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Donostia

Sare subraya que solo el 5,5% de los presos vascos está en tercer grado actualmente

El «régimen de excepcionalidad» que se aplica a las presas y los presos vascos va desde la política de alejamiento al trato que se da a los que están gravemente enfermos, pasando por la restrictiva progesión de grados que se les aplica. Solo diez de ellos están en tercer grado actualmente.

Una de las movilizaciones organizadas por Sare el pasado 9 de enero. (Oscar MATXIN | FOKU)
Una de las movilizaciones organizadas por Sare el pasado 9 de enero. (Oscar MATXIN | FOKU)

Sare ha difundido este martes un nuevo análisis sobre la situación del colectivo de presas y presos vascos, centrando en esta ocasión en «el bloqueo en la progresión de grados».

La red ciudadana comenta que, mientras en torno al acercamiento y la repatriación ve el horitzonte «con esperanza», señala que no puede manifestar ese mismo sentimiento ante «el lento proceder en la progresión de grados de estos presos».

Por ello, indica que «poco avanzamos si se producen acercamientos pero la progresión de grados no se da, en la medida que pueda posibilitar el inicio del retorno a casa de todos ellos, haciendo uso de la legislación penitenciaria».

A fecha de hoy, 61 presas/os (el 32%) se hallan en primer grado penitenciario, 118 en segundo grado (62,5) y solo 10 en tercer grado (5,5%).

Notables diferencias de un grado a otro

Las diferencias entre uno y otro grado son notables. Como explica Sare, la clasificación en primer grado «significa, con la ley en la mano, una restricción de derechos»: limitación de horas de patio y de participación en actividades, cacheos continuos, comida en la celda...

Y recuerda que la inmensa mayoría de los presos y presas han estado en esta situación durante toda su condena; en ocasiones, más de 30 años.

En segundo grado las restricciones son menores pero, si se mantienen en esa calificación, los presos nunca podrán acceder a la libertad condicional tras el cumplimiento de las 3/4 partes de condena.

En estos momentos son 60 presos/as ya han complido las 3/4 partes, y ocho más lo harán en el transcurso de este año, con lo que, «si no se les estuviera aplicando este régimen de excepcionalidad, todos ellos (un 36% del colectivo) podrían estar en libertad».

«Normalidad»

Sare reivindica que, «al igual que el 88% de la totalidad de la población reclusa», las presas y presos vascos puedan realizar el tránsito para acceder al tercer grado, y con ello a la libertad condicional, ya sea saliendo durante el día y volviendo a dormir en la cárcel o, en aplicación del artículo 86.4, haciendo una vida más normalizada con un cumplimiento domiciliario bajo control telemático.

En resumen, lo que pide Sare es «normalidad en el funcionamiento penitenciario», así como «un criterio claro de cómo se realizan las valoraciones de las juntas de tratamiento para la aprobación o no de estas progesiones.