A Boris Johnson le crecen los problemas. Escocia apunta directamente a un segundo referéndum de independencia si el independentismo logra una mayoría en las elecciones del próximo 6 de mayo, algo que a cuatro semanas tiene todos los visos de suceder. Pero es que ese mismo día Gales celebra los comicios al Senedd, su Parlamento, y la formación independentista Plaid Cymru ha incluido un referéndum independentista en su programa electoral.
El manifiesto promete que un primer ministro de Plaid Cymru «permitirá que la gente de Gales, no Westminster, decida sobre nuestro futuro» dentro de los próximos cinco años. El líder del partido, Adam Price, ha señalado que «por primera vez en una elección al Senedd, el pueblo de Gales podrá votar para tomar su propio futuro en sus propias manos».
La formación independentista ha añadido que «la independencia es el único medio seguro y sostenible para lograr el progreso social y económico».
A pesar de ello, parece complicado que Plaid Cymru pueda formar Gobierno en Cardiff. En la actualidad el independentismo cuenta con 12 de los 60 escaños de la Cámara, frente a 48 asientos unionistas (Laboristas 29, Conservadores 11, Ukip 7 y Liberal-Demócratas 1). Las encuestas proyectan un ascenso de la formación, pero lejos de alcanzar una mayoría para la que tendría complicado formar alianzas.
Al igual que en Escocia, el independentismo está registrando en Gales los número más altos en las últimas encuestas, hasta oscilar el 40%, lo que podría suponer un impulso para la formación de Price. Además, este porcentaje es mayor entre los más jóvenes y, a partir de estas elecciones, se tendrá derecho a voto desde los 16 años.
Johnson, en silencio
El Brexit también puede suponer un argumento de peso en este cambio. A pesar de que Gales votó a favor de abandonar la Unión Europea, lo hizo solo con un 52,5% de los votos. Es decir, el 47,5% de la población galesa no quería abandonar el club europeo y esto, en una población con derecho a voto de apenas 2,3 millones de personas, es una diferencia muy pequeña (82.000 votos).
Hasta la fecha, en el caso de Escocia, Johnson se ha enrocado en que el norte de la isla ya votó hace siete años para no permitir una nueva consulta. En cambio, en el caso de Gales, este argumentó no le vale, ya que aquí no se ha celebrado ningún referéndum de este tipo. Por tanto, por el momento, ha optado por guardar silencio. Una táctica poco habitual en el mandatario inglés.
Así, ha sido el líder conservador galés Andrew R.T. Davies el que ha salido al paso señalando que «la independencia pondría en riesgo nuestra recuperación después del coronavirus» y un referéndum «hundiría a Gales en el caos».