El trofeo más preciado del mundo en la competición de clubes tendrá esta noche nuevo dueño. Nuevo e inédito, como lo es la final de la Women’s Champions League que acogerá el Gamla Ullevi de Gotemburgo (21.00, Gol). Será la segunda para el Barcelona, que en 2019 caía goleado en Budapest ante un Olympique de Lyon que este año ha hincado la rodilla tras adjudicarse los cinco últimos títulos, y la primera para un Chelsea cuyo techo estaba hasta ahora en las semifinales que alcanzó en 2018 y 2019.
Será también una final de campeones. El Chelsea conquistaba la pasada semana su segunda Liga, que no es poca cosa en una competición tan complicada como la WSL. Con el triunfo también en la FA Cup, el choque de Gotemburgo le da la opción de completar la temporada con el triplete soñado. También al Barcelona, clasificado para semifinales de Copa y que igualmente se aseguraba el pasado domingo su sexto título de Liga. En este caso con una superioridad insultante: a cinco jornadas del final y con tres partidos aplazados –hoy serán ya cuatro– todavía por recuperar, no hay ningún equipo que pueda alcanzarle ya.
Y es que nadie ha dado el salto de calidad que ha protagonizado el equipo azulgrana en los últimos años. El fichaje en su día de Duggan, ahora en el Atlético, de Mapi León o de Martens fueron el avance de lo que estaba por venir con la llegada de Oshoala, el regreso de Jenni Hermoso o, sobre todo, el fichaje de Graham Hansen. Todas ellas se unen a la base de la pujante selección española para completar una plantilla cuyo objetivo está ya muy lejos del campeonato doméstico, aunque su superioridad le permita aspirar, y casi siempre adjudicarse, a todo.
Esos nombres y su experiencia parecen convertir al Barcelona en favorito para hacerse con la Chamions. Pero no será porque vaya a tener un rival asequible enfrente. No puede serlo un equipo que se haya impuesto a City, Arsenal o United en la Liga. Y que también tiene nombres para presumir: desde Sam Kerr, que se acaba de adjudicar su sexta Bota de Oro –la primera en la WSL tras las que conquistó en la NWSL estadounidense y la W-League australiana– hasta Millie Bright, pasando por Melanie Leupolz o, sobre todo, Pernille Harder. Una jugadora extraordinaria, por la que el club londinense pagó un traspaso récord de 350.000 euros y que, tras sufrir la hegemonía de Olympique de Lyon mientras vestía la camiseta del Wolfsburgo –como su excompañera Graham-Hansen–, sueña con levantar un trofeo que sólo ha acariciado en dos finales perdidas. Y sin olvidar a Fran Kirby que, tras estar a punto de abandonar el fútbol por una pericarditis, acaba la temporada en un momento de forma espléndido.
Todas ellas estarán esta noche a disposición de Emma Hayes, tercera entrenadora que alcanza la final de Champions –las dos anteriores la ganaron– y que sólo cuenta con la baja de la lesionada Maren Mjelde para el choque. Lluis Cortés, por su parte, llega con la duda de Asisat Oshoala y las ausencias aseguradas de Andrea Falcón y Andrea Pereira por lesión, aunque se ha llevado a toda su plantilla a Gotemburgo donde, al contrario de en la final masculina, no habrá público en las gradas.