones de unos y otros, de un Biden incapaz de desplegar su agenda frente al omnipresente Trump, y de un líder de los senadores republicanos llamando a mantener prietas las filas, pesaron más y los testigos se convirtieron en testimonios escritos que se adjuntaron al caso. No se ha llegado a los dos tercios, a los 67 votos que condenarían a Trump a un destierro de la política institucional de EEUU de por vida, a enterrar toda posibilidad de poder volver a presentarse. El juicio no ha entrado en un terriorio desconocido, alargándose en el tiempo. Siete senadores republicanos han votado para que fuera juzgado por incitar a la turba que asaltó el Capitolio, pero un 57-43 no fue suficiente.

Distanciarlo del partido

Sea ahora o más tarde, que el Senado lo haya absuelto no significa que se vaya de rositas y ni que su futuro en el Partido Republicano sea un camino fácil. Los demócratas no han conseguido inhabilitarle. No obstante, muchos senadores republicanos consideran que este "impeachment" supone el punto y final de las aspiraciones de Trump para una posible candidatura a la Casa Blanca en 2024.

El asalto al Capitolio ha causado consternación entre los republicanos. La turba pro-Trump amenazó de muerte a muchos de ellos al grito de  «cerdos» y «traidores». Y los  animó el expresidente: «Si no lucháis como si no hubiera un mañana, os vais a quedar sin país».

En realidad, hay muchos republicanos que creen que los demócratas les han hecho un favor al juzgar a Trump. De esta forma, creen, están impulsando que el Partido Republicano rompa amarras con esa figura, tras haber estado durante cuatro años a su completo servicio.