La velocidad a la que avanza el proceso de vacunación contra el covid-19 está siendo objeto de crítica en toda Europa, pero en el caso de la CAV la polémica está siendo más enconada porque parte de esa lentitud se debe a la estrategia adoptada por el Gobierno de Lakua de guardar una parte sustancial de las vacunas para garantizar la segunda dosis, lo que está provocando que ocupe puestos de cola en el Estado –solo por delante de Ceuta y Melilla– respecto al porcentaje de dosis recibidas y utilizadas.
En este contexto, la microbióloga Miren Basaras defendió ayer que «hay que administrar cada vacuna que llega, y hay que hacerlo lo más rápido posible». «Si una vacuna está guardada no sirve para nada, hay que ponerla cuanto antes», insistió la profesora de la UPV-EHU, una de las voces referenciales en esta pandemia, durante una entrevista en Hamaika Telebista.
Basaras reconoce en la entrevista que la cantidad de dosis que llegan está condicionando la campaña de vacunación, pero más allá de ese factor señala que «aquí no se están poniendo todas las vacunas que se reciben, esa es la estrategia que se ha adoptado aquí y que no se ha hecho en otros países, donde se ha optado por poner las vacunas a medida que van llegando». Al respecto, insiste en la opción de ponerlas cuanto más rápido mejor, «porque, al fin y al cabo, lo que tenemos que lograr es que haya la mayor cantidad posible de gente inmunizada, si no es de forma total, al menos parcialmente».
«Además, hay datos consistentes que indican que el nivel de inmunidad que se obtiene con la primera dosis también es muy bueno, tanto con la vacuna de Pfizer, como con la de Moderna y la de AstraZeneca», añade Basaras en Hamaika Telebista, y apostilla que, de hecho, «en el caso de la de Moderna se afirma que incluso administrando media dosis, la inmunización que se consigue es muy alta».
En el caso de la estrategia de Lakua, la polémica no se limita al ritmo, sino también al orden seguido en el proceso de vacunación. En este sentido, ayer coincidió el inicio de la campaña entre los agentes de la Ertzaintza, a quienes se va a poner la vacuna de AstraZeneca antes que a otros colectivos que también mantienen un contacto directo con la gente, con la protesta del personal subcontratado para trabajar en ambulancias para exigir que se le vacune.
«Trato vejatorio y humillante»
Según expusieron en la movilización desarrollada en el Hospital Donostia a convocatoria de ELA, LAB, UGT, CCOO, USO y CNT, el personal propio de Osakidetza, que representa el 1% de trabajadores y trabajadoras, ya ha recibido la vacuna, no así el personal subcontratado. Por este motivo, denunciaron el «trato vejatorio y humillante» que reciben por parte de Lakua y exigieron al Departamento de Salud «respeto y trato igualitario».
Durante la concentración, denunciaron las consecuencias de la política de subcontratación del servicio de ambulancias, y explicaron que ese colectivo, formado por 1.500 profesionales, está siendo tratado como «personal de segunda o tercera categoría». En esa línea, indicaron que las ambulancias de soporte vital avanzado, soporte vital básico y transporte progra- mado realizan a diario multitud de traslados de pacientes de covid-19, «a menudo en condiciones precarias y asumiendo un alto riesgo de contagio».
Y mientras en Donostia el personal de ambulancias hacía patente su malestar, en Erandio, Oiartzun y Arkauti 275 ertzainas recibieron su primera dosis. 4.500 agentes menores de 55 años serán citados en las próximas semanas para ser inmunizados, el 60% de la plantilla.