No ha sido un Primero de Mayo de los de la prepandemia, porque posiblemente nada vuelva a ser igual a lo que hemos vivido en el pasado, pero los sindicatos querían tomar de nuevo las calles, recuperarlas frente a la virtualidad de aquel que vivimos en el 2020, encerrados en casa. Y, al menos en Bilbo, lo han conseguido.
No ha habido aceras repletas al paso de las manifestaciones, ni esa sensación de masas de gente pasando, debido a las restricciones refrendadas por los tribunales –lo que no ha sido nada del gusto de los sindicatos, por cierto– pero lo que es indudable es que los sindicatos y los trabajadores han sacado músculo.
LAB: «El sistema no se sostiene»
La primera manifestación en salir ha sido la de LAB, sobre las 11:00. Desde la plaza Zabalburu, donde a su vez han confluido distintas marchas salidas de los barrios, ha partido una manifestación numerosa y colorida, bajo el lema ‘Por un cambio de rumbo. Cuidado, trabajo, vida, pueblo’.
Antes, su secretaria general, Garbiñe Aranburu, ha querido hacer un anuncio: «Ha llegado el momento», ha dicho, de una nueva huelga general en Euskal Herria, porque «si no hay disputa no habrá cambio de dirección en las políticas que se imponen». Aranburu ha anunciado que LAB tiene intención abrir un proceso de diálogo y generar un consenso con el resto de sindicatos y otros agentes sociales para ir preparando esa huelga general, con el fin de «entrar con fuerza en la fase postpandemia y dejar claro que vamos a seguir luchando por un trabajo, unas pensiones y una vida dignas.
Porque el sistema actual no se sostiene ni social ni ecológicamente», ha dicho. El nuevo modelo, será «ecosocialista y feminista».
Aranburu ha recordado que hace un año, en plena pandemia, las instituciones políticas y las patronales hacían llamadas a la colaboración de los sindicatos. «Entonces LAB vio que esta fase no va de colaboración, sino de disputa, que tenemos que disputar ese cambio de dirección en las política públicas y las patronales», ha dicho.
Más derechos, menos recortes
Cambio ha sido, precisamente, la palabra más repetida en las distintas convocatorias de los sindicatos. Mientras la manifestación de LAB se encaminaba hacia el Ayuntamiento, desde la Gran Vía y el Sagrado Corazón han partido poco después otros sindicatos: STEILAS, CNT, CCOO y UGT juntos y, cerrando la comitiva, ELA. En los carteles, los gritos, el reflejo claro de la gran conflictividad laboral y la precariedad que ha traído la pandemia.
Mitxel Lakuntza, secretario general de ELA, también ha apuntado que «ante la crisis, vamos a por la otra salida, de la puerta de la izquierda, la de más derechos y menos recortes». Lakuntza, que ha reivindicado que «es tiempo de cambios». Porque «el lehendakari Urkullu nos dice que no es el momento de derogar la reforma laboral. También nos dicen que no es el momento para hace una reforma fiscal. Quienes nos dicen que no es tiempo de cambio están preparando a su vez cambios. Sabemos que en estas semanas en Bruselas y en Madrid se está hablando de muchas cuestiones. Porque lo que está en juego es la salida de esta crisis. Cambio o recortes: esa es la cuestión», ha añadido.
Hay preocupación por las pensiones y la reforma laboral, también por la «opacidad del Gobierno de Sánchez». Para ELA hay dos líneas rojas. Una: «No vamos a aceptar que se nos impida negociar nuestros convenios aquí, en Euskal Herria». La segunda: los despidos colectivos, porque «no puede ser que las empresas despidan tan fácilmente, empresas con beneficios que, ante situaciones coyunturales o tan solo una previsión de pérdidas, despidan sin ningún problema legal.» Y ha preguntado: «Si el Gobierno de Sánchez decide pasar esas líneas rojas, ¿PNV y EH Bildu van a seguir apoyando a este Gobierno?».
Cambio, reivindicación, sensación de que estamos ante una crisis absoluta, lucha, alegría también… y el Primer de Mayo ha pasado por delante de don Diego Lopez de Haro, con los sindicatos uno detrás de otro, juntos pero no revueltos, y después cada uno también ha cerrado la fiesta por su cuenta, unos ante el fundador de Bilbo, otros en el kiosco del Arenal, otros en el Ayuntamiento. Esto no se acaba aquí, vienen tiempos, parece, de cambio.