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La izquierda de Castillo y la ultraderecha de Fujimori disputarán las presidenciales en Perú

Los modelos antagónicos de la izquierda de Pedro Castillo y la ultraderecha de Keiko Fujimori se enfrentarán en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Perú. Ambos tendrán que buscar aliados entre las numerosas fuerzas en las que se dividió el voto de la primera vuelta.

Pedro Castillo (Perú LIbre) y Keiko Fujimori (Fuerza Popular). (Sebastían CASTANEDA/AFP)
Pedro Castillo (Perú LIbre) y Keiko Fujimori (Fuerza Popular). (Sebastían CASTANEDA/AFP)

La izquierda de Perú Libre liderada por Pedro Castillo y la ultraderecha de Fuerza Popular de Keiko Fujimori se han asegurado el pase a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Perú, tras los comicios del domingo que reflejaron un voto disperso qie ahora ambos tratarán de seducir.

Con más del 95,9% de las actas de las elecciones generales contabilizadas, Castillo consolidó su liderazgo, con un 19,09% de los votos, mientras que Fujimori ratificó su segundo lugar, con 13,35%.

En cifras absolutas, esto supone poco más de 2,6 millones de sufragios para Castillo y 1,8 millones para Fujimori, hija y heredera política del expresidente Alberto Fujimori.

Con múltiples opciones políticas separadas por un estrecho porcentaje, finalmente Fujimori ha mantenido su ventaja sobre el ultraderechista Rafael López, (11,68 %) y el economista ultraliberal Hernando de Soto (11,64 %).

El recuento de los votos pendientes será ahora más lento, porque la autoridad electoral deberá resolver problemas en las actas y las que hayan sido observadas o impugnadas.

Complicadas alianzas

Visto el resultado de la primera vuelta, Castillo y Fujmori –en posiciones políticas antagónicas– necesitan buscar aliados y apoyos para la votación del 6 de junio entre el resto de fuerzas, la mayor parte de ellas de derecha y ultraderecha.

Mientras Fujimori ha enviado una propuesta de alianza a Avanza País, el partido de Hernando De Soto, ultraliberal y antiguo apoyo de Alberto Fujimori, Castillo ya ha llamado a los grupos sociales y organizaciones nacionales a entablar un diálogo para lograr «un cambio estructural para ya no seguir polarizando al país».

El candidato izquierdista afirmó que en la segunda vuelta se presentará «una competencia entre los ricos y los pobres, entre la opulencia y el mendigo Lázaro», así como «una lucha entre el patrón y el peón, entre el amo y el esclavo».

Pero la política peruana tiene sus propios códigos y el ultraderechista López ha destacado la similitud de algunas de sus propuestas con las de Castillo, sobre todo en el rechazo a cuestiones como la igualdad de género o los derechos de homosexuales.

«Él es provida y profamilia y estoy feliz, en esa parte coincidimos. Él recoge la gran angustia de un Perú abandonado», aseguró López antes de señalar que si Castillo «va a ser presidente de la república, hay que ayudarlo para que saque el país adelante. Yo no le pongo ningún estigma».

Ante esto, Castillo saludó a todos los que estén dispuestos a sumarse a sus propuestas de Gobierno y dejó abierta la posibilidad de un acercamiento con López.

Dos modelos antagónicos

Maestro de escuela rural y líder sindicalista, llegó a la segunda vuelta impulsado por el voto izquierdista conservador del campo andino, cansado como buena parte del país de la política tradicional y la corrupción sistémica en el aparato estatal.

Fujimori, hija y heredera política de expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), personifica la política que aborrece Castillo y además es percibida por muchos como la causante directa de la enorme inestabilidad política vivida en Perú en los últimos cinco años después de que no reconociese su derrota electoral en 2016.

La candidata del partido de derecha autoritaria Fuerza Popular también representa la corrupción que pesa como una lacra sobre el país, pues ha sido imputada por presunto lavado de dinero en sus anteriores campañas electorales, lo que le llevó a prisión preventiva durante 15 meses entre 2018 y 2020.

Como candidato de Perú Libre, un partido socialista y marxista, Castillo aboga por un control del Estado sobre la economía y, para atender las necesidades de la población, habla abiertamente de nacionalizar empresas y exigir más impuestos a las compañías extranjeras que explotan los recursos naturales.

Fujimori es defensora a ultranza de la economía de mercado practicada en Perú como un dogma desde el mandato de su padre, con una intervención mínima del Estado, y enfocada en poner las menos reglas posibles a las empresas privadas.

Cambiar la Constitución del golpe

Castillo plantea propuestas como una ley que regule los medios de comunicación o destinar un 10% del PIB a educación, cuando todo el presupuesto público actual del Gobierno apenas es el 14% del PIB.

También cree necesario reestructurar el sistema de pensiones, nacionalizar el gas y una Asamblea Constituyente para sustituir la Constitución de 1993, surgida del autogolpe de Fujimori, con el que  disolvió el Parlamento e intervino la Fiscalía, el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional.

Para Castillo, esa Carta Magna es la responsable de que en los últimos años se hayan perpetuado las desigualdades entre las clases altas y las más bajas, mientras que para Keiko Fujimori es innegociable la persistencia de la Constitución al considerar que fue responsable del crecimiento económico sin precedentes en la historia del país de los últimos 15 años.

El partido de Castillo también lidera los resultados en las elecciones 130 congresistas y 5 representantes ante el Parlamento Andino.