Escocia afronta las elecciones como fase previa a un nuevo referéndum
Escocia celebra el jueves, 6 de mayo, las elecciones al Parlamento, planteadas como una fase previa a un referéndum de independencia que llevan en su programa SNP, los Verdes y Alba. Todo apunta a que lograrán una mayoría independentista en la Cámara. A partir de ahí, chocarán con Londres.
«Son las elecciones más importantes en la historia de Escocia». Nicola Sturgeon, ministra principal escocesa y clara candidata a la reelección, ha repetido esta frase en todas y cada una de las comparecencias realizadas durante las seis semanas de campaña para las elecciones de este 6 de mayo al Parlamento escocés.
La convulsa época que viven las islas, donde han convergido el Brexit y el covid-19, completa el cóctel con unas elecciones que deben marcar el futuro de Escocia y todo el Reino Unido. Y es que a nadie se le escapa que esta cita con las urnas es una fase previa de un posible segundo referéndum de independencia.
Desde que el unionismo se impusiese en la consulta de 2014 el independentismo ha venido creciendo, hasta hacerse con la cabeza en la práctica totalidad de las encuestas realizadas en los últimos seis meses. Esto ha venido acompañado de críticas al SNP y, en concreto, a la gestión de Nicola Sturgeon, acusada desde diversos flancos de prometer mucho y hacer poco por organizar el referéndum. Tanto es así que el exprimer ministro escocés, Alex Salmond, tratará de volver al Parlamento de Holyrood con su nueva formación, Alba Party, con la premisa de reforzar una «supermayoría» independentista que haga inevitable un segundo referéndum. La «supermayoría», en Holyrood, hace referencia a dos tercios de la Cámara. Es decir, 86 de los 129 parlamentarios. Una apuesta muy optimista.
Las críticas dentro del independentismo y el enfrentamiento con Salmond debido a las investigaciones contra este último por supuestos abusos sexuales parecía que podían hacer mella en la líder del SNP que, sin embargo, ha salido muy reforzada de la campaña. Las encuestas la han presentado durante las últimas semanas como la líder política más valorada no solo en Escocia, sino en todo el Reino Unido, así como la mejor gestora de la crisis del coronavirus y esa figura se ha reforzado durante estas últimas semanas en las que se ha presentado como una gran estadista, la líder que necesita Escocia para salir de la crisis socio-sanitaria en la que se encuentra.
A los males que afectan al norte de la isla les ha puesto nombres: Brexit, covid-19 y Boris Johnson. Y la fórmula para curarlos pasa porque esa líder tan valorada tenga más poder y libertad de actuación. Algo que solo pueden conseguir a través de la independencia.
Todo hace indicar que la ciudadanía escocesa dará a las formaciones indepenentistas escocesas esa mayoría en la Cámara que piden para poner en marcha el referéndum. Las encuestas dan al SNP cifras cercanas a los 65 asientos necesarios para la mayoría absoluta. Una mayoría que podrá completar con los Verdes e, incluso, con la posible entrada en la Cámara de la formación de Salmond, algo en lo que no coinciden las distintas previsiones.
Con o sin Alba Party, todo lo que no sea una mayoría independentista en el próximo Parlamento de Holyrood sería una gran sorpresa.
Además, el Partido Conservador y el Partido Laborista no han desgastado al SNP y se han preocupado más por reproducir su enfrentamiento de Londres en Edimburgo y tratar de hacerse con el puesto de principal partido de la oposición. Las críticas a Sturgeon se han limitado a los deseos de esta de convocar el referéndum con argumentos como que «no es una prioridad» o que «volverá a dividir a los escoceses», nada que pueda hacer cambiar de bando al votante independentista. Por parte de los laboristas, no ha faltado la tradicional promesa de otorgar «más poderes» a Holyrood en gasto y empleo y mayor margen de maniobra a los ayuntamientos.
A ellos se sumarán los liberales-demócratas y, también aquí, la extrema derecha tiene alguna opción de lograr, por primera vez, algún escaño con la formación All for Unity.
El 7 de mayo, ¿qué?
Los resultados de las elecciones se conocerán durante la noche o la madrugada del 6 al 7 de mayo. Una vez se dibuje la disposición de la nueva Cámara, será el momento de ver qué pasa en Escocia.
El Gobierno del SNP ya presentó a finales de marzo el proyecto para un nuevo referéndum repitiendo la fórmula de 2014: La pregunta «¿Debería Escocia ser un país independiente?» y dos posibles respuestas, "Sí" o "No". La consulta se plantea para la primera mitad de la próxima legislatura, es decir, antes de que termine el año 2023, siempre y cuando se haya superado la pandemia. Hasta la fecha Sturgeon había apostado siempre por un referéndum acordado con Londres y esa sigue siendo su prioridad, pero el proyecto de ley no hace referencia a ese permiso que sí que se otorgó en 2014. Por el momento, se ha limitado a señalar que ante una clara mayoría independentista en el Parlamento escocés, Londres no podría negarse.
Los Verdes secundan esta postura, pero se han mostrado abiertos a «explorar un desafío legal» contra el Gobierno británico si se negaban a permitir que se llevara a cabo la votación.
También Alba Party ha apostado por no enrocarse en la negociación con Londres y, en caso de una negativa, buscar vías legales alternativas. En contraposición a las dos principales formaciones independentistas, el partido de Salmond aboga por poner en marcha ese camino «en la semana uno» del nuevo Parlamento.
Esas vías legales, hasta la fecha, tampoco se han concretado, más allá de una iniciativa popular que preguntó en el Supremo sobre el derecho de Escocia a organizar el referéndum, que no tuvo mucho recorrido.
Cansancio
De esta forma, estas elecciones se presentan como la mejor opción del independentismo para consolidar una mayoría que les lleve a ese segundo referéndum. Sin embargo, también puede ser la última oportunidad, dado que la sociedad escocesa ha mostrado ya su cansancio con la falta de concreción del SNP.
En las anteriores elecciones (2016) Sturgeon ya prometió un nuevo referéndum en caso de que hubiese una mayoría independentista, resultado que logró. Realizó la misma promesa al señalar que en caso de que el Reino Unido abandonase la Unión Europea y Escocia votase en contra (así lo hizo el 62% de los escoceses) sería «un mandato inequívoco» para el referéndum y en ninguno de los dos casos lo llevó a la práctica.
Si se cumplen las previsiones, Sturgeon tendrá su mandato. Falta por saber cuál será la ficha que moverá entonces.