En su primera comparecencia ante los medios de comunicación tras conocerse que el Papa Francisco le ha nombrado obispo de Bilbo, Joseba Segura, hasta ahora obispo auxiliar y administrador diocesano tras la marcha de Mario Iceta, ha destacado el «papel fundamental» de los laicos en la Iglesia como transmisores de la fe y ha abogado por articular modos para su participación.
En relación al papel del laicado en la comunidad, ha manifestado que siempre ha sido «fundamental», primero «como transmisores de la fe». «Yo estoy aquí, seguramente por muchas cosas, pero no por leer libros, porque conocía a personas en mi familia que vivían la experiencia de la fe como un valor y que indirectamente, más por su testimonio, me di cuenta que merecía la pena vivir así», ha añadido.
Segura, que tomará posesión del cargo el próximo 3 de julio, ha afirmado esperar que su nombramiento sea una «buena noticia» para la sociedad de Bizkaia, tras confesar que no se sintió «particularmente contento» cuando se lo comunicaron hace un tiempo. «¡Ojalá, metiendo lo menos posible la pata, pueda ser un buen pastor!», ha deseado.
En su intervención, ha recordado su origen de Bilbo, con «raíces arratianas por parte de ama» y familia afincada en el barrio de Errekalde. Según ha señalado, nació a la fe en la Iglesia de Bizkaia a la que siempre ha estado vinculado, incluso cuando ha tenido que vivir fuera.
Ha señalado que su mayor preocupación a largo plazo y la de «cualquier obispo» radica en buscar la manera de convencer a las nuevas generaciones de jóvenes de que «merece la pena seguir a Jesús» y al Evangelio.
«Contexto cultural difícil»
El prelado ha deseado que, en «un contexto cultural difícil para la fe», muchos jóvenes puedan ver que hay «una gran tesoro y proyecto de vida en el Evangelio que merece la pena escuchar, recibir y poner en práctica». Según ha lamentado, «la gente mayor que tiene vida de fe, la ha recibido de sus padres, pero eso se ha roto».
Segura ha vaticinado que a largo plazo, dentro de cincuenta años, la comunidad católica será más pequeña y «profundamente unida en su identidad de creyente». A su juicio, «no será socialmente tan reconocida en su entorno» y «no tendrá una fuerza pública tan grande, pero va a ser una fuerza significativa». Según ha considerado, la inmigración «va a transformar radicalmente una sociedad que tiene pocos hijos».
Ha explicado que una vez tome posesión del cargo no habrá obispo auxiliar en la diócesis y que en otoño se procederá a una renovación de los cargos y colaboradores más cercanos con la elección del vicario general y los vicarios territoriales. Una vez conformado el nuevo equipo, se abordará en el primer trimestre de 2022 el plan de evangelización diocesano interrumpido inicialmente por la pandemia.